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Esquinas del Arte

El amor siempre será la base de todo

Texto y fotografía: Elizabeth Carrato¹

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Formé mi profesión e interés en el arte en distintas instituciones. Comencé realizando un taller de dibujo y pintura particular, luego estudié formalmente Dibujo y Pintura en la UTU Escuela Dr. Pedro Figari. Resolví mi profesión en el IPA, con el profesorado de Comunicación Visual y Dibujo, luego amplié un poco más el Dibujo Técnico en la UTU Instituto de Enseñanza de la Construcción (IEC).

Continué con mi formación en el estudio de la imagen y en el 2017 entré al Foto Club Uruguayo para hacer el Básico, y seguí luego con distintos talleres. Motivada por los docentes, he ido dedicándome a la investigación del autorretrato y ampliando el lenguaje que me permita contar historias propias. A este recorrido incorporé la formación en el audiovisual en la Escuela de Cinemateca del Uruguay, el Diplomado de Dirección de Fotografía.

Esta es la reseña de mi currículum artístico. Pero cuando intento recorrer el camino hacia atrás para encontrar el comienzo de este interés, buscarle la explicación a toda una vida dedicada al área del arte, la razón por la que estoy formándome insistentemente en ello, encuentro que ya desde muy niña me encantaba el acto de enseñar y dibujar. Mis hermanas y primas, todas más chicas que yo, eran las que me hacían el aguante y me regalaban unos minutos de la tarde para jugar a las maestras. Allí les proponía hacer dibujos de lo que quisieran, la idea era pintar todas juntas y, para tener unos minutos más de su entusiasmo, les decía que al terminar se los venderíamos a nuestra familia, madres, padres y abuelos, e íbamos en el momento justo en que estaban todos de sobremesa con el café. Con las moneditas recaudadas comprábamos caramelos y pasábamos al siguiente juego que era armar tiendas entre los árboles gomero que tenían los abuelos en el patio.

No tuve referencias de artistas, pero sí de artesano. Mi padre era zapatero y trabajaba en forma particular desde casa. Nací, crecí y aprendí a hacer zapatos de todo tipo. A pensarlos, planificarlos en papel, tomar medidas y construirlos. Hacíamos con mis hermanas los deberes entre clavos, cueros y el fuerte olor al cemento. Esos momentos de la niñez y los encuentros de familia acunaron mis sueños y fueron fortaleciendo todas mis ocurrencias.

Tuve un pasaje por el estudio de la filosofía, pero siempre en paralelo estudiaba y practicaba el dibujo. Llegó la hora de decidirse, porque no podía sostener ambas carreras. Y fue allí entonces que elegí, ya teniendo una base en esa área, mi profesión como profesora en Comunicación Visual y Dibujo. Luego de años de ir preparando cada programa para el nivel que me tocara dar clase, me fui dando cuenta de que hay cierto abandono a lo laboral, preparando para otros, pero nada para mí. Dar solamente clases no me estaba satisfaciendo del todo. Y me gustaba mucho uno de los temas que era analizar con los alumnos las imágenes gráficas sobre publicidad.

Así comienza mi recorrido por el diseño gráfico en algún taller, hasta que llego al Foto Club Uruguayo para poder entender un poco más cómo se logran esas imágenes, que hoy entiendo que son de producto. Pero una vez que entré allí descubrí un mundo mucho más gigante de lo que yo tenía en mente. Fue como ir por una respuesta y venirme con veinte dudas. Entonces me di la oportunidad de cambiar algunas cosas en mi vida. Cambié algunas horas de docencia directa por indirecta, lo que me dejaba los fines de semana un poco más libres para dedicarme a esta nueva área, la fotografía. Como comenté anteriormente, cursé varios talleres en los que me he ido descubriendo en otros ámbitos que me llevaron de afuera hacia adentro. Es así que hoy por hoy me dedico al autorretrato, fundamentalmente.

Siempre tenemos cosas para contar, y a menudo se me llena la cabeza de imágenes que necesito fotografiar porque en ese momento me están murmurando algo que necesito visualizar materialmente. Mi casa es mi refugio y mi estudio. Allí, en soledad, voy transformando el espacio en otra cosa que ligue con la idea. Hay muchas cuestiones que discuto conmigo misma porque necesito, junto a otros, seguir el camino de vida. La comunicación y sus interferencias es un gran tema que sigue latente. Y de ahí me lleva al velo y el desvelo, la verdad oculta, ¿la vida que vivimos o que elegimos vivir?

Cuando entendí la fotografía y la comencé a usar en favor de mis propósitos sentí que podía pensar en algo más y seguir investigando otras maneras de plasmar las imágenes. Como todavía tengo ganas y energías decido entonces adentrarme en el mundo del audiovisual. Comienzo a estudiar en la Escuela de Cine del Uruguay, la escuela de Cinemateca. Un mundo más que descubro y del que no es posible salirse tampoco. Todo el trabajo semiótico de la imagen es muy interesante. Y hay tanto de sensibilidad como de pensar el porqué de cada escena o cada elemento. Además, se agrega algo diferente del tipo de fotografía que he elegido que es el trabajo en equipo. Pensar junto a otros una idea, un proyecto, la función que cada uno cumple en un rodaje hace que funcione bien en el tiempo o no. Yo me aboqué a la parte técnica de iluminación y cámara, porque quiero seguir creciendo en esa área, me interesa muchísimo la iluminación, el color y toda la atmósfera que puede generarse con esos elementos.

A partir de entonces, puedo decir que hace ya seis años le di un giro a mi vida y la voy llevando por un camino en el que me siento cómoda y, ahora sí, satisfecha. Tengo proyectos en mente, pero, como todo, preciso asentarlos y dedicarles el tiempo que se merecen. Me gusta mucho el documental y por ahí hay algunas ideas que tenemos con un grupo de amigos, pero lo vamos llevando al ritmo que podemos. Mientras tanto, voy tomando de cada cosa que aprendo lo que me sirve según el proyecto.

En la docencia, la fotografía y el cine he encontrado refugios de los que entro y salgo con facilidad, porque allí se encuentran personas que acobijan cada sueño compartido, cada instancia de emoción, de dolor y de alegría. Tengo a mi familia que me apoya y me sigue en todo lo que hago, pero he ido también construyendo con mis amigos y compañeros una familia que le da una respuesta al modo de vida que elijo.

 

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¹ Actualmente me desempeño en secundaria, pública y privada, como profesora de Comunicación Visual y Dibujo, y como adscripta, respectivamente. Dedico todas las mañanas y tardes al trabajo. En el turno nocturno, que comienza a las 18 horas, me dedico a estudiar y formarme en dos áreas artísticas que son la fotografía y el cine. En fotografía, realizo talleres de especialización, de análisis y construcción de imágenes. En cine estoy cursando el Diplomado en Dirección de Fotografía, que implica el planteo y manejo de la luz y la cámara en un rodaje. Con los compañeros del Foto Club Uruguayo me dedico a planificar ferias y encuentros con fotógrafos para seguir construyendo un modo de expresión.

