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Disidencias

De la familia tradicional al reconocimiento de la diversidad:breves nociones sobre el debate en torno a la «crisis de la familia»

Texto: Juan Martín Sánchez¹ y Sheina Leoni Handel²

Fotografía: Mariela Benítez

No existe algo como la familia, solo las familias

Diana GITTINS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Diferentes sectores políticos presentan los cambios sociales como una muestra de la decadencia de la familia y de los valores tradicionales, y engloban como prueba de ello fenómenos tales como la transformación de los roles de género, la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario o la mayor visibilidad de la diversidad sexual.

Intentar definir con precisión el concepto de familia no es nada sencillo, incluso en las ciencias humanas se manejan diferentes acepciones del término. Siguiendo a Macionis y Plummer, podemos decir que una familia es: « […] una institución social que agrupa a los individuos en grupos cooperativos encargados de tener y cuidar a los niños. Estas unidades sociales se basan en el parentesco, definido como vínculo social basado en la sangre, el matrimonio o la adopción³».

 

 

 

 

 

Sin embargo, como los mismos autores señalan, la definición está sujeta a debate. Por ejemplo, podríamos hoy cuestionarnos: ¿es necesaria la presencia de hijos para que exista una familia?

Nuestro imaginario social está dominado por el concepto de «familia tradicional» (es decir, la familia nuclear formada por padre, madre e hijos), el cual nace de la sociedad burguesa de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX; pero que, pese a ser un constructo social, se nos presenta como una realidad ontológica inmutable, como si por fuera de ella no existieran familias.

Entendemos la familia como una realidad social e históricamente construida, lo central en ella es su carácter de grupo primario, dentro del que se desarrollan funciones como la socialización, la seguridad económica y afectiva, el cuidado de los hijos; el apoyo moral y psicológico. Funciones que se desarrollan de forma independiente al sexo, orientación sexual o identidad de género de sus miembros.

Este concepto engloba la diversidad de modelos familiares, entre los que podemos señalar: familias tradicionales, las familias extendidas (aquellas en las que se incluyen personas de diferentes generaciones), familias ensambladas (cuando se componen con agregados de dos o más familias), familias monoparentales (cuando solo hay uno de los padres a cargo), familias homoparentales (cuando se conforman con padres del mismo sexo), familias de elección (cuando las personas que la conforman no están necesariamente unidas por vínculos legales o de parentescos), entre otros.

El pasaje de la familia tradicional a la diversidad familiar es fruto de una serie de transformaciones sociales que han impactado en el relacionamiento social, sexual y afectivo de los seres humanos. Entre ellos, la transición demográfica, cambios en los roles de género, una disminución de la nupcialidad, un aumento de los divorcios, la postergación de la maternidad, etcétera, todos ellos vinculados con lo que Giddens⁴ denomina la sexualidad plástica, es decir, liberada de la visión exclusivamente reproductiva.

A la luz de estos cambios, ¿por qué entonces la familia sigue siendo objeto de disputa del discurso político? Porque es un aspecto central en la cosmovisión del orden social en el que los grupos conservadores centran sus esfuerzos por preservar el statu quo de las jerarquías en torno al sexo y el género. Al decir de Phillippe Masanet⁵, la referencia a «la familia» es uno de los mecanismos homofóbicos más tradicionales.

Detrás del discurso «profamilia» se esconde una estrategia a través de la que se construye un enemigo (a saber, la diversidad sexual y el feminismo), percibido como amenaza para el orden existente. El objetivo de esta narrativa es la relegitimación de la misoginia y la LGBTfobia en el ámbito social.

Es fundamental comprender estas modificaciones para elaborar un nuevo concepto de familia, que ha sido y es imprescindible, tanto en el pasado como en el presente de la humanidad. Podremos concluir con una idea digna de un nuevo debate: la familia no ha decaído ni está desapareciendo, simplemente se ha transformado.

 

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¹Juan Martín Sánchez nació en San Carlos, Uruguay. Es profesor de Historia en educación secundaria. Activista del colectivo Rainbow Families Uruguay.

² Sheina Leoni Handel nació en Montevideo, Uruguay. Es profesora de Sociología y Derecho en educación. secundaria y UTU. Es escritora y activista del colectivo Rainbow Families Uruguay.

³ Macionis, John y Plummer, Ken. Sociología. Madrid: Pearson, 2011.

⁴ Giddens A. La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas. Barcelona: Cátedra, 1998.

⁵ Masanet, Philippe. «Familia», en Diccionario Akal de la homofobia, editado por Louis-George Tin (dir.). Madrid: Akal, 2012.

Valores

Disidencias

Texto por Angélica Beatriz Ramírez Abella¹

Fotografía por Mariela Benítez

A la memoria de la gran compañera Élida Pintos,

que nos prodigó con sus valores de amor,

sororidad y solidaridad.

En primera instancia, quisiera compartir algunos aspectos que entendemos centrales a la hora de hablar de las expresiones culturales colectivas de origen, africanas y/o afrodescendientes, como son las comparsas. Sin duda, las características que se fueron dando en la esclavitud y en el periodo poscolonial adquirieron nuevos contornos, fundamentalmente se trata de un fenómeno que se tornó público, que tomó las calles, nada diferente a otras expresiones de América Latina, con la particularidad de que en Montevideo se desarrolló en el ámbito urbano, en el centro de la ciudad, con un anclaje barrial, con referencias y gestionado por familias, pero que se extiende a otras y otros construyendo lazos de identidad colectiva. Se convocan se organizan en más de un liderazgo, lo que posibilita que se dé una entidad particular de cada grupo humano.

El período de la dictadura rompe con estas características de anclaje barrial expulsando a familias enteras a los márgenes de la ciudad, lo que no quiere decir que estas formas de expresión tradicional de danza, toque y símbolos decaiga; por el contrario, se expande, crece y se multiplica creando nuevos cimientos con especificidades nunca antes vistas, más de una comparsa ya no pertenece a las familias tradicionales, otras familias se dividen y dan lugar a múltiples comparsas en el mismo barrio o cercanas.

Surge un nuevo fenómeno: el de las cuerdas de mujeres que se apropian desde nuevos sentidos de pertenencias y empoderamiento pleiteando espacios nunca antes ocupados por las mujeres. Sin lugar a dudas, hablan de que esta expresión libertaria toca fibras a la sensibilidad de nuevas generaciones. Estas situaciones arrojan nuevas tensiones en las que los «naturales» (personas afrodescendientes) ven con preocupación el desvío o distorsión de las formas de toques, danzas y cantos que, otrora, eran patrimonio de los grupos excluidos y discriminados para ser un patrimonio de otros colectivos y personas que también sienten el candombe como parte de su identidad colectiva. Estas tensiones siguen vigentes y son parte de los desafíos a los que una comparsa joven de un barrio tradicional como Palermo se enfrenta.

La comparsa es impulsada, dirigida por un hombre joven Diego Paredes Ramirez, hoy con 39 años, no perteneciente a las familias que vivían en los conventillos, quien no llegó a ver la tragedia de la expulsión, ni tampoco el sentido comunitario que regía previo a los desalojos, pero que aprendió a respetar y valorar a sus referentes —particularmente a su maestro Gustavo Oviedo (jefe de la cuerda tradicional de Ansina por más de treinta años)— y lleva con humildad y respeto un legado que entiende debe resguardar, preservar y enaltecer. Con el compromiso que será hasta que generacionalmente otras y otros tomen la responsabilidad que él, junto a otras y otros, asume hoy.

Los tamborileros de tradición africana aprenden desde niños a tocar observando, van junto a sus padres, tíos familiares mirando la desde el proceso organizativo, el armado de cuerda, los lugares y la formas de ejecutar el instrumento central de la cuerda, hombres y mujeres conocen las jerarquías y referencias de esa orquesta que se desplaza, pero cuyos códigos y roles son de conocimiento de todos sus integrantes.

El resto de las personas acompañan bailando, caminando, ocupando todo el espacio público, adelante, a los costados y atrás, en una procesión donde personas de todas las edades, géneros, razas, expresan un sentir lleno de musicalidad y expresiones corporales de danza y canto. Valores de Ansina surge de la mano de uno de esos niños que participaba de las distintas comparsas que surgieron a lo largo de su vida. Jugaba a las comparsas, como reza la despedida de Valores escrita por Lucas Lessa, como muchos de les niñes del barrio, quienes tienen juegos que reflejan su cultura.

Diego Paredes tenía en su haber el hecho de ser hijo de una mujer que desde su juventud elige el candombe como su expresión musical de lucha y resistencia: Chabela Ramírez Abella, ella se autodefine más que como una cantante, como una mensajera de la cultura del candombe, por lo tanto, cuasi naturalmente comienza, casi adolescente, a tocar con sus amigos, a salir y compartir los toques y la música que se convierte en la pasión que centraliza su vida.

Diego forma parte de una familia con profundo compromiso social y político desde sus abuelos y familia extendida, él explica en una nota que le pone el nombre Valores por los principios éticos inculcados particularmente por su madre. Entiende tempranamente que el candombe es más que toque, danza y canto: es una forma de vida, un ritual impregnado de la resistencia de un pueblo que lucha por sobrevivir y emanciparse preservando su esencia identitaria. Sabe que, como se ha hecho tradicionalmente y a lo largo de los años, la comparsa se convierte en una gran escena donde la cultura afro expresa su pensar, su sentir y su posición frente a una sociedad que le ha dado la espalda.

Las comparsas le cantan a sus realidades, a su contexto, con la diversidad de pensamiento y de visión que cada grupo humano posee. Valores es una comparsa joven que no se ajeniza a los cambios sociales que se transita y ha puesto en el escenario de carnaval aspectos que hacen del cotidiano de las personas, las tensiones, los colectivos invisibilizados, las temáticas como el racismo, el sexismo y la diversidad sexual, para sacarlos del closet y mostrar sus consecuencias en la vida de las personas.

