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  • Foto del escritorPiel Alterna

Tierra

Por Virginia Mesías



Una performance es una actividad artística que tiene como principio básico la improvisación y el contacto directo con el espectador, según el diccionario, según. Porque este año, este 20 de mayo, Cecilia Vignolo (Montevideo, 1971) y su Abrazo estarán enterrados en algún lugar de las 4 hectáreas de parque que rodean la ex casa-quinta de Máximo Santos, que desde 2006 es nuestro Museo de la Memoria que se encarga de “la promoción de los derechos humanos y la memoria de la lucha por la libertad, la democracia y la justicia social como conceptos culturales en permanente construcción” (explica la página web del MUME). Y justamente es lo que trae consigo esta performance: construcción, práctica y memoria. No hay improvisación en este acto, hay concepto, testimonio, permanencia. Pero la convocatoria al público no es abierta, no lo es por medidas sanitarias, claro; la interacción será a través de las redes del Centro de Exposiciones Subte desde las 11.00 de la mañana y del Centro Municipal de Fotografía que también cubrirá el evento este jueves en la 26ª edición de la Marcha del Silencio.



Foto: Virginia Mesías



Esta puesta en escena surgió en el año 2007 para el 2do Festival Internacional de arte del Río de la Plata, fue presentada en el parque Harriague de Salto y, como dice la artista: “crea un presente en el que se integra el pasado reciente, en un intento de aceptación y reparación imposible en su dimensión siniestra. Toda la tierra está cargada de restos de aquellos que murieron por mi libertad. Abrazo y escucho a la tierra como si los gritos pudieran atravesar las fronteras que conocemos, y el latido de un solo corazón pudiese llegar hasta el fondo del Río de la Plata.” No es la primera vez que Vignolo trabaja con la tierra y con su cuerpo hundido, atrapado en ella, o integrado. En 2006, la muestra Hay algo más que quiera decir involucraba también tierra y abrazos (sala M.E.C. para el Ministerio del Interior). “Coreografía para manos con esposas”, de 2007, fue parte de Concentrado acción dentro del Encuentro latinoamericano de performances (Dirección Nacional de Cultura, M.E.C.) y sus manos esposadas emergían de 3 metros cúbicos de tierra. Y en la inauguración del mismo MUME, también en 2007, presentó Volviendo el aire respirable, enterrada, con solo una mano hacia fuera y un hilo rojo que salía, entrelazado en sus dedos, para ingresar al museo.



Foto: Virginia Mesías



En otra acepción performance es rendimiento, la proporción entre el resultado obtenido y los medios utilizados. Tierra, césped y una persona, son los medios que menciona la ficha técnica de Abrazo: la persona es Cecilia, por supuesto, pero allí hay alguien más, una silueta en la tierra, oculta por la oscuridad dentro de los contornos del césped, figura que Cecilia abraza de ojos cerrados, como si estuviera entonando en secreto alguna canción de cuna nunca escuchada, nunca terminada. Porque son muchas más las sombras que vienen desde esa tierra y el abrazo recoge, rescata, revive. ¿Cuál es entonces el resultado de la acción este jueves 20 de memoria?


El testimonio, la certeza, la fe. El tránsito de cuerpos en la oscuridad que ascienden a través de los miembros enterrados, del tronco de los árboles en el parque, del ritmo de las hojas en el viento, de los ojos sorprendidos de algún espectador que llegue al museo sin ser llamado, o quizás si, convocado por otras voces, tantas otras porque se unen a aquellas que la leyenda sórdida del dictador que habitó el lugar nombra. La perfomance de los cuerpos es testimonio. La artista, la tierra, sus brazos y las sombras, son certezas. Fe en las sombras que se mueven de acuerdo al círculo del sol y la duración de la escena. Fe en los cuerpos y sus voces. Voces en la tierra.



Foto: Virginia Mesías



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