Texto y fotografía: Mariela Benítez

“Digo mirar con carácter, digo contar un mundo, digo tratar de entender.”
Leila Guerriero
La fotografía es una ventana, un cristal por donde miro y me miro.
“Algo” ahí afuera me atrae porque seguramente se conecta con “un algo” que está acá, dentro mío. Y en ese juego subjetivo de tiempo y espacio es que “sale la foto”.
Para Win Wenders fotografiar es un acto bidireccional porque el disparo hacia delante genera un contragolpe hacia atrás. Ese doble disparo complejiza a la fotografía, permitiendo, por lo menos, una doble lectura: del objeto fotografiado (o de su ausencia) y de quien lo fotografía.
Lo exterior e interior se conjugan en una imagen que muestra ese “afuera” pero que, a su vez, dice mucho del “adentro” de quién la captó:
“Aquí está en primer plano una mesa
llena de objetos diversos: un juguete,
unos lápices, hojas, un platillo.
En la foto siguiente están los mismos
pero no idénticos.
Ya la hora del día no es la misma
Alguien quitó el juguete. Hay una taza.
Y la luz cae, de diferente forma
sobre la ausencia.” Circe Maia

La ausencia se vuelve visible evocada en una fotografía. Y el deseo se vuelve latente.
No se trata, por lo tanto, sólo de registrar un mundo exterior, del que formo parte y que no me es indiferente.
Se trata de dotarlo de sentidos.
No siempre sale.
No siempre sale bien.
No siempre es bello y cómodo lo que sale.
Quisiera que imagen y palabra se encuentren, entrelazándose y me ayuden a decir e intentar comprender aquello que me atraviesa la piel.

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