Sin dudas, se trata de una comparsa disruptiva, que rompe con formas más tradicionales colocando nuevos relatos desde las generaciones que atraviesan nuevas disyuntivas sociales ideológicas y políticas. Su espectáculo 2023, Entre, da cuenta de ello, incursiona en realidades diversas (no binarismo) que interpelan a la sociedad y nos ponen en el desafío de tomar posición. Así lo hace, más allá de los resultados que los jurados definieron. La proyección de la comparsa proyección toma lo cultural como herramienta social y política, incursiona en aspectos de fuerte preocupación para la sociedad uruguaya, como es el fenómeno de las adicciones, realizando el «Candombe salud», espectáculos callejeros en el barrio, apelando al cuidado a través de buscar formas de acortar riesgos en el consumo problemático. Por otro lado, luego de muchos años reedita los festivales de candombe en Candombe Vivo, promoviendo un espacio de presentación de bandas jóvenes que incursionan en este género, y cuenta con apoyo del Gobierno nacional y el Gobierno departamental.

Valores Comparsa ha tenido un plantel de dirección en el que Diego comparte con Agustina Martínez, Gabriel Skliro y un gran equipo de componentes y técnicos de alta exigencia técnica y profesional han tomado la responsabilidad de llevar adelante, junto a un numeroso plantel joven, esta propuesta innovadora de profundo raigambre palermitano. Hay dos mujeres que marcan la diferencia y le dan una identidad única, ellas son: Chabela Ramírez, con su clara esencia candombera, mujer de tradiciones y defensora ultranza de la cultura afro, y Jimena Márquez, quien abre un campo de nuevos enfoques y quien, desde su profesionalismo, sintetiza en su propuesta artística una aguda mirada de la realidad que nos circunda. El rápido ascenso de Valores en las premiaciones los encuentra entre las comparsas que definen, ocupando los primeros lugares.

Todos estos aspectos tienen como correlato que cada domingo cientos de jóvenes de todas las procedencias, razas y géneros acompañan su salida tradicional disfrutando de una comparsa que se ha tornado de referencia.

En una composición intergeneracional, interracial, que promueve la equidad de género y la inclusión, que sostiene las formas tradicionales esenciales y se abre a nuevos caminos donde explora y avanza a un compromiso social con aquellos sectores históricamente postergados. El carácter periférico de la comparsa va tomando un rumbo hacia la centralidad. Su trabajo en equipo, mujeres y hombres aportando en igualdad de condiciones en todos los ámbitos de la comparsa —tanto desde lo organizativo como desde el aporte humano de cada une de sus integrantes— son la clave del éxito de este bello grupo humano. Sus principios rectores establecen que, más allá de la competencia en términos carnavaleros, la cooperación, la solidaridad y el cuidado de las personas se tornan ejes claves de una sociedad que necesita de nuevas apuestas. Nuevas voces, nuevos tiempos, pero siempre: ¡Valores!

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¹ Angélica Beatriz Ramírez Abella nació en 1958 (65 años). Está formada en trabajo social (sin finalizar). Experta en racismo y afrodescendencia, género y gestión pública. y descentralización territorial. Integración al Grupo de jóvenes año 1973-1978 de la Asociación Cultural y Social Uruguay (ACSUN). Integración de la secretaria Ejecutiva de ACSUN (1984 a 1987). Integra el Concejo Editor de la Revista Mundo Afro.(1988). Cofunda Organizaciones Mundo Afro 1989. Impulsa el Grupo de Apoyo a la Mujer Afro (GAMA) 1989. Impulsa el Programa de Mujeres Negra de Mundo Afro. (1989) Delegada por Mundo Afro al Primer Encuentro del Cono Sur (1990). Delegada por Mundo Afro Al Encuentro Nacional de Organizaciones Afro (1990). Delegada al Primer Encuentro de Mujeres Negras ,Afrolatinas y Afrocaribeñas , República Dominicana, 1992. Delegada por el Cono Sur por la Red de Mujeres afrolatinas ,afrocaribeñas y de la Diaspora, 1992 al 2006. Jefa del Departamento de Mujeres Afro del Instituto Nacional de las Mujeres 2006 -2009. Directora Nacional del Instituto Nacional de las Mujeres 2010 -2014. Directora de descentralizacion (División de DDHH)2015 -2017. Directora de División de DDHH 2018 -2020. En 2018 fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Montevideo. Premiación Nelson Mandela (Ministerio de Educación y Cultura). Durante el 2021 Asesora del Municipio B. Es madre de cuatro hijas, abuela de ocho nietes y bisabuela de una bisnieta.

Dissidenz

Normal soy yo

Texto por Ana Núñez 

Fotografía por Virginia Mesías

Esa noche yo decidí irme. Nos dijeron «será para otra vez, compañeros», y fue la vez que estábamos tan ilusionados. Era el año 1994. Pensé que íbamos a tener un cambio y yo había jurado que esa noche, si perdíamos, me iba a ir. La razón no estuvo relacionada con mi sexualidad —si bien los tiempos no eran iguales a los de ahora, afortunadamente no sufrí discriminación de ningún tipo—. Si la raíz de tu vida, que es tu familia, te apoya, te da confianza y te dice que el que te quiera, bien, y el que no, que marche, y que respetes para que te respeten, ya desde ahí se comienza a ser más madura. Nunca estuve pendiente de si me aceptaban o no. Si son mis amigos, me van a aceptar, no me van a juzgar si me ven feliz, si me quieren de manera sana: esto fue lo que tuve desde la cuna y desde la raíz. No sufrí tanto el tema porque en mi casa me educaron así, aunque cuando dije que me gustaban las chicas, que yo creía que era lesbiana, fue un asombro, obvio. A pesar de que yo soy de izquierda, mi padre era policía; nunca fue duro conmigo, no sufrí discriminación por su parte. En los noventa, a mis novias las traía a casa. Los tiempos estaban un poco revueltos, no hacía tanto que habíamos salido de la dictadura, preferían que yo estuviera en casa y no por ahí.

 

Pero estaba decepcionada con Uruguay, estaba entusiasmada con mi militancia de izquierda a pesar de que significara enfrentarme a mi padre. En aquella época creo que vivíamos todos con más fuerza. Recuerdo caminar por 18 de Julio en la ciudad de Paysandú, con Tabaré Vázquez al lado, e ir con el pecho tan grande, tan orgullosa, que se lo conté a todo el mundo. El llegar a la plaza Artigas y ver la gente, las banderas… Llegué a llorar, viví la política muy fuerte. Hay temas de los que uno no sabe ni entiende, pero, en ese tiempo, era la revolución en mi cuerpo lo que sentía: emoción, rabia, ganas. Hay cosas que son inexplicables.

El trabajo fue el motivo principal para emigrar. Soy aventurera y me gusta conocer cosas nuevas. Siempre trabajé en la cocina. Primero estudié tres años en el Instituto Gastronómico de Buenos Aires, de cocina internacional, para irme a España. Todo lo que quise, lo planifiqué y lo hice. Pasé por Buenos Aires a estudiar y reunir dinero, porque en aquel entonces no podía irme de un día para el otro; empecé de abajo. Viví allí seis años. Amo mi profesión y, a partir de ella, estudié sobre vinos, maridajes y fusiones, hice cursos de deshuesar jamón, por ejemplo, siempre dentro de mis historias de profesión. Yo creí que no iba a poder progresar en Uruguay como quería: soy ansiosa, no me gusta quedarme. Al día de hoy, sí que logré lo que quise, pero se sufre mucho, la distancia cada día es más dura. En la academia me decían: «Si querés ser alguien algún día, tenés que ser humilde, empezar de abajo. Vas a limpiar platos y a limpiar campanas y a limpiarle los zapatos a los cocineros durante diez años mínimo para empezar a subir», y eso es así. Nunca me creí que era una chef, o sea, un título no me hizo la profesión, la hicieron los años, el quemarme, el estar diez horas o doce horas con mesas de cien u ochenta comensales. Hay que ser muy dura y constante para llegar a ser alguien en algún momento.

 

Si damos un paso para atrás, lo que me dijeron en la academia me lo tomé en serio. Me lo tomé muy en serio y por suerte, porque fue así. Me recibí de chef en Buenos Aires en 2003, me fui y es verdad que el título no servía para nada sin experiencia. Soy quien soy gracias a la gente que me educó trabajando. Llegué a pasar mal y a estar en situaciones difíciles, varias veces quise volver y me di cuenta que acá lo tenía todo. Los inicios son difíciles y lo afectivo me llevó al extremo. Pero mi orientación sexual no me complicó en lo laboral, soy una persona que pone un límite entre lo profesional y lo personal y, veinte años después, habiendo enfrentado cualquier tormenta, soy jefa de una cocina con personal a cargo que implica, para mi forma de ser y pensar, tener que separar totalmente. Si quiero y necesito que se me respete, soy estricta y mi trabajo tiene que ser así, porque alguien impuntual, desprolija, que beba o fume durante su horario no corresponde.

 

No sufrí discriminación porque yo no lo permití. En mi casa no me manda nadie, en mi trabajo tengo jefes. Respeto ciertas normas sin involucrar mi vida personal. No me vinculo con ninguna persona del trabajo, mi vida privada es privada y puse una línea divisoria de la cual mi equipo no pasa, y yo tampoco. Sí sufrí una discriminación muy fuerte en mi vida personal, en una relación: diferentes clases sociales, una familia española frente a una inmigrante latina, trabajadora. Pero esa es otra historia.

Crónica de un deseo

Texto por Rodrigo Borda¹ 

Fotografía por Virginia Mesías

Siempre fui gay, desde mi cuaderno escolar con recortes de prensa de Tina Turner, pasando por bordar desde niño en secreto (que diga que bordo, no necesariamente significa que haya aprendido a hacerlo bien). Fue pensando en la historia de mi deseo que busqué sus primeras apariciones, y el viaje me remitió allí.

 

En la infancia es cuando comienzo a desear de manera abstracta. Abstracta quizás no sea el mejor adjetivo para indicar que esas fantasías eran sentidas como posibles realidades. Me proyecto coreando en grandes escenarios, aprendo canciones y, con la aparición del VHS, ensayo coreografías. Mezclado entre juegos y utopías de niño, al deseo lo ubico primero como pulsión, antes de convertirse en objetivos y objetos. Cuando la carga de inocencia va cambiando por experiencia, comienza a limitar y volver más concreto al objetivo/objeto del deseo.

 

«Siempre fui gay», significa ser predisidencias, prediversidad. La opción posible, no a mi alcance, era llamada closet. Desde antes de la pubertad me acompañó una etiqueta, no creo necesario hacer el ejercicio de recordar exactamente desde cuándo. Ya que lo importante es ahora resaltar que el deseo sexual es de aparición tardía dentro de los objetos/objetivos del deseo. Puedo identificar como un deseo fuerte y claro que la etiqueta, impuesta desde les otres, así como apareció, desapareciera.