Esquinas del Arte

El hogar es el lugar donde se escucha la música de uno mismo

Texto por Sergio De León¹

Fotografía Mariela Benítez

El hogar es el lugar adonde ir, adonde volver, adonde quedarse escondido.

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Es un lugar fuerte y frágil como un huevo. Lo telúrico y lo espiritual. Es el lugar donde después de comer un puchero, soñar y bañarse en una ducha, es posible escuchar la música de uno mismo.

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Es un abismo seguro, es un centro gravitacional de todos mis fragmentos psíquicos.

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Tiene una antigüedad que excede mi tiempo y una profundidad ancestral que requiere de un espacio físico y su respectivo pago de alquiler.

Mi hogar es un nido al que llega el sol. Hay otros nidos alrededor, una vecindad de nidos.

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El hogar puede ser también comunitario. El hogar comunitario es algo difícil, trabajoso, requiere de tiempo.

Durante la pandemia, tuve más tiempo y experimenté eso de que el hogar se puede extender, experimenté el ensanchamiento de un territorio de política afectiva hacia otro nido, el que tenía al lado. El nido de Nieves.

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Nieves es mi vecina más vieja, en todo sentido. Acaba de cumplir 92 años y desde hace dieciocho vivimos pegados, balcón con balcón, en la Ciudad Vieja de Montevideo.

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Creía conocerla. Durante el confinamiento del 2020 intensificamos nuestra relación tanto que se diluyeron los límites entre su hogar y el mío.

Desde nuestros balcones contiguos, Nieves y yo vemos entrar y salir los barcos del Puerto, vemos ponerse el sol detrás del Cerro.

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Una madrugada de marzo de 2020, sin poder dormir, salí a mi balcón. Para mi sorpresa, Nieves estaba en el suyo, también, desvelada. Poco después, sabría que además estaba triste.

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Estaba perdiendo el mundo de las imágenes, cada vez veía menos y desde hacía unos pocos y largos días estaba perdiendo también el mundo de la calle, el de las casas de sus amigas, el de las clases de pintura, el de las noches de cenas y vinos por ahí.

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Debíamos estar encerrados, confinados, a propósito de un virus nuevo que acababa de llegar al mundo.

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Me hablaba en un tono confesional, en voz baja, como para que los vecinos no escucharan. Estaba angustiada, tenía miedo.

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Sentía que no ver y no poder salir era un doble encierro. Me preguntó si yo no sentía, también, esa sensación de final en el aire.

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Me señaló el Cerro sin poder verlo, pero sabiendo que estaba.

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Que le gustaba mucho el Cerro, me dijo.

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Cuando ella tenía veinte y pocos años, se había enamorado de un italiano anarquista que la llevaba a ver el atardecer a la Fortaleza, y allá tomaban vino y comían duraznos.

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El italiano un día tuvo que irse a trabajar a Brasil y le pidió que se fuera con él.

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Me dijo que no había tenido el coraje de irse con aquel amor, esa era la única cosa de la que se arrepentía.

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El tiempo se había suspendido en aquella penumbra, y todo lo que decía levantaba bellas e íntimas imágenes.

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El hogar también es un paisaje. Compartir un paisaje en intimidad con Nieves ha sido una forma de extender el hogar hacia un barrio, no solo a nuestro barrio, la Ciudad Vieja, sino extenderlo mucho más allá, hasta nuestro horizonte: el Cerro de Montevideo.

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No se trata solo del paisaje, sino de las historias de vida contenidas en él. Un hogar, el propio o el comunitario, está inevitablemente poblado de historias, poblado de lo vivido y sentido allí.

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La pertenencia a la ciudad intensifica la idea de hogar, contrariamente a ese sentimiento tan incómodo para mí, que es el sentirme extranjero.

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Ser un extranjero es estar lejos del hogar. El hogar siempre es un nido desde donde ver un paisaje y reconocerse en las historias contenidas en él.

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El hogar es el mejor lugar para enfermarse, curarse, e incluso el mejor lugar para morir. Antes vivir.

Foto von: Virginia Messias

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Kunstecken

Hablar de nosotras nunca fue sencillo

Texto por Eiko Senda¹

Fotografía s/a

Hablar de nosotras nunca fue sencillo porque existen muchas formas de autoboicot psicológico y antiguas creencias de machismo cristalizadas en nuestra memoria que nos oprimen hasta hoy.

 

Estoy en Porto Alegre (Rio Grande do Sul, Brasil) luchando para proteger y dignificar los derechos de los y las cantantes y músicos y músicas de la clase musical erudita como una parte de la militancia que ejercito desde 2019. Nuestra clase es absolutamente individualista, existen muchos mitos sobre divismo exagerado —en parte real, por falta de comprensión de lo que representa la misión de quienes crean arte— que en cierta forma han construido una profunda grieta entre hermanos y hermanas cantantes.

 

La humanidad aún tiene esa zona primitiva en la parte cerebral inferior que impulsa determinados comportamientos. La competencia entre colegas, la monopolización de los empleos y de los contratos se ha vuelto una especie de premio para los y las cantantes. Como soy pedagoga y profesora de Arte y Ciencia, comencé a hablar con mis colegas que están abriendo los ojos hacia un cambio social dentro de nuestra tribu erudita para cambiar nuestra realidad. Hasta hoy, hemos logrado crear una asociación de cantantes ―que va a transformarse en una cooperativa de artistas en el futuro—. Desde la Companhia de Ópera de Rio Grande do Sul con la CNPJ (el registro de personas jurídicas de Brasil) se oficializaron once producciones después de la inauguración de nuestra compañía. Hemos conseguido contratos con el Teatro San Pedro en Porto Alegre, uno de los teatros más importantes del estado. En total, cuarenta cantantes están trabajando sin descanso desde que nuestra nave espacial despegó.

 

Nuestra profunda reflexión viene de la pandemia. Muchos y muchas perdieron sus trabajos, incluyéndome. Al no poder pagar los alquileres, se quedaron sin casa. Entraron en depresión, abandonaron sus oficios, cambiaron su rumbo profesional. Vivimos un momento de inquisición social y psicológica en el siglo XXI con nuestra piel y huesos.

 

Con mi excompañero —aún como compañeros de un ideal—, Federico Sanguinetti, abrimos nuestra casa para intentar crear otra manera de hacer música al aire libre. La idea era apoyar a artistas sin trabajo con rifas y comidas, entre otros, en Uruguay y acá en Porto Alegre. Sin embargo, el hambre y falta de recursos eran tan grandes como el universo, y a mí me hizo repensar literalmente hasta qué punto no somos nada como seres vivos e incluso profesionales. ¡Cuán difícil es la unidad en nuestra clase cantante erudita en Uruguay! ¡Cuánto desinterés existe! La motivación era solo dinero y más dinero.