 

Las etiquetas no hacen a las personas. Sí influyen en el desarrollo de la personalidad. La sexualidad estuvo presente mucho antes del deseo sexual, la asignación de les otres despertó mi curiosidad. La falta de referentes signaba la soledad, y las pocas referencias a la vista no eran muy optimistas.

 

Cierro los ojos y puedo recordar perfectamente la cocina a media tarde, el televisor Grundig Color, nuevamente un VHS y la sensación, que hoy podría asociar a un orgasmo, cuando Almodóvar con su Ley del deseo² me cuenta que existíamos. El nuevo mundo que me estaba mostrando no parecía Disney, pero estábamos en él y podríamos sobrevivirlo.

 

Ahora coexisto con una realidad que se va liberando de etiquetas, destinando su uso a lo reivindicativo. No soñaba de niño ni de adolescente con un objetivo tan concreto y alcanzado como los actuales «niveles» de naturalización de la diferencia. La lucha en colectivo hace vislumbrar victorias, el hecho de no existir más en soledad y en secreto no es reversible. Existen y se quedan referentes en todos los ámbitos de la sociedad. Esta revolución ya ocurrió. Podrán volver a variar los discursos y los usos de las etiquetas a lugares tanto imaginables como inimaginables, a lo que habrá que acompañar con atención como colectivo. Se actualizan mis deseos.

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¹Rodrigo Borda (Canelones, 1973) es Licenciado en Artes Plásticas y Visuales, Licenciado en Ciencias de la Comunicación, director de arte de cientos de publicidades, videoclips, cortometrajes y largometrajes nacionales e internacionales y docente de dirección de arte.

²Almodóvar, Pedro, director. Ley del deseo. El Deseo, 1987.

El dolor es una imposición, una construcción social

Texto por Thomi Berton¹ 

Fotografía por Virginia Mesías

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El dolor se percibe y se siente a diferente escala dependiendo del ser que lo carga, dependiendo de quién nos lo carga; por eso, hay diferentes maneras de sentir un mismo dolor.

Hay dolores que con el tiempo duelen menos y otros dolores que nunca se pasan.

Hay dolores que ayer nos desgarraron y hoy, tiempo después nos dan gracia.

Hay dolores físicos, hay dolores emocionales, hay dolores sociales, familiares y culturales.

Hay dolores fuertes, los hay también silenciosos, hay dolores que traemos de nuestros antepasados cual carga kármica, hay dolores profundos, dolores del alma.

Como dijo Cesar Vallejo en Los heraldos negros, hay dolores causados por los golpes que «abren zanjas oscuras/ son las caídas hondas de los Cristos del alma»

Somos hijes del dolor

El primer dolor que mamamos es el dolor del ser que nos trae al mundo. El dolor físico que acompaña al cuerpo a la hora del parto es, popularmente, el más conocido. Pero el dolor del parto va más allá del dolor físico genérico. Somos hijes del dolor de un parto no deseado, del dolor de un parto culposo, del dolor de un parto buscado, del dolor del parto por  «error», somos fruto del dolor de un parto calentito y también del parto hambriento, sediento y sucio.

Somos hijes del dolor, nos enseñan y nos adiestran bajo el mandato del sufrimiento. Nos imponen la obligación de aprender a resistirlo y cargar con él, aunque la fuerza del cuerpo no alcance y la pena nos desborde. Es el mismo mandato de sufrimiento el que nos lleva a situaciones extremas en las que la dolorosa cotidianeidad no se aguanta y el flagelo de terminarla y abandonar el sufrimiento nos trae realidades en las que el dolor impuesto termina valiendo más que la libertad y pesa más aún que la propia vida.

Venimos del dolor, nacemos con dolor, aprendemos que toda vida que valga la pena debe ser dolorosa y sufrida, nos creemos eso que nos dicen de chiquites, eso de que tenemos que sacrificarnos, idealizando nuestros dolores y miserias porque —según dicta el mandato— la vida debe ser sacrificio, porque nuestros ancestros se sacrificaron, porque nos enseñaron que el sacrificio, por más doloroso que sea, dignifica.

El dolor es discurso de victimización y es método de supervivencia, pero el dolor también es doctrina. Esta doctrina proviene de la tradición cultural judeocristiana en la que el sacrificio doloroso asegura el lugar en el paraíso, en la que los dioses se han sacrificado derramando su sangre por la humanidad y esta debe devolver ese sacrificio y dolor para honrarles, discursos que llenan las arcas de las instituciones religiosas que se convierten en espacios de opresión a las comunidades más débiles.

Este concepto permea toda la cultura que genera constantes dolores a la otredad sin medir la magnitud de ellos, hasta creando un discurso de odio que busca subordinar a quien es sujete de ese discurso y sacarle de la clase para colocarle fuera de toda clase, convirtiéndole en une desclasade o paria generando el dolor de no pertenencia.

El dolor da miedo, viene del miedo, se alimenta de las creencias impuestas y de las carencias que nos enseñan a cargar con dolor, pero sin motivarnos ni compartirnos las herramientas para salirnos de ellas. Nos acompaña durante toda nuestra vida y en el trayecto de esta sin importar las creencias, la raza, la etnia, el género, la edad u orientación sexual.

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Pedimos y deseamos llegar al ocaso de nuestras vidas sin él. Morir sin dolor, morir en calma, morir antes de doler. Para muches, hablar de la muerte es llenarse de miedo al pensar que pueda pasar después. Para otres, la incertidumbre de partir es el miedo de no saber si cuando muera voy a sufrir. La muerte es ese dolor que nos acompaña toda la vida sabiendo que cada día que vivimos nos acercamos más al final o a lo que creemos que es el final y, como nos enseñaron que la muerte es dolor, nos genera miedo; es a raíz de ese miedo es que aparece otro dolor, el enemigo, el tiempo: «Oh dolor, oh dolor, el tiempo come la vida» dice Charles Baudelaire en El enemigo. El tiempo, entonces, se vuelve aún más doloroso sabiendo que nos va quitando vida y no podemos detenerlo, pero sí aprovecharlo, animándonos a destruir las creencias impuestas, rompiendo el miedo a la o las muertes, haciéndonos fuertes desarmando lo que la sociedad ha armado para generar dolor, resistiendo, resiliendo, racionalizando lo impuesto y, de esa forma, romper ese miedo que causa dolor.

El primer dolor al que me enfrenté fue gracias al miedo impuesto, tan impuesto como ese mismo dolor. Dolor hijo del mandato que te hace sentir la presión, la obligación de deber ser. Deber ser lo que nos imponen, lo que quieren y esperan que seamos, esclavos del deber anhelando el poder ser.

De chiquita, adoraba bañarme de short bajo el chorro de agua de la manguera que colgaba en la cuerda de ropa, esos días de verano que sofocaban el pueblito de Tarariras, allá por los años dos mil y pico.

Todo estuvo bien cada verano hasta los cinco o seis años. Ahí conocí mi primer dolor, intentaban convencerme de que antes «no pasaba nada» porque era una niña chica y mi cuerpo «era igual al de mi sobrino», pero que a partir de ahí me estaba haciendo grande y debía comenzar a tapar mi cuerpo. «Los nenes no tienen tetas, por eso pueden estar sin remera. Las nenas no pueden mostrar las tetas, está mal».

Con esas justificaciones que mi entorno había aprendido y creía correctas, entendí que debía aprender a «ser nena» porque me enseñaron que eso debía ser. Me obligué a forzar mi esencia, quien yo realmente era, lo que me hacía feliz, lo que me daba vida, lo que me gustaba.

 

Hasta los doce años jugué a la pelota cada mañana contra la pared del frente de casa, a veces, cuando estaba con mi sobrino y hermano mayor o cuando los demás niños del barrio no me molestaban, también me animaba a pelotear en la canchita del baldío, donde me sentía libre cada vez que pisaba.

Insistí mucho para que me dejen hacer fútbol en algún cuadro del pueblo, pero fue a los doce cuando entendí que el no era porque «yo era nena», «el futbol es cosa de hombres» y «mirá si te pegan». Nunca más quise jugar a la pelota, a veces la levantaba en el fondo de casa un rato, pero no quería que me vean.

Mi primer dolor fue impuesto, nadie me dejó ser. Pero es que nadie sabía que ser, sin importar en que piel, siempre está bien. Imposiciones sí, creencias, miedos. No justifico a mi entorno, pero tampoco lo culpo ni lo condeno. Ellos, al igual que yo, aprendieron lo que les enseñaron, con las herramientas que tuvieron.

La sociedad se esconde tras un mandato de réplica que nos quiere formar con su molde a todes por igual, incluso desde antes de nuestro nacimiento, para que seamos un número más, una copia del anterior.

Como personas trans, tenemos el gran desafío de interpelar los mandatos tradicionales y obligatorios de la hegemonía patriarcal, cuestionar los privilegios, buscar espacios de reflexión y de deconstrucción de la matriz patriarcal, generar herramientas de autocuidado para quienes aún hoy por estos mismos mandatos, no pueden expresar su identidad de género. Como personas trans, debemos ser capaces de percibir y reconocer los desafíos para un cambio estructural.

 

La sociedad dictamina que tode aquelle que se salga de lo esperado, del molde que la matriz crea y multiplica, será libre solo con la fortaleza de ir contra la estructura toda, pagando de por vida el doloroso precio del ser por querer y no por imposición, y quien no tenga las herramientas, la fuerza y valentía de ir contra el gran monstruo también será condenado al dolor de por vida, pero con un dolor más inmenso aún, el deber ser para encajar, aunque eso signifique dejar de ser une misme y despedirse de la felicidad.

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¹Activista, militante por los Derechos Humanos, transfeminista, poeta popular. Integra Corpora en Libertad, una red de trabajo con personas LGBTIQ+, privadas de libertad.

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Autoficción: hacia un teatro introspectivo y estético

Texto por Sergio Blanco

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Fotografía por Virginia Mesías

En esta oportunidad, hemos elegido entrevistar a Sergio Blanco (1971), dramaturgo y director teatral franco-uruguayo. Algunas de sus obras son Kiev, Opus sextum, Kassandra, Tebas Land, Ostia, La ira de Narciso, El bramido de Düsseldorf, Cuando pases sobre mi tumba, Memento mori, entre muchas otras. Nos cuenta acerca de su vivencia respecto a la identidad y a la belleza, y su relación con estos conceptos en la vida y en la creación artística.