Una profunda depresión nos desbordó, pero, como escribió Tolstói, para reencontrar la luz, necesitamos caer hasta el fondo del nuestro ser. Así que ese fue el inicio de nuestra militancia. ¿Por qué estoy hablando de eso? Porque la mayoría de las mujeres de nuestra clase son aquellas que aún tienen sus cabezas manipuladas por antiguas creencias. La meritocracia y la prostitución inconscientes les dan, hasta cierto punto, un placer macabro como la prostitución de las adolescentes, a las que callaron durante siglos y siglos. Ahora, finalmente, estamos metiendo manos a la obra en la liberación de las voces femeninas de nuestra clase. ¿Quién dijo que era fácil? Porque las mujeres podrán hablar mucho, pero no hablan cuando alguna cicatriz sin resecarse esta clavada en el alma, esas heridas las callan. Escapan de las responsabilidades que les exigen ser quienes son de verdad. Las cantantes no están educadas para hablar, están educadas para no sentir ni protestar contra la injusticia. Simplemente las acostumbraron a sobrevivir con esa violencia silenciosa y normalizada. ¿Cuántas mujeres tienen experiencias de abuso sexual en su trabajo, cuántas se callaron la boca porque reciben los mismos abusos en casa y los normalizan para no enloquecer? Aguantan todo por los hijos, que pasan hambre.

 

Ahora estamos ensayando «Sor Angélica», que forma parte de El Tríptico (junto con «Gianni Schicchi» e «Il Tabarro»), una única ópera de Puccini protagonizada solo por mujeres. En la pieza, las mujeres actúan hablando de la vida de claustro el convento, que simboliza una concreta muralla social masculina que encierra a las mujeres para que no hablen. La manipulación social con el cristianismo distorsionado ha manipulado lo divino en lo femenino durante siglos. Lo vemos en esta tragedia, «Sor Angélica», en la que se presenta a una madre soltera que es encerrada en el convento como castigo por haber concebido a su hijo fuera del matrimonio. Ella se suicida, al final, cuando recibe la noticia de su muerte, siete años después de haberlo visto por última vez.

 

Me acuerdo de las madres y las abuelas de la Plaza de Mayo. ¿Cuántas vivieron este terrorismo cruel y silencioso y sobrevivieron por amor a los hijos y nietos? ¿Cuántas continuaron luchando por un futuro social más justo?

 

Si continuamos con nuestra mirada centrada en nuestra individualidad, jamás transformaremos nuestra sociedad. Traer esta obra escandalosa a nuestra compañía no fue fácil, porque esta militancia aún se encuentra ante una pared que se erige ante la creencia de que las mujeres son menos válidas en muchos asuntos. Sin embargo, gracias a las compañeras y compañeros que, juntos, comprendieron la importancia de presentar esta ópera olvidada en la Latinoamérica, logramos definir el estreno para el 11 y 12 de marzo en el teatro San Pedro em Porto Alegre, Rio Grande do Sul. Es un trabajo absolutamente dirigido por mujeres: la dirección está a mi cargo; la preparación corporal la realiza Camila Bauer; Carlotta Albuquerque es la coreógrafa; Val Verba, la pianista; Karin Engel, la vestuarista; Liana Venturella se encarga de la producción; Luciana y Angela Diel e Isadora Aquino integran el conjunto de las cantantes, quince en total.

 

Para las cantantes, la profesión era como un hobby. Ahora estamos dando un paso chiquito, pero gigante para nosotras, todas las mujeres, con los contratos en sus manos antes de subir al escenario y con salarios dignificados. Todavía faltan muchas cosas para todas las artistas, pero sin entrar en acción, sin unirnos como clase trabajadora, nada cambia.

 

Es la hora de unirnos sin vergüenza, sin censura psicológica y sin creencias machistas. Agradezco a Roxana por haberme dado esta oportunidad de compartir nuestra militancia.

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¹ Es lírica soprano de gran trayectoria artística, ha desarrollado su carrera en Japón, Brasil, Argentina, y Uruguay, entre otros países. Está formada en pedagogía musical y canto lírico italiano. Ha participado de jurados de concursos internacionales de canto lírico y ha ganado reconocimientos como el Premio del Intercambio Cultural que entrega el Ministerio del Exterior de Japón.

Piensa para no desear

Texto por Mariana Lobo¹. Fotografía por Virginia Mesías

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Camina de un lado a otro, inquieta. No está a gusto. Algo falta. Prende un cigarrillo. Se sienta. Fuma. Piensa. Recuerda los brazos de su amante, sus gruesas manos amadas. Llora un poco. Apaga el cigarrillo. Piensa: ​

 

El deseo es, entre todo lo que puede llegar a ser, una fuerza más o menos intensamente centrípeta. Implica, por eso mismo, la generación de un adentro. Un adentro envolvente e integrador. Se intenta integrar aquello que se desea. Venusinamente, como las flores, con colores y aromas que provocan que lo deseado acuda a ese espacio donde podrá ser integrado a quien lo desea. O marcianamente, yendo hacia el objeto del deseo con determinación, con fuerza, atraer lo deseado hacia ese espacio del vacío generado por el desear.

 

Se pasa la mano por el pelo, piensa en comer una fruta. Entonces piensa en un membrillo, la fruta que los griegos ofrendaban a Afrodita. Amarilla, pulposa. Con cinco semillas oscuras en forma de estrella en el centro. Quiere escribir sobre su amante: «Vez uno: en un taburete alto, los ojos de él por primera vez. Tiene unos ojitos que dejan como un agujerito entre el párpado de arriba y el de abajo, y forman un gesto de cowboy, pero de las praderas del sur.»

 

Intenta concentrarse. Recuerda todas las veces que se enojó cuando, al hablar de deseo, las gentes escuchaban «deseo sexual», o, con suerte, «deseo por comer». Piensa en el deseo como fuerza motora.

 

Venus, malherida por el patriarcado. Llevada, traída, vapuleada y bastardeada. Poderosa Afrodita, temida por su poder de desacatar, de hacer desobedecer, de dar fuerza para salir de la norma, del deber ser, de la obligación, del molde.

 

Va a buscar una manzana. En el camino recuerda la risa de él, su forma de echar la cabeza hacia atrás para reírse con muchas ganas y con todo el cuerpo. Mientras come la manzana, mientras escucha el ruido de la reducción de la carne dura y jugosa entre las fauces, porque está jugosa y dulce y ácida, y siente el doloroso y placentero pinchazo del ácido detrás de la mandíbula, bajo las orejas, Y piensa:

 

Afrodita será negada y olvidada y ante la necesidad será tergiversada y confundida porque, si las gentes la oyen, se arman de energía, de valor y de poder. Es mejor confundirles para que no la entiendan y así comprarán y serán más dóciles. Porque el deseo puede ser —y es— manipulado. Porque para desear de forma sana es necesario conocerse a sí. ¿Cuántos de nuestros deseos son verdaderamente nuestros? ¿Cuántas veces en su vida había deseado algo que ni bien había logrado tener en sus manos se había revelado como anodino, insípido, carente de la capacidad de satisfacerla?