 

Sobre las multiplicidades del yo

 

Me multiplico porque me gusta reproducirme al infinito. Me gusta la idea de saber que puedo ser varios a la vez, es decir, que hay varias versiones distintas de mí. Me da seguridad pensarme de forma múltiple.

Siempre digo que el yo no existe, sino que lo que existe es una multiplicad infinitas de yoes. Tengo la convicción de que no soy uno, sino varios o varias. Algo así como si estuviera integrado por las distintas piezas de un puzle. Y te diré algo más: las distintas piezas de un puzle que no encajan necesariamente entre sí. Esto último me seduce mucho, me gusta sentirme dislocado, desarticulado, desvertebrado. Es por esto mismo que la noción de individuo no me atrae mucho: no me siento un ser indivisible, sino todo lo opuesto, es decir me siento un ser divisible en mil pedazos. La noción del estallido me parece hermosa. Me gusta mucho sentirme un ser divisible en mil pedazos que incluso entran en contradicción. Detesto la idea de la unidad o de la coherencia del ser. Siempre repito que mis diferentes yoes de alguna manera están en permanente colisión entre sí.

 

En ese deseo de multiplicarme al infinito, me gusta la idea de dar con esos yoes oscuros que también me integran. Tengo muchas zonas oscuras y me gusta muchísimo ahondar en ellas. Desde niño siempre pensé que la oscuridad era tan interesante como la luz. En estos días, por ejemplo, estoy pensando en escribir un texto en donde me pueda inventar en tanto que asesino, no sé, tengo ganas de experimentar el horror de quien comete un crimen. Pienso que debe de ser algo fascinante. Y entonces pienso que imaginarme como criminal me va a permitir experimentar un nuevo yo que nunca he probado aún.

 

Pensar en la belleza dentro del proceso creativo

 

No sé si soy yo quien piensa en la belleza o si es ella quien piensa en mí. En todo caso, la belleza está siempre muy presente en mi escritura, en mis puestas, en mis trabajos, en mis clases, en mis semanarios, en mis conferencias. No sé mucho lo que es la belleza. Y, al mismo tiempo, tengo bien claro lo que es. Con la belleza me pasa lo mismo que le pasaba a San Agustín con el tiempo cuando decía que sabía perfectamente lo que era pero que se sentía incapaz de explicarlo. Yo también sé lo que es la belleza, pero me siento incapaz de definirla o de explicarla. De todos modos, me gusta tratar de alcanzar la belleza, me gusta aspirar a ella, tender hacia ella.

En mi último texto, Zoo, en un momento el personaje de la veterinaria Rozental le pregunta a mi alter ego: «¿De dónde viene esa obsesión por la belleza?», y mi alter ego le responde: «Es algo que nos obsesiona a todos, ¿no?». Yo creo que todo ser humano está obsesionado o habitado por la idea de la belleza. Creo que uno de los sentidos de la existencia es tender hacia lo bello. Ahora bien: ¿qué es lo bello? No tengo idea. Y sin embargo lo sé reconocer sin ningún problema.

 

La idea de la belleza en el proceso de escritura está ahí, en algún lado. Mientras estoy trabajando —ya sea escribiendo o dirigiendo—, de golpe, algo en mí me dice: «Eso es bello». Y entonces lo registro. Es como si hubiera algo en mí que es capaz de detectar lo bello. Inmediatamente lo comparto con mis equipos y con mis colaboradores. Es algo que aparece de golpe, que no siempre es provocado o buscado. Es muy extraño. Te diría que es algo que acontece, que se produce de pronto, y, una vez que aparece, lo que hago es concientizarlo para que podamos darnos cuenta. El surgimiento de la belleza es como una especie de epifanía: es algo que sucede de golpe. Por eso siempre digo que cuando escribo o cuando dirijo, me es sumamente importante poder estar muy concentrado para ser capaz de poder detectar esa belleza con precisión y rapidez.

 

La belleza es siempre una convención, pero que, paradojalmente, no tiene reglas claras. Y es por esto mismo que no es algo fácil de lograr o de alcanzar. Es una verdadera paradoja: se trata, sin lugar a dudas, de una convención, pero sin reglas. Por otro lado, yo creo que nunca trato de desconfigurar nada, al contrario, te diría que todo mi trabajo es tratar de configurar. Por eso mismo, ni bien siento que estoy ante algo bello, inmediatamente lo que hago es configurarlo.

 

El cuerpo, la sexualidad, el arte y la belleza

 

La tríada entre cuerpo, erotismo y sexualidad es extraordinaria. Es como si fuera una especie de Santa Trinidad en donde se dan cita tres entidades fascinantes que están condenadas a entrelazarse hasta el infinito. Y es cierto que en mis textos el cruce del cuerpo, el erotismo y la sexualidad es una constante, pero ¿cómo no abordar esta tríada a la hora de buscar hablar de los seres humanos? Creo que el cuerpo es lo que nos contiene —una especie de continente—, que el erotismo es la manera en que este cuerpo se organiza y que la sexualidad es una de las posibilidades de articularlo. Y si bien, como mencioné anteriormente, no sé mucho definir lo que es la belleza, sin embargo, sí soy consciente de que la belleza tiene mucho que ver con todo lo que es continente (es decir, forma), organización y articulación. Esto es lo que hace que, a mi entender, la belleza, que es muy frágil, tenga tanta importancia en el ser humano. A mí me resulta imposible hablar de las personas sin evocar estos temas que son constructores de nuestras subjetividades y de sus múltiples experiencias, es decir, constructores de relatos.

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Fotografía por Masiar Pasquali

El miedo a morir y perder la belleza del cuerpo material

 

Creo que sí, que todos tenemos estos dos miedos, ¿no? Quien no tiene miedo de morir, que arroje la primera piedra y quien no tenga miedo de perder la belleza de su cuerpo —porque todo cuerpo tiene su belleza propia—, que se arroje entonces a sí mismo una piedra. Me parece que todos tenemos estos dos miedos y creo que está bien que así sea. Tenerle miedo a la muerte quiere decir que tenemos ganas de estar vivos. Y eso es algo positivo. El tema es que, al mismo tiempo, que tenemos que aprender a vivir con ese miedo, paralelamente tenemos que prepararnos para la muerte porque tarde o temprano, la muerte será una cita ineluctable. Y entonces ahí es en donde cada uno tiene que ir elaborando, de forma muy personal, este asunto de cómo prepararnos para esta cita. En lo personal, voy tratando de que ese miedo vaya disminuyendo y que, poco a poco, vaya siendo reemplazado por otras cosas como, por ejemplo, la curiosidad.

 

Y en lo que se refiere a la pérdida de la belleza del cuerpo, también es algo que de a poco hay que ir aceptando. Yo no utilizaría la idea de la «pérdida», porque no creo que la belleza se pierda, sino que utilizaría la idea de la transformación. Me gusta pensar en la idea de que la belleza de un cuerpo se va transformando en otra cosa. La aparición de los signos o de las marcas del pasaje del tiempo en un cuerpo tiene algo muy bello. Pero es algo que hay que ir contrayéndolo, pensándolo, elaborándolo. Y entonces la idea de pérdida —que siempre supone una idea de dolor o desgarro—, puede ser reemplazada por la idea de transmutación o de conversión, que son ideas hermosas. ¿Y si dijéramos, por ejemplo, que el cuerpo no pierde su belleza, sino que la transforma? El cuerpo podría ser de esta manera un espacio metafórico, es decir, un territorio que acepta la noción de la mudanza en sí mismo.

 

El registro de la búsqueda de la belleza en la obra de arte y su recepción

 

Yo estoy absolutamente convencido de que la búsqueda de la belleza queda para siempre grabada en el ADN de toda obra de arte para que esa pesquisa sea retomada mucho tiempo después por el receptor que se enfrenta a esa obra. Cuando contemplo una pintura rupestre de hace miles y miles de años, siento que, poco a poco, me empieza a llegar desde un tiempo muy lejano la belleza que buscó la mano de la mujer que realizó esa pintura en las cavernas. Y cuando escucho un fragmento de (Claudio) Monteverdi me sucede lo mismo. O cuando miro un cuadro de (Joseph Mallord William) Turner. Cuando me enfrento a una de sus telas, voy dejando que la belleza del mar que Turner buscó en su pintura pueda pasar a mi cuerpo. Y cuando leo un poema de Idea Vilariño, me dejo impregnar de esa búsqueda de belleza que la poeta alcanzó al enhebrar las palabras. La experiencia artística es dejar que la búsqueda de la belleza de otros logre pasar a nuestro cuerpo. Por eso mismo, siempre insisto en que toda experiencia artística es algo absolutamente corporal: mi cuerpo por medio de mis sentidos recibe y hospeda el trabajo de otra persona. Es algo extraordinario, ¿no? Creo que de esta manera el arte logra inmortalizar la belleza, es decir, la va pasando de un cuerpo a otro cuerpo por los siglos de los siglos. El arte, de este modo, podría ser el único antídoto contra la muerte de la belleza, ¿no? Podríamos decir que el arte es lo único logra volver inmortal a la belleza. La belleza del lenguaje de Virginia Woolf ahora vive en mí y mañana vivirá en las hijas de nuestras hijas. Amén.

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Fotografía por Virginia Mesías

Alter, Ethnizität und Schmerz

Text von Fernanda Olivar. Fotografie von Mariela Benitez

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Diejenigen von uns, die das Privileg haben, unsere Großmütter zu haben, wissen, dass das Alter keine leichte Phase ist. Meine Großmütter sind ältere Erwachsene zwischen 82 und 92 Jahren, schwarze Frauen, die zu Beginn des letzten Jahrhunderts in Familien geboren wurden, die in strukturelle Armut versunken waren, die umgeben von Geschlechtervorgaben und einschränkenden sozialen Erwartungen aufwuchsen, die sie zwangen, sogar die Verantwortung der Erwachsenen zu übernehmen Säuglinge sein. Beide haben erst wenige Jahre Grundschule abgeschlossen, können lesen und schreiben, haben als Kinder mit etwa neun Jahren in einem „Familienheim“ angefangen zu arbeiten. Eine von ihnen schaffte es, sich einen Beruf aufzubauen und sogar als Näherin in Rente zu gehen, die andere verrichtete bis zum Ende ihres erwerbstätigen Lebens weiterhin prekäre Betreuungsaufgaben. Die eine wurde mit fünfzehn Mutter, die andere mit dreißig.

 

Obwohl sie nur zehn Jahre voneinander entfernt waren, nahmen ihre Leben sehr unterschiedliche Wege, da die sich ihnen bietenden Möglichkeiten, obwohl sie einen ähnlichen Ursprung hatten, unterschiedliche Ergebnisse für den einen und den anderen bedingten. Heute spiegeln ihre Gesichter die Müdigkeit dieses widerstandsfähigen Lebens wider. Seine Hände sind Landkarten des Lebens, in seinen Körpern gelang es ihm, Erfahrungen abzubilden.

 

In der Familie sehen wir, wie das psychische Wohlbefinden der Großmütter abnimmt, da Verwandte, Söhne, Töchter, Freunde – also die Bezugsgruppe – fehlen, die soziale Landschaft verödet und die Möglichkeit fehlt Lebensentwürfe nach eigenen Motivationen und Interessen zu wählen und zu entwickeln, können ältere Erwachsene nicht das volle Erwachsensein erreichen.

 

Das tägliche Leben älterer Menschen – Bedürfnisse, Anforderungen und Herausforderungen – ist das Fehlen von Sozialpolitik, selbst bei Analysen, die die Altersdimension einbeziehen. Bei der Analyse der Bevölkerungsdaten von Uruguay lässt sich deutlich ein deutlich größerer Anteil von Kindern und Jugendlichen in der afro-uruguayischen Bevölkerung feststellen als in der übrigen Bevölkerung, gekennzeichnet durch Ungleichheiten beim Zugang zu grundlegenden Dienstleistungen, wo dies ein Erwachsenenalter ist als Situation gefestigt wird und dies dazu führt, dass ältere Afrikaner generell eine geringere Lebenserwartung haben.

 

Es ist dringend notwendig, über Wiedergutmachungsmaßnahmen für diejenigen nachzudenken, die, nachdem sie in jungen Jahren unter Bedingungen extremer Arbeitsplatzunsicherheit, ohne soziale Rechte und ohne Arbeitsschutz begonnen haben zu arbeiten, heute gezwungen sind, weiter zu arbeiten, um ihren Lebensunterhalt zu bestreiten, da sie dies nicht getan haben während ihres Erwerbslebens Rentenbeiträge erwirtschaften. Heutzutage gibt es nur wenige Organisationen der Zivilgesellschaft, die ältere Menschen zusammenbringen, die meisten der Organisierten sind Bezugspersonen für die soziale Bewegung, aber es gibt nur sehr wenige Organisationen, die die Stimme älterer Menschen in der Gemeinschaft in ihre Reihen und direkten politischen Aktionen aufnehmen .

 

Einige der Forderungen konzentrieren sich auf die Verbesserung der Lebensqualität, der psychischen Gesundheitsfürsorge, der Wahrnehmung sexueller Rechte, der sozialen Sicherheit und der wirtschaftlichen Autonomie. Im Afro-Alter müssen wir außerdem die Folgen des strukturellen Rassismus auf das Selbstwertgefühl, auf die Identitätskonstruktion berücksichtigen, die, zusätzlich zu dem für unsere Kultur typischen Altersdiskriminierung und verflochten mit Geschlechterfragen, unterschiedliche Auswirkungen auf Frauen haben werden, Männer und rassistische Dissidenz.

 

Die soziale Verleugnung von strukturellem Rassismus, seiner Beziehung zu Sexismus und Klassenbedingungen bedingt den Schmerz, mit dem Afro-Frauen leben und das Leben während unserer gesamten Lebensreise erfahren. Vilma Piedade sagt, dass Machismo rassistisch ist, mit ihm Rasse und Klasse eingreifen, und wenn wir diese Verflechtung nicht sehen, verschwindet die Schwesternschaft und der Schmerz bleibt.

 

Heute habe ich meine Großmütter am Leben, wenn auch ohne große Motivation, sich der Existenz zu widersetzen. Seine wenigen Freuden liegen darin zu sehen, wie seine Nachkommen aufstehen, den Posten einnehmen, den sie uns geben, und hartnäckig weiter Rechte erobern, stolz schwarz aufstehen für die, die waren und die, die kommen werden.

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¹In dem Buch Doloridade der afro-brasilianischen Schriftstellerin Vilma Piedade werden Erfahrungen mit gemeinsamen Schmerzen schwarzer Frauen analysiert, weil sie durch das Gewebe von Rasse/Ethnizität-Klasse-Geschlechter-Macht aufrechterhalten werden. Es ist daher der durch Rassismus verursachte Schmerz, der rassifizierte Frauen vereint, ihre Erfahrungen von nicht rassisierten Frauen unterscheidet und von dort aus die transformierende Kraft dieser gemeinsamen Erfahrungen analysiert, während das Lernen in Strategien für den antirassistischen Kampf umgewandelt wird.

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Das Überleben des Transfeminismus gegen den Feminismus

Text von Laura Martínez Novas. Fotografie von Mariela Benitez

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Wenn wir über Transfeminismus sprechen, sprechen wir über den Zweig des Feminismus, der von den Handlungen abweichender Identitäten des bei der Geburt zugewiesenen Geschlechts ausgeht. Daher ist Transfeminismus im Grunde eine Bewegung von und für Transfrauen, die ihre Befreiung als untrennbar mit der aller Frauen und mehr verbunden betrachten. Sie glaubt an die Vorstellung, dass es so viele Möglichkeiten gibt, eine Frau zu sein, wie es Frauen auf der Welt gibt, und dass wir frei sind, unsere eigenen Entscheidungen zu treffen, ohne uns schuldig zu fühlen. Wofür, so formuliert, kann eine Transfrau Teil des Feminismus sein? Ein Transblick sagt zusammen mit Simone de Beauvoir, dass eine Frau nicht geboren wird, sie wird gebaut. Es ist möglich, dass dieser Gedanke im kollektiven Gedächtnis nicht vollständig geteilt wird, deshalb setzen wir den Kampf innerhalb der Weiblichkeiten selbst fort.

 

Lassen Sie uns das Konzept der «Frau» neu informieren. Frauen sind nicht nur diejenigen, die weibliche Genitalien haben, denn dann machen wir die männliche Konstruktion von Transgender-Männern unsichtbar, indem wir sie in die Schublade der Weiblichkeit stecken und so die männliche selbst wahrgenommene Geschlechtsidentität verleugnen. Unter «Frau» verstehen wir die Konstruktion einer Geschlechtsidentität und/oder eines Geschlechtsausdrucks, unabhängig von der Genitalität.

 

Feminismus als soziale und politische Identität umfasst uns in unseren Kämpfen, auch wenn er unsere Interessen nicht vollständig teilt. Trotzdem teilt die transfeministische Bewegung einige Ansprüche mit dem Feminismus in Bezug auf Gesundheit, Bildung, Wohnen, Wirtschaft, Gewalt usw.

 

In Bezug auf die Gesundheit haben Trans-Menschen einige Ansprüche, die sich vom Feminismus im Allgemeinen unterscheiden, die Gesundheit der Trans-Weiblichkeit überschneidet sich und hat Besonderheiten beider Geschlechter. Zum Beispiel: Die Gesundheit von Transmännern muss berücksichtigen, dass sie Körper mit der Fähigkeit haben, schwanger zu werden. Dies ist ein Aspekt, der oft nicht sichtbar ist, sodass sie von der Gesetzgebung nicht geschützt sind. In Bezug auf Gewalt werden Transfrauen in ganz Lateinamerika und der Karibik ermordet, nur weil sie dissidente Frauen sind, den männlichen Clan verraten und Frauen geworden sind. Der transphobe Hass des Patriarchats führt zu Morden und Intersektionalitäten spielen dort eine wichtige Rolle, denn wenn man unter anderem Afro, arm, indigen ist, steigen diese Zahlen.

 

Der Transfeminismus zeigte die Eigenheiten eines Kampfes, der, obwohl es stimmt, dass der Feminismus sich öffnete, seine eigenen Realitäten und spezifischen Anforderungen hat. In diesem Sinne und angesichts der großen Vielfalt an Feminismen nehmen einige von ihnen Transkämpfe an. Andere sind trans-exklusiv. Im letzteren Fall versucht Hassrede, insbesondere gegenüber Transfrauen, weil sie nicht mit weiblichen Genitalien geboren wurden, unseren Kampf unsichtbar zu machen und wird sehr gewalttätig.

 

Diese Hassreden dieses radikalen Feminismus – obwohl wir wissen, dass es im Feminismus einen Widerstand gibt, sie Feminismen zu nennen – haben Transfrauen keinen Platz in der Bewegung. Für den Transfeminismus ist die Aufnahme in die feministische Bewegung schwierig. Einige Aspekte des Feminismus beinhalten die Trans, aber sie hören nicht auf ihre Stimme, es erfolgt nur eine passive Begleitung. Es gibt auch andere Feminismen, die ihre Stimme einbeziehen und auf sie hören, indem sie ihre Forderungen einbeziehen. Ein klares Beispiel dafür hatten wir in der Kampagne für das umfassende Gesetz für Transmenschen, in der der Feminismus wirkte und diese für die Transbevölkerung so wichtige Eroberung von Rechten unterstützte.

 

Als Transfrauen haben wir gelernt, dass unsere Sicherheit oft von unserem Aussehen abhängt. Je unbemerkter wir gehen, desto weniger wird unsere Identität wahrgenommen, um uns als Cisgender-Frauen zu sehen, desto mehr Akzeptanz erreichen wir, aber dies erfordert auch, dass Transfrauen in ständiger Spannung zwischen dem leben, was von der Hetero-Cis-Normativität gefordert wird, und dem, was jede Frau erfordert will in seiner Konstruktion erreichen. In der kapitalistischen Welt, in der wir leben, hängt dies vom wirtschaftlichen Niveau der Transmenschen ab, die bekanntlich zu den unteren Schichten gehören, weshalb große Ängste erzeugt werden und eine Distanz zwischen „sollte“ und „sein möchte“. ". Diese Forderung einer stigmatisierenden, gewalttätigen und diskriminierenden Gesellschaft ist eine Geißel, unter der Transfrauen täglich leiden.