 

Se levanta. No puede con el desasosiego del cuerpo. Camina un poco más. Va a buscar almendras y come. Piensa:

 

Los patrones inconscientes que heredamos de nuestros ancestros, tal como heredamos el color de ojos o propensión a enfermedades, que operan de forma subyacente, me separan de la capacidad de conectar con un deseo legítimo, porque tal vez estoy yendo detrás de mandatos, sucedáneos de deseos genuinos que habitan nuestro interior y que desconocemos, y a veces se mimetizan con el deseo del otro para encontrar una forma de ese deseo heredado que, amorfo y gelatinoso, necesita pegarse a otro deseo que sí tenga estructura palpable para hacerse real.

 

El teléfono celular parece adquirir seducción de persona desde el sillón donde está tirado, como si pudiera llamarla para convencerla de que lo usara para escribirle un mensaje al deseado. Ella se desconoce en ese estado de electricidad y a la vez piensa:

 

Cuántas veces el deseo se nos queda trabado en una identificación. De equis grupo de pertenencia con el cual nos identificamos tan plenamente que, quedando pegados a tal identificación, cedemos la singularidad de nuestro deseo a cambio de la satisfacción de la necesidad de pertenecer y de darle una estructura a la idea que tenemos de nosotros, tan recostada en esa identificación.

 

Quiere sentarse. Quiere estar calmada. Recuerda la paz que le provocaba la descarga del deseo de verlo, que ocurría apenas veía su risa haciéndole señas desde el auto indicando que ahí estaba esperándola. Esa descarga era tan intensa que alguna vez le había fallado un poco una u otra rodilla, en una maravillosa sensación de flojedad provocada por el alivio. Tan distinta al cansancio que le provoca este vaivén, estos nervios, esta actividad mental extraña e improductiva.

 

También hay varios tipos de deseo. Alguno más superficial, que se agota en sí mismo, en la obtención del objeto deseado. Y que obliga a buscar el próximo, so pena de un vacío existencial yermo. Y algún otro, mucho más misterioso y profundo, casi como si estuviera más en contacto con el alma, cuya satisfacción provoca estados que se abren en círculos concéntricos hacia adentro, como pétalos de flor de loto, llevándonos más y más hacia lo profundo de quienes somos, y nos despliegan interiormente en un movimiento dialéctico hacia adentro y hacia afuera de forma tal que vamos revelándonos cada vez más nosotros mismos, cada vez más conocidos por nosotros mismos, cada vez más enteros y crecidos, alimentados por la satisfacción de ese deseo que se vuelve un faro para desarrollar nuestro potencial.

 

Y, mientras esto piensa, es tanto el cansancio que le cuesta mantener abiertos los ojos, y ya no quiere ni puede pensar. Solo siente su cuerpo agotado deseando el sueño. Deseo tan básico, tan básico y biológico, cuyo poder organizador abruma, estructura y, por un rato, salva.

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¹ Soy actriz, locutora, inquieta. Escribo y dibujo. Soy una persona enfocada en las dimensiones en la existencia (que son muchas más que las que consideramos); en la organización en ciclos dentro de ciclos del tiempo; en cómo las metáforas y la poesía inervan toda la existencia —hasta en lo más pequeño (y que, al leerla y vivirla en esos términos, la vida se vuelve muy bella no solo cuando va bien, sino aun en la adversidad)—; también averiguo acerca de las infinitas tecnologías para revelar nuestro poder personal y, por lo tanto, la capacidad de promover transformaciones en la propia vida y en el entorno. Esta soy hoy.

Bemoles

Texto por Lucía Mesa. Fotografía por Virginia Mesías

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Soy fiel creyente de que cuando realmente te apasiona lo que hacés, no hay dolor que te detenga. Creo que cuando la música llegue a ser para mí un peso, va a ser el momento de buscar otra cosa que hacer. Pero, como todo, tiene sus bemoles —como suelen decir, y va justo para la ocasión—.

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Quizá lo que más nos juega en contra son los otros. Escuché más veces de las que me gustaría que el músico no trabaja porque disfruta lo que hace, como si el trabajo se midiera en función del sufrimiento. Son incontables también los «¡Ah! ¿Y además qué vas a estudiar?», cuando decimos que queremos dedicarnos a la música. Obvio, viene de quienes solo ven el coro, que «qué precioso suena», o a la piba que se sienta a tocar un Bach, un Schumann, que «¿viste qué divina?, ella toca desde chiquita». Está trillada la imagen del iceberg, pero es, a la vez, tan representativa.

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De chica ansiaba cumplir los ocho para poder entrar a la escuela de música. Cuando tuve la oportunidad, empecé a estudiar y, más tarde, audicioné para el coro; después, una beca en danza; por un par de meses, también ópera. No imagino el tetris de horarios al que debían jugar mis padres para que yo llegara en hora a todo lo que se me ocurría hacer (porque, además, protestaba para llegar siempre temprano).

Tomarse con seriedad la música aún siendo niña implicó dejar ciertas cosas un poco de lado. A veces, cuando mis amigas se iban a jugar a la salida de la escuela, yo me iba a ensayar. Eran impensables también las piyamadas entre semana porque al otro día había escuela de música temprano. Ni que hablar de esa contradicción entre tener que descansar para rendir vocalmente, pero no dormir porque, en tiempos de conciertos, la noche es el único momento para encarar el estudio.

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En la música, todo son procesos, y qué frustrantes pueden tornarse cuando acostumbramos tener todo al instante. Aún recuerdo la desesperación de cuando no dominaba la clave de fa, o cuando coordinar las obras a cuatro manos era una misión casi imposible. También en el canto, cuando llega la muda vocal y, de repente, tu propia voz te es ajena y las sensaciones que te servían ya no lo hacen. Porque, además, el canto es eso: un instrumento invisible; un conjunto de imágenes y sensaciones que, con ayuda o no, le toca crear a cada uno. Vivimos intentando luchar tercamente contra procesos que no admiten prisas.

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El estudio también es frustrante. No la idea de estudiar en sí, sino dónde hacerlo. Yo tuve suerte: en diez años de estudio, la mayoría no tuve que pagarlo; pero creo que en Uruguay aún se le da poco lugar a la música. En tiempos de recortes, es lo primero en temblar. En Montevideo solo había dos escuelas de música de primaria; en los otros departamentos, menos aún. ¿Cómo hace un niño que vive lejos de las dos escuelas para asistir si no hay un adulto responsable que pueda llevarlo? Y, aunque pueda hacerlo, ¿qué hace al egresar?

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Terminé la escuela de música decidida a continuar con mis estudios. El único lugar gratuito —porque los pagos suelen no ser accesibles— exigía prueba de admisión y solo tenía dos cupos para piano. Quedé afuera y, conmigo, todos los que se habían presentado; todos menos dos. Yo encontré otras posibilidades, pero ¿qué pasa con los que esa era su única chance?

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Más adelante pasa lo mismo: para estudiar música a nivel terciario hay que dar prueba de admisión. El que quiere estudiar medicina, comunicación, derecho, entra solo con el bachillerato correspondiente terminado, pero a nosotros nos piden una base de conocimientos que no son desarrollados en niveles anteriores. Entonces, el que no puede pagar clases para pasar la prueba, que busque otra cosa que hacer. ¿Qué tanto hablamos de inclusión, si ingresar a una carrera pública termina siendo un privilegio?