 

Diese imaginäre Perfektion, die wir erreichen wollen, um auf die erwarteten Parameter zu reagieren und akzeptiert zu werden, ist jedoch nicht immer real. Möglicherweise reagieren sie auf alte kulturelle Ängste, wir müssen überdenken, dass Perfektion gegen diejenigen spielen kann, die nicht die Möglichkeit haben, sie zu erreichen. Von unserer Stelle aus ist es wichtig, unseren Kampf, der jedermanns Sache ist, weiterhin sichtbar zu machen und zu unterstützen.

 

Die Situation heute ist, dass Feminismus und Transfeminismus Hand in Hand gehen und Hand in Hand kämpfen müssen, denn im aktuellen geopolitischen Kontext, in dem religiöse Hassreden vorherrschen, haben Feminismus und Transfeminismus das gleiche Ziel: den Kampf gegen das Patriarchat, das die Machtpositionen einnimmt uns zu unterdrücken.

 

Deshalb ist es wichtig, dass wir uns bei jedem Kampf um erworbene und andere vergessene Rechte von Feministinnen begleitet fühlen und ihre Unterstützung für unsere Anliegen einbeziehen. Und so sollten wir weitergehen und keine der neuen Positionen in Frage stellen oder in Frage gestellt werden, obwohl die Debatte dauerhaft sein muss, um die Kämpfe zu positionieren und so durch die Ausrottung transmisogyner Feminismen eine größere und wahrere Kraft der Einheit zu erreichen.

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Laura Thaís Martinez Novas ist aus Canelones, nationale Koordinatorin der territorialen Referenten des Trans-Kollektivs von Uruguay.

Er studiert Soziale Arbeit an der Fakultät für Sozialwissenschaften.

Sie ist Leiterin der Abteilung für Erbe und Kultur des Museumsnetzwerks in der Stadtverwaltung von Canelones.

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Der Körper ist schuld

Text von Julio Boffano / Fotografie von Mariela Benítez 

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Autor des Buches Knowing Me Made Me Free

    Die zweite Bedeutung der Königlichen Spanischen Akademie definiert den Körper als eine „Ansammlung organischer Systeme, die ein Lebewesen bilden“ und wie jedes System organisiert werden muss selbst miteinander verbunden und in gegenseitiger Abhängigkeit funktionieren. Dies ist der erste grundlegende Punkt, den es zu betonen gilt: Der Körper ist relational. Von früher Kindheit an sprechen wir über emotionale, affektive und relationale Regulatoren unseres Körpers, die uns in Erinnerung bleiben werden, was wir gelernt haben zu sein und zu tun, in Bezug darauf, wie andere Menschen uns berührt, gepflegt, ernährt und in meinem Fall auch zum Beispiel missbraucht und vergewaltigt. Schon in den ersten Lebensjahren lernen wir, die Menschen, die wir für wichtig halten, nicht zu enttäuschen, denn wir brauchen Anerkennung, Liebe und Zuneigung, um uns sozial zu entwickeln. Der Körper weiß das und erinnert sich daran, aber die gute Nachricht ist, dass er wieder aufgebaut werden kann, gerade weil Beziehungen und Bindungen Veränderungen zulassen, wenn wir uns für den Wiederaufbau entscheiden.

    Die Erinnerungen sind implizit und haben auch damit zu tun, wie sie uns körperlich sagten, dass sie uns liebten und berührten. Wir lernen, wie wir von unserem Körper aus teilen und kommunizieren, deshalb ist es sehr wichtig, zu wählen und zu entscheiden, wie wir mit anderen Menschen teilen, mit wem wir diesen Prozess durchführen möchten und in welchem Umfang, weil wir alles mit unserem Körper tun und Von dieser Erinnerung aus müssen wir dekonstruieren Hier  treten die Auswirkungen dessen auf, was wir uns vorstellen und wahrnehmen, sowie die kulturellen Konstruktionen, wie ein Mann, eine Frau oder eine Mutter sein sollte, und lassen fast keinen Raum für Dissonanz und Dissidenz._cc781905-5cde -3194-bb3b-136bad5cf58d_

Schuld spielt also eine sehr starke Rolle bei der Beeinflussung unseres Verhaltens. Wann fühlst du dich schlecht? Wann fühlst du dich schuldig? Wofür schuldig? Nicht dem entsprechen, was sie dir verliehen haben? Nicht dem nachzukommen, was sie dir gesagt haben oder was du selbst davon überzeugt hast, dass du sein musst? In dem Buch widme ich der Schuld ein ganzes Kapitel, weil sie eine Kontrollmaßnahme der hegemonialen Macht ist, durch die man sich immer verletzlicher und verwundbarer fühlt. Es gibt eine Gesellschaft, die dir sagt, wie dein Körper sein soll, und dank der Kämpfe vieler Gruppen in den letzten Jahren haben sich Unterschiede aufgetan, auch in Bezug auf die Körper, die wir sind und in denen wir leben.

  In meinem Fall musste ich jahrzehntelang daran arbeiten, dass mein Körper (zu dem auch das Gehirn gehört) nicht alles mit dem Missbrauch verbindet, den ich als Kind erlitten habe. Dieser Prozess, den ich in meinem Buch Knowing me made me free erkläre, beinhaltet zum Beispiel, den Platz zu lernen, den der Arsch in der Vorstellung und in der Realität hat, und die Legitimität des Machos. Es ist sehr interessant, die verschiedenen Sprüche durchzugehen und Lieder, die es zu diesem Thema gibt.

      Zu akzeptieren, dass andere missbraucht wurden, und ein Überlebender zu sein, ist sehr schwierig. Man fühlt sich beschmutzt, schmutzig. Die Situation ist sehr komplex für Frauen, die die große Mehrheit der Opfer waren und die auch heute noch gesellschaftlich beschuldigt werden, indirekte Komplizinnen der Täter zu sein. Aber es ist auch für Männer schrecklich. Wie wird in unseren Macho-Gesellschaften, in denen der Mann dominiert, der „am längsten hat“, öffentlich angenommen, dass man missbraucht oder vergewaltigt wurde? Wie kann man sagen, dass man auch von diesem Ort aus verletzt wurde? Wie sieht man in die Gesichter anderer, wenn man ein missbrauchter Mann ist?

      Das Patriarchat unterdrückt auch uns Männer, die neue Männlichkeiten in und aus unseren Körpern und Beziehungen leben wollen, weil wir aus sind unsere Körper. Wir neigen dazu zu glauben, dass wir verbal mit anderen Menschen kommunizieren, aber der Großteil der Kommunikation erfolgt über unseren Körper mit dem impliziten und erlernten  von allem, was körperlich ist und immer vorhanden ist, bewusst oder unbewusst . 

      In der formalen Bildung wird manchmal erwartet, dass die Körper, die von Natur aus immer in Bewegung sind, während des kognitiven Prozesses aufhören, sich zu bewegen zum Lernen; Diese „Pflicht“ zur Neutralisierung des Körpers hat dazu geführt, dass so viele Kinder und Jugendliche medikamentös behandelt werden. Die Herausforderung wird darin bestehen, was in diesen Jahren der Pandemie passiert ist, in denen der Körper durch Informations- und Kommunikationstechnologien vermittelt wurde, und zu sehen, wie er dort aufgebaut wurde, da wir der Körper sind, den wir aufbauen konnten und der uns geprägt hat. obwohl wir glücklicherweise wissen und fühlen, dass es dekonstruiert und verändert werden kann.

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  Kampf gegen eine christliche Kultur im Allgemeinen, die eine Anthropologie hat, die auf der Idee basiert, dass der Körper böse und sündig ist und alle Menschen bedingt, wie es bei anderen Religionen der Fall ist. Wir müssen uns daran erinnern, dass das wichtigste Sexualorgan das Gehirn und Sexualität die Energie ist, die uns bewegt, wobei dies ein anderes Konzept ist als Sex im Allgemeinen und insbesondere von den verdinglichten und genitalisierten Visionen, die in den meisten Christenheiten existieren.

      Die meisten unserer Beziehungen und Verbindungen stammen aus dem Bewusstsein und der Regulierung, die wir in unseren Körpern hatten, die uns das geben Möglichkeit, uns zu öffnen, weil wir alle unterschiedliche Körper haben. Aus diesem Grund ist Vielfalt ein Reichtum und das einzig Natürliche. Der Körper ist unser Territorium und Selbsterkenntnis öffnet uns für Mitgefühl, Solidarität, Altruismus, Respekt und letztendlich ist das Helfen anderer Menschen der einzige Weg zur gegenseitigen Abhängigkeit und damit zum „Glück“. Und das ist in der Tat eine Wahl. Die Prozession geht auch nach außen, also lasst uns damit aufhören, unsere Gefühle zu verschleiern und nach außen zu tragen, lasst uns von Schuldgefühlen befreien.

      Zu wählen, wer ich bin, entscheidet, welche Fehler zu mir gehören und welche Fehler ich beiseite schieben möchte, ein bisschen wie Erinnerungen begraben und die, die ich beschließe zu behalten. Wir brauchen nicht die Erlaubnis irgendeiner Institution, um das zu sein, was wir sind.

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Julio César Boffano (Paysandu, Uruguay 1966)

Bachelor of Communication, Experte für Organisationskommunikation. Universitätsprofessor mit einem postgradualen Abschluss in Erziehungswissenschaften. Er studierte Philosophie, Theologie, Sozialwissenschaften, Menschenrechte und Public Policy.

Auf Migrationsfragen spezialisierter Journalist. Forscher, Berater und Kommunikationsberater in verschiedenen Organisationen, einschließlich politischer Gruppen.

Gemeinderat in Montevideo (2019-2024).

17 Jahre lang war er Seminarist, Ordensmann und Jesuitenpriester der katholischen Kirche.

Militante und Menschenrechtsaktivistin mit Begleitung von Menschen und Bewegungen

LGTBIQ+.

Er bezeichnet sich selbst als Migrant. Er lebte 13 Jahre in Rom, einem seiner Orte auf der Welt.

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In absoluter Geheimhaltung

Text von Josefina González / Fotografie von Mariela Benítez  

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Transvestiten-Transmenschen haben unsere Identität in absoluter Geheimhaltung aufgebaut. Diese Aussage bezieht sich nicht nur auf die Tatsache, dass wir keine historischen Referenzen hatten, um uns zu spiegeln, sondern auch darauf, dass es einen  un  Versuch_cc781905-5cde-3194-bb3b gegeben hat -136bad5cf585 -5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_ de  anularnos,  desaparecernos;  obligandonos  ein transitar am rande des gesellschaftlichen lebens, der gewöhnliche orte bewohnt, zugeteilt aus der einfachen tatsache, dass wir den aufträgen, die wir reproduzieren sollten, nicht nachgekommen sind.

In einem Weltsystem zu navigieren, das nicht so gebaut ist, dass es uns erlaubt, unsere Wünsche frei zu übertragen, ist Gewalt, unsere Toten ständig zu setzen ist  Gewalt,  no_cc781905-5cde-3194- bb3b- 136bad5cf58d_ contar  con  voces  representativas  en  primera_cc781905- 5cde- 3194-bb3b-136bad5cf58d_ persona  en  politische Entscheidungsräume ist Gewalt, als Objekt der Wunschphantasie betrachtet zu werden und Liebesaffektivität nicht zu verdienen, ist Gewalt.

Als für den Rest der uruguayischen Bürger 1985 die Demokratie Einzug hielt, war es für die Transvestiten nicht so.

Para  nosotras,  la  democracia  institucionalizada  llegaría_cc781905-5cde -3194-bb3b-136bad5cf58d_ recién  en el año 2005 cuando  la  primera  gestión_cc781905-5cde- 3194-bb3b-136bad5cf58d_ del  progresisimo hebt das Razzias-Dekret auf, das es der Polizei erlaubte, uns für 24,48,72 Stunden festzuhalten, oder die Zeit, die ihr gegeben wurde_cc781905-5cde-3194-bb3b-136d5cf58d_ antojarabad.cf ,  para  ficharnos  als Sexarbeiterinnen und demütigen uns nebenbei, beschimpfen uns, vergewaltigen uns, bitten um ihre „und beleidigen“. Jawohl Endlose andere Gewalt, die erlaubt war, weil wir nicht als rechtschaffende Bürger angesehen wurden.

Die Geheimhaltung beschränkt sich in unserem Fall nicht nur auf institutionelle politische Zusammenhänge; aber sie reagieren auch auf Pakte, soziale Vereinbarungen, die uns ständig an Orte der Subalternität, der Nicht-Legitimation, der Stimmlosigkeit, des Unmöglichen, des nicht Wünschenswerten versetzen.

Menschen sind mehr als komplexe Wesen, wir können nicht auf einfache Genitalität reduziert werden. Ein ganzes System der Überwachung und Kontrolle von Körpern und Identitäten wird jedoch weiterhin reproduziert. Alles ist in Ordnung, wenn Übereinstimmung und Übereinstimmung zwischen unserer Genitalität, unserem Geschlecht, unserem Geschlechtsausdruck  e  Identität_cc781905-5cde-3194-bb3b-136bad5c90-bb4de_cc190-bb4de_bad_cc190-bb3b-586 de95-cc758d_ de_cc7581 bb3b-136bad5cf58d_ género.  Pero  las  alarmas  suenan_cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_ y  Überwachungs- und Bestrafungssysteme werden aktiviert, wenn jemand, der diese Hegemonien nicht reproduziert, sich auszeichnet, und vieles mehr an Orten der Exposition und/oder sozialen, politischen, kulturellen Anerkennung.

Ein aktuelles Beispiel war die ganze Diskussion, die die Teilnahme einiger Transmenschen an den letzten Olympischen Spielen in Tokio 2021 entfachte.

 

„Natürlich bin ich mir der Kontroverse um meine Teilnahme an diesen Spielen nicht völlig bewusst“, sagte Hubbard, nachdem er den Wettbewerb verlassen hatte die Prinzipien des Olympismus und stellen fest, dass Sport für jeden etwas ist. Es ist inklusive. Es ist zugänglich."

Recién   en   el   año   2004, _cc781905-5cde-3194-bb3b- 136bad5cf58d_ el  Comité  Olímpico  Internacional  (COI)  admite_cc781905 -5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_ la participación de personas trans  y pone como condición que hayan pasado dos años de  estas  haber_cc781905- 5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_ realizado    la  cirugía  de_cc781905-5cde-3194-bb3b -136bad5cf58d_reassignment_cc781905-5cde-3194-bb3b-136bad 5cf58d_ sexual.  Es  decir,  si  su genitalidad se correspondía con su expresión de género und Geschlechtsidentität teilnehmen könnten. 2015 änderten sich die Einreisebedingungen und sie waren etwas „wohlwollend“. Transgender-Athleten konnten teilnehmen, wenn ihr Testosteronspiegel in den zwölf Monaten vor dem Wettkampf unter 10 Nanomol pro Liter lag. Darüber hinaus steht fest, dass die Sportlerin, die erklärte, ihre Geschlechtsidentität sei weiblich, ihr Geschlecht für mindestens vier Jahre aus sportlichen Gründen nicht ändern durfte. Auf diese Weise wird die Überwachung von Körpern und Identitäten fortgesetzt, und auch im 21. Jahrhundert wird darüber diskutiert, wie männlich oder weiblich man aus physischer, hormoneller, chromosomaler und genetischer Sicht ist. Aber wir sind nicht in der Lage, die hegemonialen Wettbewerbs-Teilnahme-Kategorien zu revidieren, die auf den männlich-weiblichen Binarismus reagieren. Es ist eine klare Ausgrenzungsbotschaft, von „this is not your place“. 

Ausgrenzung führt uns in den Untergrund, denn die Entwicklung aller Disziplinen, einschließlich des Sports,  nimmt  Jahre,  trayectorias_cc75-9de190 bb3b-136bad5cf58d_ de  preparación,  y,  si  desde_cc781905 -5cde-3194-bb3b -136bad5cf58d_ el  komm schon,  Kinder-Jugendliche von Transvestiten-Transmenschen haben keine Möglichkeit, diese Trainingsräume zu passieren, sie erreichen diese Orte kaum.

Die Herausforderung bleibt bestehen, es ist in der Lage zu sein, ein anderes Paradigma aufzubauen oder, in poetischen Worten,   de  die Hand von zu bauen Arbeiteraktivistin, Dichterin Susy Shock: «Eine andere Menschheit sein».

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1. Aussagen von Laurel Hubbard

https://es.euronews.com/2021/08/02/die-erste-transgender-frau-die-an-einem-der-olympischen-spiele-teilnimmt-disqualifiziert _

Josephine González

Abschluss in Kommunikationswissenschaften – UdelaR – Universität der Republik.

Studium eines Master-Abschlusses in Humanwissenschaften, Option Lateinamerikastudien, Fakultät für Geistes- und Naturwissenschaften der la  Bildung – UdelaR – Universität der Republik.

Transfeministische Aktivistin

2018-2019 Einer der Sprecher der National Campaign for the Comprehensive Law for Trans People.

Seit 2006 arbeitet er an der Gestaltung, Förderung und Umsetzung von Vorschriften und öffentlicher Politik, die die Rechte von Menschen mit geschlechtsspezifischer Dissidenz garantieren, mit besonderem Schwerpunkt auf Transidentitäten.

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Hockey und Fußball

Text von Elena Solís / Fotografie von Virginia Mesías

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      Ich bin auf einem Elternabend an der Schule meiner Tochter, Anfang des Jahres muss es sein geplant. Das Thema sind außerschulische Aktivitäten. Ich muss aufpassen. Es gibt jedoch Termine für andere Dinge. Da ist der Familientag, die nationalen Feiertage, die Kirmes der Viertklässler, die ins Ausland reisen wollen. „Sie gehen göttlich“, sagen die Mütter, damit man sich an den Gedanken gewöhnt, dass es geschafft werden muss, „meine Tochter muss reisen“, sage ich mir. Es gibt die Aktivitäten, um diese Reise zu machen, weil es sehr teuer ist. Es ist nicht nur die Kirmes, sondern ein paar vorherige Treffen, um Aufgaben zu planen. Eine Reihe von Veranstaltungen, die darauf abzielen, Geld zu sammeln, um ihnen beizubringen, dass, obwohl ihre Eltern genug Geld haben, es gut ist, sich ein wenig anzustrengen, um die Dinge zu erreichen, die man vorschlägt. Aber da Eltern sich nicht anstrengen, sind sie sich dieser Anstrengung nicht bewusst, die Kinder lernen es nicht. 

    Alle Mütter außer mir haben Notizbücher mitgebracht. Die Mütter werden von den Vätern begleitet. Sie schreiben Dinge in Hefte. Eltern sagen ihnen, was sie aufschreiben sollen, damit sie dies und das nicht vergessen. 

      Ich hatte lange Zeit meine Hand hoch, um etwas zu sagen. Aber da ich frei bin, neigen sie dazu, mich nicht anzusehen oder mir bei Elternversammlungen das Wort zu erteilen. Sicher, ich halte meine Hand hoch, bis sie keine andere Wahl haben, als mir zuzuwinken, damit ich sprechen darf. Ich bleibe stehen und frage ganz laut: 

     Und wann haben wir Sex?

Es herrscht Stille. Ich denke, sie brauchen noch eine Erklärung, also sage ich:  

      „Für meinen Teil hat Paty ein Hockeyspiel am Samstagmorgen und auch am Sonntag. Ich weiß nicht, ob sie wissen, dass dies eine der besten Stunden ist, die Paare haben, da wähle ich einen Euphemismus für „Liebe machen“, besonders am Wochenende. Denn wochentags muss man früh aufstehen, um die Kinder zur Schule zu bringen und dann zur Arbeit zu gehen. Und nachmittags sind die Kleinen wach, sie sind sehr einfühlsam und wenn sie merken, dass einer ins Zimmer kommt, klopfen sie meistens an die Tür, sie suchen nach einer Möglichkeit, das zu verhindern. Auch nachts, nach Feierabend, gibt es immer tausend Dinge zu besprechen. Am Wochenende sind wir dagegen ausgeruhter und genau da stellt sich heraus, dass wir die Kleinen zum Sportplatz bringen müssen. Es ist an der Zeit, dass die Schulen aufhören zu versuchen, das Sexualleben der Eltern oder der von den Eltern gebildeten Paare zu untergraben. Es ist offensichtlich, dass sie aufgrund von Zeitplänen und Arbeitsbelastung alles tun, um uns keinen Sex haben zu lassen.“ 

     Für einige Sekunden wird Stille aufrechterhalten. Wie es sich für ihre Aufgaben gehört, bricht die Direktorin damit. Er sagt, dass diese Schule immer so geführt wurde, dass die Eltern damit zufrieden sind, dann wiederholt er ein Wort wechselnd: Die Ehepaare sind zufrieden, solche Fragen seien nie angesprochen worden. Sicher, sie weiß, dass ich keine Ehe habe. 