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Creo que la frustración es parte del proceso, y es reflejo del compromiso con lo que hacemos. Es ahí donde se genera esa magia que solo sucede en el escenario, de escucharnos y pensar: «¡Mirá lo que logramos!», que ojalá todos pudieran experimentar.

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MuertaViva

Texto por Barbara Meireles. Fotografía por Virginia Mesías

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Pálida me mira, me habla y me invita. Entre lo bello y lo horrible hay solo un paso. Balbucea que este es el reino de los muertos, y sonríe. Le ofrezco mis vestidos, le digo que está viva… Y me cree.

 

A la hora de pensarnos, las ideas en relación a la belleza son aquellas que, en general, asociamos con sentimientos que perturban, más que con sentimientos de gozo. Porque el hecho de gustar y gustarse siempre ha estado en alianza con mandatos puros y duros y en función a la bajada de línea del momento. Seamos realistas, jamás el mundo pensó en hacernos las cosas fáciles.

 

Ser bella es una tarea de titanas, en donde nos toca el ayuno, el tiro bajo, la panza chata, las canas ni loca, y las curvas…. pero no tanto, porque curvilínea sí, pero muy curvilínea no, porque sexy sí, pero tanto no, porque flaca sí, pero muy flaca mejor, pero jamás vieja, pero vieja jamás.

 

En ese contexto, sublevada y craneando alternativas, surge MuertaViva. Recuerdo cavilar si era posible, generar un espacio de disfrute, en relación a nuestra cuerpa y nuestra propia versión de lo que es ser o no ser bella.

 

Nunca comulgué con esa lindura tan obvia, mejor dicho, esa hegemonía, siempre me pareció perturbadoramente tediosa y estaba segura de que ser rebelde, provocadora o premeditar la diferencia, son formas de la hermosura poco cotizadas y que, a mi criterio, debíamos defender del déspota señor Moda.

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Ese ideal que nos imponen es soso, tibio, frágil, aburrido, nos coloca en un lugar poco activo, donde solo estamos invitadas a contonearnos por una pasarela invisible, una pasarela de la sumisión, donde el uniforme es ley, y se acepta entregar el alma sin chistar, a cambio de una supuesta aceptación y pertenencia en masa.

 

Quizá por eso me obsesiona enunciar el ser como premisa a la hora de pensarnos, porque nos ubica en un lugar activo, de constante conflicto, donde muchas veces lucha como me veo y quien realmente soy, lo aprendido y lo que construyo, y como edificar mis fortalezas, aún con cimientos de aparentes debilidades. Desde la estética proponer expresarnos, no repetirnos sin cuestionar y que convertirnos en nuestras propias aliadas no parezca imposible.

 

Sin dudarlo surge: VestiteComoSos y así, poner en palabras lo fácil que puede ser, si me conozco. Mirarnos, y toparnos con nuestra belleza, esa que surge espontáneamente o mejor, la que nos ocupamos de construir. Verla, sentirla, mostrarla y que arda lo que tenga que arder. Y así, sin más, avanzar.

 

Desde allá hasta acá, he visto pasar por mis probadores todas las tallas, todas las edades y formas de percibirse, he visto transformaciones que traspasan lo estético, hemos charlado y debatido entre vestido y vestido. Hemos pensado entre todas y he pensado mucho sola. Hemos celebrado y tomado conciencia. Desde allá hasta acá, corté abrigos y cosimos muchos dolores. Pero sobre todo, con algunas certezas y sin pausa, damos batalla. MuertaViva es nuestra trinchera.

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Der Club der Rebellen

Text von Sebastián Rivero ​

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Foto von: Virginia Messias

Es ist drei Uhr nachmittags und in einem Gebäude im Zentrum von Montevideo versammelt sich der El Club de los Rebeldes, eine kreative Schreibwerkstatt für ältere Menschen, um ihre Stifte zu spitzen. Gestalten in Säcken und rot geschminkten Lippen nehmen Platz, zücken ihre Hefte und beginnen zu schreiben. Der Slogan ist einfach, entschlüsseln Sie das literarische Rätsel, das ihnen der Zufall auf den Tisch legte. Jeder Rebell sucht nach dem Reim, bringt die Wörter durcheinander, streicht durch, rührt sich, taucht in seine persönliche Geschichte ein, um ein Stück der großen kollektiven Geschichte Uruguays zu entdecken. Schönheit entsteht.

 

Der Club ist ein Raum der Freiheit, der widerlegten Verse, rebellisch, neugeboren. Ein Ort, an dem Sie sich nur vorstellen müssen. Manche schreiben zum ersten Mal seit siebzig Jahren wieder, und manche haben bereits mehrere Bücher veröffentlicht; diejenigen, die kommen, um Ideen anzuregen, und diejenigen, die kommen, weil die Straße ihr Zuhause ist und es im Winter kalt ist. Der Drang zum Schreiben bringt alle an denselben Ausgangspunkt: dem kreativen Impuls des Lehrers zuzuhören, um ihn mit seinem eigenen Stil wachsen zu lassen. Die Wichtigkeit, in dieser Lebensphase ein Projekt zu haben, ist eine wesentliche menschliche Handlung. Die Leidenschaft und den Mut finden, ihre Erfahrungen und Fantasien zu teilen, sich zu erlauben, der Selbstmordattentäter, die Mörderin, der junge Mann, der sich verliebt, die Frau, die die Welt bereist, das Kind, das das Flugzeug steuert, die Frauen und Männer, die das Leben umarmen.

 

Der Rebels Club öffnet einmal pro Woche, ist kostenlos und bietet Platz für bis zu 25 Personen. Es ist im Grunde ein Raum des Ausdrucks durch das Wort und betrachtet in erster Linie das Lesen, die Musikalität und den schriftlichen Ausdruck. Das Hauptziel ist es, einen Raum zur Eindämmung zu schaffen und Erkundungspfade für neue Arten des Schreibens und Lesens zu eröffnen. Von diesem Ort aus verlinken wir als Leser mit den Texten, ihren Verfassern, Urhebern und dem Umfeld. Das Lesen und das Spiel sind die Unterstützung dieser Erfahrung, die das Wort als grundlegenden Ton nimmt. Das sichere Publikum besteht jeden Dienstag aus Menschen zwischen 60 und 90 Jahren, die in den dritten Stock gehen, um sich zu freuen, um eine Zeit zu beschreiben, die nicht mehr ist.

 

Nery, ein Mitglied des Clubs, sagt: „Es ist ein Ort, an dem Respekt, Einheit und Verständnis herrschen. Wir alle tragen etwas bei. Wir alle sind Schöpfer und unsere Vorstellungskraft macht uns zu Geschichten- und Poesiemachern. Ich fühle mich frei und spontan, das zu teilen, was ich schreibe». Rosa sagt, dass sie zum Workshop kommt, weil sie Literatur sehr mag, ihr Ziel ist es zu lernen, ihre Gefühle zu entwickeln und schriftlich auszudrücken. Dante denkt darüber nach, wie wichtig es ist, in diesem Alter aktiv zu sein; Orte zu haben, an denen man sich konfrontieren, unterhalten und ausdrücken kann, ist von entscheidender Bedeutung. Alicia sagt: «Ich bin auf Empfehlung zum Workshop gekommen und freiwillig geblieben. Der Raum gibt mir das, wonach ich gesucht habe und was ich brauche: mit Gleichaltrigen in einer unterhaltsamen Umgebung abzuhängen.“

 

Myriam sieht es als „eine heilende Erfahrung, bei der wir unsere Erfahrungen und persönlichen Geschichten ausschütten. Ein Treffen, bei dem Toleranz und Freude herrschen. Wir lachen viel, weil wir auch Sinn für Humor und den Wunsch haben, voll und ganz zu leben. Alfredo sagt in seinem Buch The Delights of Healing: „Wie schade! Ich hatte das Blatt nicht in der Hand und die fatal aufmunternde Strophe flog umsonst. Die blaue Harmonie blieb wie ein verstümmeltes Omen, ohne das Lied oder das Adagio dieses Sohnes, der zitterte. Ich kann kaum die Erinnerung an seine verstümmelte Essenz fast am Ende meiner Geschichte retten, wenn ich nichts mehr bin».

 

Zusammenkommen ist ein Akt der Rebellion, um das Wort zu berühren und damit die Sprache nicht taub wird. Die Herausforderung im Workshop besteht darin, Brücken bauen zu können, das Risiko einzugehen, das das Schreiben mit sich bringt, immer wieder gibt es Höhen und Tiefen, die die vermeintliche Ruhe erschüttern. Es ist fast Zeit zum Gebet, die Sonne versteckt sich durch das Dachfenster und die Figuren gehen die Treppe hinunter. Nächste Woche werden wir Gründe haben, zusammenzukommen und dem Heiligen der heiligen Karte zu danken.

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Foto von: Virginia Messias

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Träume mit Disteln

Text von Florencia Martínez Aysa

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Foto von: Virginia Messias

Meine Erfahrung als junge Frau und Künstlerin in der Mitte ist wie ein Trickspiel. Man muss spielen, es braucht Zeit, es ist ein strategisches Spiel. Alle Spiele sind unterschiedlich, es hängt von den Karten ab, die Sie auf der Hand haben, und von der Probe. Achten Sie auf die Spielreihenfolge und achten Sie auf die kreolische Lebhaftigkeit, denn die Lüge gilt.

 

Man sagt, wenn man anfängt, nimmt man am meisten auf. Ich weiß wirklich nicht, nach dem, was ich gesehen habe, ist Erfahrung entscheidend, aber wenn das Glück auf Ihrer Seite ist und Ihnen jemand erklärt, wie man die Karten verschachtelt, können Sie das Spiel umdrehen. Ich musste verlieren, weil das letzte Tor fehlte, und gewinnen, weil ich schlecht stand. Sie tappen nach und nach, die erste Runde sind so viele hässlich und wenn Sie eintreten, sind sie gut. Sie können Hand in Hand und auch in einer Gruppe spielen.

 

Es ist von Anfang bis Ende ein künstliches, kreatives Spiel mit volkstümlicher Terminologie, bei dem Berechnungen, Gedächtnis, Liga, strategische Zeichen und Humor zusammenkommen. Als ich noch sehr jung war, lernte ich Blume, Neid zu singen und sogar "retruco!" zu rufen. mit wenig oder gar nichts. Wenn ein Spiel kompliziert wird, passen Sie Ihren Körper und Ihre Stimme an. Ich mag den Teil, wo du es wie eine Sache erscheinen lässt, aber es ist eine andere. Und ich verstehe immer noch nicht, warum der Bube und der Springer 27 wert sind, aber wenn sie auf dem Tisch liegen, tötet der Springer. Dinge passieren mit dir

 

Einmal durfte ich fast jede Runde in einer Meisterschaft spielen, bis zum Finale. Sie sagten mir, dass ich wegen des Chambona-Glücks dort sei und ließen mich das letzte Spiel nicht spielen. Die Realität ist, dass ich es von außen gesehen habe, weil ich eine Frau war, ich habe diese Hand verloren. Ich war 14 Jahre alt, ich wurde wie ein Caltrop. Aber ich habe das Spiel nicht beendet, ich spiele es immer noch.

 

Heute ist es für mich ein Stolz, eine Frau zu sein, weil es den Kampf gegen korsettierte Geschlechterrollen bedeutet, die aus einer autoritären Perspektive ohne Freiheit oder Nuancen auferlegt werden. Eine Frau zu sein bedeutet, sagen zu können, wer ich heute wirklich bin, und ich bin wie eine Distel, Überlebenskünstlerin, dornig, wild. Anfangs nicht in das vorherrschende Stereotyp passend, gewöhnte ich mich daran, zu reflektieren: „Bin ich eine Frau? Warum Frau? Was bedeutet es für mich, eine Frau zu sein? Warum fühle ich mich wie eine dornige Frau?

 

Die Arbeit nimmt gewissermaßen den Platz der Antworten ein. Körperlich: "Warum mein Körper?" Darauf antworte ich: "Warum nicht?" Irgendwie lässt es sich nicht vermeiden. Ich bin 27 Jahre alt und gehe diesen Weg bewusst als Frau und Künstlerin seit etwa sieben oder acht Jahren.

 

Bis zu meinem 18. Lebensjahr lebte ich in Florida, besuchte dort schon früh Zeichenworkshops und hatte mit 16 meine erste gemeinsame Ausstellung in der Casa de la Cultura. Mit 17 nahm ich an der Biennale of Young Creators der Atchugarry Foundation teil und am letzten Tag wurde parallel die Ausstellung „Sola“ von Linda Kohen eröffnet. Es war die erste Ausstellung einer Künstlerin, die ich gesehen habe, ich habe Stunden damit verbracht, sie durchzusehen und bin mit vielen Fragen und nur einer Gewissheit zurückgekommen: Ich wollte Künstlerin werden. Dann hatte ich die Möglichkeit, zum Studieren nach Montevideo zu kommen. Ich musste mich vorbereiten, mir war klar, dass es kein einfaches Spiel werden würde.

 

Unterwegs begann ich von Disteln zu träumen, sehr grün, voller Dornen, die verwelken, aber stärker werden und, schon sehr starr, abbrechen, fallen und keimen. Sie werden mit mehr Kraft wiedergeboren, multipliziert, an einem Ort und einem anderen, weil sie sich bewegen, sie bewegen sich. Erweitern Sie Ihren Horizont! Sie leuchten! Sie sind alle unterschiedlich, sehr speziell. Eine Frau zu sein bedeutet, stark, mutig und kreativ zu sein. Stark und widerstandsfähig wie eine Distel, mit vielen scharfen Spitzen, schwer verdaulich.