     

     Der Direktor dankte allen für ihr Kommen. Da stehen also alle von ihren Stühlen auf. Sie danken den Schulbehörden für alles, wofür sie ihrer Meinung nach dankbar sein sollten. „Danke, danke, danke“ ist mehrmals zu hören. 

      Auf dem Weg nach draußen versuche ich, mit einigen Müttern zu sprechen. Aber das Thema interessiert mich nicht. Sie planen einen Muttertee. Es ist ein halbjährliches Treffen, das zu dem vollen Terminkalender beiträgt, den die Schule meiner Kinder mit sich bringt. Es ist ein Müttertee pro Klasse, also sind es für mich zwei Müttertees, zu denen ich nicht gehen werde. Für andere sind es sechs oder sieben. 

      Ich vermisse meine Frau, trotzdem weiß niemand, dass eine schöne Frau im Bett auf mich wartet. Ich laufe auf sie zu.

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Elena Solís, Montevideo, 1968.  Sie schreibt, seit sie schreiben gelernt hat. Im Jahr 2000 begann er mit ernstem, aber unsicherem Geist, seine Schriften zu bewahren.  Er gab vier einheitliche Bücher heraus: „Schnecken und Streichhölzer“, „Neuronina“, „Zwischen den Decken“ und „I wollte Elena Solis sein. Er hat an zahlreichen Anthologien mit Kurzgeschichten und kürzlich mit Gedichten mitgewirkt. Er hatte einige Erwähnungen in Literaturwettbewerben. Seine Erzählung wurde in verschiedenen Medien veröffentlicht. Sie koordiniert und koordiniert „Es ist keine große Sache, Schreiben ist ein Abenteuer mit geringem Lebensrisiko“, einen literarischen Schaffensraum, der je nach den Bedürfnissen der Teilnehmer, einschließlich ihr, verschiedene Formen annimmt.  Er hat zwei Kinder.  Er hat sich mehrmals verliebt, aber noch nie so wie jetzt. Er lebt mit vier Zweibeinern und drei Vierbeinern zusammen. Diese Wesen, die sie umgeben, Liebe, einige Träume, Fantasien und Wut, bilden die Achse ihrer Literatur.  

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Solís, Elena, „Ich wollte Elena Solís sein“, Prolog von Laura Freixas, Madrid, Opera Prima Collection, Ediciones Turpial, 2015, 1. Auflage.

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Die Stimme hinter der Stille

Von: Alejandra Collette Spinetti Núñez

Shhhhhhhhhhh, es war das patriarchalische, machohafte, heteronormative und militärische Mandat, das Transidentitäten so viele Jahre lang in der schmerzhaften Stille des Versteckens, des Versteckens ihrer Stimme in den Pensionen in der Maldonado Street, gehalten hat.  Escondidas in den Nachbarschaften der Peripherie, gruppiert in Trans-Familien ihrer Wahl, sich einen Partner oder ein paar frittierte Kuchen teilend. Sie durften nur tagsüber als „Boulevard Queens at Night“ maskiert ausgehen.

Diese Stille des Boulevards war tagsüber und nachts erfüllt von Stimmen und Geräuschen von laufenden Tacos, die der Razzia entkamen, um sich in den grünen Gärten jener Häuser zu verstecken, von denen sie träumten, die sie aber nie bewohnen würden._cc781905-5cde-3194-bb3b- 136schlecht5cf58d_

Transvestiten machten mit Industriesilikon und Flugzeugöl, weil es angesichts der Armut die einzige Möglichkeit war: Silikon selbst zu sein, was sie schon immer wollten. Das Sein war für sie eine Ecke. Für sie war das Sein eine Ecke des Boulevards, mit Kälte, Hitze, Regen, Wind, Blut und Tacos. In diesen dunklen Ecken eroberten sie die Stimme hinter der Stille. 

Diejenigen, die mit Namen und Spitznamen zum Schweigen gebracht wurden, von denen wir heute nur noch wenige Erinnerungen haben, setzten, ohne es zu wissen, ihre Körper dem Kampf entgegen. Die Bürgersteige des Boulevards werden für immer von Angst und Schmerz gezeichnet sein. Erbe des Leidens für eine romantische Liebe, die ihnen nicht gehörte, weil die Männer, die sie anstrebten, diese Körper zum Vergnügen benutzten, sie bezahlten für den Dienst, nicht dafür, ihr Leben mit den Transvestitenhuren des Boulevards aufzubauen._cc781905-5cde-3194- bb3b -136bad5cf58d_

 

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In den Jahren der Diktatur und bis 2005 gab es in Uruguay das sogenannte „Razzia-Edikt“, das es Militär und Polizei erlaubte, all jene Menschen festzunehmen und einzusperren, insbesondere Männer, die als „manierlich“ oder „Transvestiten“ wahrgenommen wurden. , für gewalttätigen Angriff auf Bescheidenheit. Unter dem Schutz dieses Edikts wurden Menschen, die nach offizieller Wahrnehmung „komisch“ oder „Transvestiten“ waren, inhaftiert und unter dem Etikett „passiver Pädophiler“ „archiviert“, was unter anderem zu einem Strafregister führte, das sie nicht zuließ , verlasse das Land. Damals verließen viele Transgender-Kollegen das Land mit falschen Papieren oder überquerten einfach illegal die Grenzen auf der Suche nach einem besseren und freieren Leben. Selbst als sich Nachbarländer ebenfalls in Diktaturen befanden, hatten sie unterschiedliche Ansichten gegenüber der LGTB-Bevölkerung. Von diesen Frauen kehrten nur wenige ins Land zurück und viele wurden von Menschenhandelsnetzwerken kooptiert und in illegale Bordelle entführt, viele andere wurden tot aufgefunden oder ermordet.

 

Wie viele dieser Frauen, von denen wir nichts wissen, weil die Aufzeichnungen die Variable Transvestit nicht enthielten, waren Gefangene, wurden in den Kasernen und Polizeistationen gefoltert, benutzt und missbraucht. Wie viele dieser Frauen werden heute noch zum Schweigen gebracht, ohne Foto, ohne Wiedererkennung, ohne Namen, ohne Straße, ohne einen Raum, der ihnen eine Stimme gibt. Wie viele dieser Transfrauen werden heute noch vom Macho-Patriarchat zum Schweigen gebracht, wie viele haben heute eine Stimme im privaten Raum, aber nicht im öffentlichen Raum? 

Die dominante Macht fährt fort, generische Meinungsverschiedenheiten zum Schweigen zu bringen, ohne Zugang zu privilegierten Räumen zu gewähren. Räume, die eine unüberwindbare Grenze definieren. Räume, die immer für die Stimmen derer sind, die nicht trans, arm, afro, behindert sind.

Heute ist Boulevard nach wie vor ein Ort der Transsexarbeit, jener Frauen, die als Jugendliche aus ihren Familien vertrieben werden, weil es besser ist, zu schweigen, als sie zu begleiten, aber auch der Migranten, die in Uruguay ankommen und vom Transparadies träumen. von einem Job träumen, von einem Studium ohne Mobbing, von einem Land der Möglichkeiten träumen. Bei der Ankunft finden sie eine Kreuzung. Ein Land, in dem der fortgeschrittene Rechtsrahmen in der Abstraktion des Rechtsrahmens und nicht im wirklichen Zugang bleibt.

Foto: Mariela Benitez

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Foto: Mariela Benitez

Transmigranten, Afro, arm, in einer Situation der Behinderung, nicht in der Schule, werden immer noch zum Schweigen gebracht, und in dieser Transektalität ist der Durchgang durch Strafanstalten oft immer noch fast obligatorisch. Die starken und schweren Spuren des Gefängnisses bei Transmenschen hinterlassen schwer zu überwindende Folgen, die nicht nur auf der Haut, sondern auch auf der psychischen Gesundheit bleiben werden. Die unmittelbare Folge ist die Straße und die Prostitution in einem Land, das für eine Anstellung vorbestraft ist.

Das Schweigen ist historisch, Dissidenz zum Schweigen zu bringen ist eine Praxis, die sich im Laufe der Zeit wiederholt. Noch heute haben wir Länder in Lateinamerika und der Karibik, in denen Homosexualität und noch mehr transsexuelle Identität zu Gefängnisstrafen verurteilt werden. Die Stimmen hinter diesem Schweigen sind immer noch vorhanden. Unsere große Rache besteht darin, Widerstand zu leisten, zu sein, sich glücklich zu fühlen, in einer unehrlichen Gesellschaft ehrlich zu sein. Heute kämpfen Transfrauen und -männer, queere Menschen, geschlechtsspezifische, nicht-binäre Menschen weiterhin darum, sich Gehör zu verschaffen und das schmerzliche Schweigen zu brechen, das unsere Vorgänger am eigenen Leib erfahren und sich immer noch dagegen gewehrt haben. Heute kämpfen wir weiter dafür, dieses Schweigen zu beenden. Brechen Sie das Schweigen in der Stadt und auf dem  Platz dieses Boulevards - der für die Trans-Gemeinschaft zu einem politischen Kampfplatz wurde - tragen Sie ein Zeichen der Erinnerung, der Wertschätzung für alle, die seinen Körper gelegt haben und sein Körper im Kampf.

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Foto: Mariela Benitez

Prof.. Alejandra Collette Spinetti Núñez

 

Literaturlehrer Board of Secondary Education

Nationaler Direktor von TRANS COLLECTIVE OF URUGUAY

Generalsekretär der CORPORA EN LIBERTAD

Mitglied des VERWALTUNGSAUSSCHUSSES DES TRANS INTERNATIONAL FUND

Berater für Uruguay des IBERO-AMERICAN NETWORK OF EDUCATION

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