 

Meine erste Inspiration war meine Mutter, die ebenfalls eine Caltrop-Frau ist, da sie auf ihre Weise einen Weg gefunden hat, sich selbst treu zu bleiben. Es bereitete mich vor, haftete an meiner Essenz, ließ meine ersten Dornen herauskommen und half mir zu verstehen, dass ich, um zu überleben, Anpassungsstrategien entwickeln musste. Ich bin voller Disteln, Narben und Erinnerungen jenseits des Zauns dessen, was von einem Mädchen und einer Frau erwartet wird, und ich habe sie kartiert, wie die Spur eines Menschen, der seinem Weg folgt.

 

Ich beabsichtige, durch verschiedene Sprachen an den instrumentellen Gebrauch von Kunst als Werkzeug zu appellieren, um unsere finstere Gegenwart herauszuarbeiten, Dimensionen unserer vitalen Erfahrung sichtbar zu machen und zu reflektieren, die aufgrund ihrer Subjektivität und Immaterialität ohne dieses Werkzeug der Repräsentation und Symbolik auskommen Abstraktion, darüber konnten wir nicht streiten.

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Foto von: Virginia Messias

Ich produziere Bilder rund um Fragen, die sich durch meine Existenz ziehen, und haben als roten Faden den weiblichen Körper und seine Interaktion mit dem Medium, der Umgebung und dem Territorium.

Ich baue mich die ganze Zeit, warum bin ich, wo ich bin, was will ich? Ich wünsche mir viele sehr kraftvolle Dinge, und die ästhetische Erfahrung erlaubt es mir mehr oder weniger emotional, diese symbolische Suche zu durchlaufen.

 

„Wer bin ich?“, frage ich mich, „was ist mein Trauma?“, „warum bin ich besessen von Caltrops?“ Sie sind meine Erinnerung in diesem Gebiet, und nicht nur meine. Andererseits arbeite ich konzeptionell mit ihnen und finde in dieser Verbindung eine Ausdrucksfreiheit, die ich in jahrelanger Arbeit mit traditionellen Techniken nicht erreicht hatte.

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Foto von: Virginia Messias

Die Caltrop ist für mich ein botanisches Symbol, die maximale Repräsentation von Insubordination und Insubordination, da es bestimmte Mechanismen und Verhaltensweisen dieser Pflanze gibt, die für die Verbreitung von Überlebens- und Anpassungsstrategien wirklich effektiv sind. Ich eigne sie mir in formalen und symbolischen Schnittmengen an, die in meiner visuellen Arbeit vorhanden sind.

 

In meiner Kindheit wusste ich, wie man mit ihnen spielt und sie als mächtige Waffen einsetzt. Als Künstler hilft mir die Verwendung von visuellen Imaginationen, die ich in der Landschaft finde, meine Heilungs- und Wachstumsprozesse zu problematisieren, indem ich sie teile. Jede Erzählung ist ein Dorn, und zusammen bilden sie das Territorium und meinen Körper.

 

Die Caltrop als Ikone, die den Prozess der Anpassung an die feindliche Umgebung darstellt und ihre lebenswichtigen Eigenschaften bewahrt: das ist der Trick. Anpassungen, um der eigenen Natur treu zu bleiben.

 

Als Frau, Künstlerin und Lehrerin bin ich tausendmal wieder Frau, aber ich verriegele mich immer. Eine Frau ohne Angst. Das ist für mich der Schlüssel zur Freiheit der Schöpfung. Ich widme mich der Erfindung meines Schicksals, und da dies nicht das Ende der Geschichte ist, hinterfrage ich mich so viel wie nötig, weil ich es gewissermaßen modelliere und niederschreibe. Ich habe mehrere Horizonte; während ich gehe, entstehen neue.

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Florence Martínez Aysa

27 Jahre alt, geboren 1994 im Departement Florida. Sie lebt und arbeitet derzeit in Montevideo, Uruguay.

Bildender Künstler und Lehrer. Er arbeitet in der Sekundarstufe und in seiner eigenen Werkstatt Montevideo. Sie ist Workshopleiterin am MAVEA Museum of Visual Arts Florida. Seit 2012 stellt er individuell und kollektiv aus. Derzeit leitet er Art Clinics mit Cecilia Vignolo und besucht das Studio für zeitgenössische Kunst von Gustavo Tabares.

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in den Körper stecken

Text von Juan Sebastián Peralta. Fotografie durch Virginia Messias

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          Por qué somos quienes somos ? Aus welchem Phänomen, Element oder Konzept konstituieren wir uns in dem Subjekt, das wir sind, das wir zu sein glauben? Ich bin mein Handeln ist etwas, das sich durch die Geschichte der Philosophie und auch des Theaters zieht. Ich bin, insofern ich handele, und es ist diese Arbeit, die mich  als das Subjekt konfiguriert, das ich bin.

          _cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_  Wir können Shakespeare zustimmen und fühlen, dass wir nur ein vorübergehender Schatten sind, ein armer Schauspieler, der während seiner Stunde auf der Bühne stolziert und stolziert und dann weg ist, nichts ist mehr zu hören . Denn das Leben ist nur eine Geschichte, die von einem Idioten erzählt wird, voller Klang und Wut, die nichts bedeutet. Aber selbst diese bedeutungslose Geschichte wird durch konkrete Aktionen und Performances gestaltet. Handlungen und Performances , die für ihren Protagonisten so viel Bedeutung haben, dass sie sogar zu Angst, Depression und Selbstmord führen können.

          _cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_  Die Konfiguration des Subjekts als Bedeutungsinstanz erfolgt durch seine Eingliederung in das semantische Feld durch Handlung. Die Handlung ist ein Einbringen von Ideen in einen Körper, daher ist es für das Subjekt grundlegend zu unterscheiden, ob die Ideen, die es in seinen Körper einfügt, seine eigenen oder andere sind.

         Â«Una mujer no es ein Mann“, „Frau ist eine Mutter; Mann, Vater“, „sie haben unterschiedliche Organe“, „oh Lehrer, du fragst seltsame Dinge“, „Frau ist Frau“, das waren einige der Antworten einer Gruppe von Künstlern der fünften Klasse auf die Fragen: Was ist eine Frau? ? Was ist ein Männchen? Ein anderer Student reichte eine Zeichnung ein, in der eine stilisierte Figur – Phosphorit – mit Brüsten auftauchte; In einer anderen  Zeichnung ein schwangeres Streichholz.

          ¿Qué hace que un männlich ist männlich? Und das ist eine Frau? Unsere Kultur verteilt und ordnet bestimmte Geschlechtsmarker zu, aus denen das semantische Feld des Weiblichen und des Männlichen konfiguriert wird. Bart, Schnurrbart, Hose, im Gegensatz zu Make-up, Rock und Absätzen. Und die Liste geht weiter, nicht nur mit Objekten und Attributen, sondern mit erwarteten Aktionsmöglichkeiten. Männlichkeit und Weiblichkeit sind eine soziale, geografische und historisch situierte Konstruktion. Konstruktion, die als Performance reproduziert wird, die ihre eigenen Grenzen ausgelöscht hat und die wir als das Offensichtliche, das Natürliche, das Gegebene erkennen. 5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_

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          _cc781905-5cde-3194 -bb3b- 136bad5cf58d_ Die Existenz von Dragqueens und Dragkings bringt diesen performativen Identitätszustand auf die Bühne. Identität ist eine Erzählung, die reproduziert, introjiziert und in sich selbst aufrechterhalten werden kann, ohne Beziehung zu einem wesentlichen Substrat; eine leere Seite, die jeder Einzelne bekritzelt, eine Selbstschrift, die sich als Geschenk aufdrängt und die sich oft, indem sie sich von der Angst löst, die ihre Entstehung verursacht hat, als einzigartige Geschichte etabliert. Aber sie sind nichts weiter als, in den Worten von Hamlet, Worte, Worte, Worte. Das können heute einige sein und morgen vielleicht andere.

          _cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_Aber wie kommt so etwas in den Unterricht? Durch welche Strategien können wir über die Rolle des Körpers, des Handelns, der Konfiguration von Identitäten im Bildungsprozess nachdenken? Wie kann Kritik an dominanten Narrativen in der pädagogisch-didaktischen Arbeit auftreten?

          _cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_  In meinem künstlerischen Studium im sechsten Jahr arbeite ich – in der Regel im zweiten Semester – mit Romeo und Julia. Studenten, die bereits anderthalb Jahre Ausbildung im Rahmen der Orientierung durchlaufen haben, verfügen über ausreichende Werkzeuge, um Szenen aus dem Stück auszuwählen und seine Inszenierung vorzuschlagen. Ob in der Szene des Balkons, des Schlafzimmers oder der Gruft, Fragen wie: „Muss Romeo ein Junge sein?“ stellt ein Student. "Kann ich Julia spielen?", fragt ein Mann, "können wir die Szene machen?" und sie sind zwei Studentinnen und viele mehr. Dies ermöglicht uns, von einer kritischen Wahrnehmung der Rollen auszugehen und gemeinsam zu denken, warum tun wir, was wir tun? Muss Romeo ein Mann und Julia eine Frau sein? 

          Desde el trabajo en el Klassenzimmer können wir Konfigurationsprozesse für neue Bilder durchführen. Auch in der darstellenden Kunst müssen wir uns fragen, welche Arten von Körpern wir mit unseren Praktiken reproduzieren. Wie viele Rollstuhl-Julias hast du gesehen? Wie viele gehörlose Romeos? Warum muss das Kindermädchen immer alt und dick sein? Warum kann Julia nicht fett sein? Die mit einem bestimmten Körpertyp verbundene Vorstellung von Schönheit kreuzt szenische Praktiken und kann als Gefängnis mit verheerenden Folgen konfiguriert werden. Viele unserer Schülerinnen und Schüler leiden unter Essstörungen, zB Selbstbildstörungen, inwiefern können die von uns koordinierten Lernprozesse zu den Gesundheitsprozessen dieser Menschen beitragen? Oder können nur dünne Menschen tanzen? Oder ist auf der Bühne zu stehen gleichbedeutend mit einem möglichst akzeptierten Körpertyp? Unsere Praktiken entstehen aus unseren Ideen, unsere Ideen können unsere Praktiken verändern. 

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Juan Sebastián Peralta

Philosophieprofessor (Ipa), Schauspieler (Emad), Master in Humanwissenschaften (Udelar). Er entwickelt seine künstlerische Arbeit in einem Bereich, der Theater, Performance und audiovisuelle Medien umfasst. Er unterrichtet Philosophie, Theater, Körperausdruck, Regie und kreatives Schreiben. Mehr Infos: juanseperalta.com

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Genealogie eines wahrnehmen

Text von Fabricio Guaragna Silva. Fotografie von Mariela Benitez

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Wenn wir uns zum ersten Mal einen Film ansehen, schwankt unser Zustand von erwartungsvoll und nervös zu aufgeregt und engagiert, wir werden manchmal von Angst vor der Zukunft überfallen, die wir nicht kennen, wie im Leben selbst, wenn wir es in unserem Alltag leben lebt. Die Rekapitulation meiner künstlerischen Arbeit ist wie das erneute Ansehen desselben Films, nur kann man auswählen, welche Teile man sich ansieht und welche man loslässt, ich kann mich auf die denkwürdigen Szenen konzentrieren, die "toten Zeiten" vorüberziehen lassen, die belanglosen Verbindungen. Aber dies ist eine der möglichen Zugänge zur künstlerischen Biographie, eine von vielen Betrachtungsweisen, im Wissen, dass es immer einen Ort gibt, der nicht in das Gedächtnis des Geistes zurückkehrt. Stattdessen singen der Körper und sein Gedächtnis in anderen Tonarten, nehmen Ereignisse aus anderen Lesarten wahr. Der Körper ist ein Territorium des Jetzt und hat seine Dichte zu werden, er schleicht sich ein, transformiert, provoziert, dringt ein und empathisiert. Ein Handlungsfeld, das Zeichen generiert, Symbole und Bilder kodiert, schlägt vor. Von diesem amorphen Ort aus hilft mir die Performance als Nicht-Disziplin, mich mit den konzeptuellen Linien meiner künstlerischen Arbeit zu verbinden und Projekte zu ermöglichen, die in der Verbundenheit mit anderen gestärkt werden. Wie der Körper ist die Performance ein Netzwerk von Ausdrucksformen, das mit dem Jetzt spielt, einzigartige Ereignisse aufbaut und den Alltag mit Metaphern durchzieht. Aus diesem Grund sind Körper und Performance Erinnerungsfelder, einzigartige und multiple Kommunikationskanäle, die ihre eigenen Sprachen verwenden. In dieser Reihenfolge ordne ich meinen primären Ansatz für dieses Tun an, indem ich diese andere Sprache erforsche, diese Möglichkeit, durch meine eigene Transformation zu transzendieren.

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Warum mein Körper keine Utopie ist

Meine Arbeit entwickelt sich in mehreren Linien, die wie ein Strang miteinander verflochten sind, verstrickt in die performative Poetik des institutionalisierten Körpers und die möglichen Drifts der Unterwelt in Montevideos Drag-Queen -Kultur. Dieser Strang wächst, während mein Körper neue Territorien assimiliert, ein Problem, das bis zu meinem Tod andauern wird. Der Rundgang beginnt mit der Untersuchung von Identität als subjektives und politisches Konstrukt. Ich benutze meinen Körper, der von verschiedenen Meinungsverschiedenheiten durchzogen ist, und frage mich über die Ästhetik von Vorurteilen. Meine erste performative Arbeit in großem Umfang war MUTANTE (2014), in der ich die Transformation meines „männlichen“ Körpers in einen „weiblichen“ Körper öffentlich gemacht habe. Ich durchlief einen langen und komplexen Prozess, der in der Entnahme meines Blutes gipfelte, um es unter ein Mikroskop zu legen und die Existenz „innerer“ Transformationen „beobachten“ zu können. Symbolischer Akt über die Bedeutung des Menschen , der die Grenzen des Bekannten und Unbekannten hinterfragt. Einige Zeit später habe ich die Performance NÓMADE (2015) gemacht, in der ich auf der Straße interveniere und ein neues Territorium finde, das die Möglichkeiten des politisch-gesellschaftlichen Körpers erweitert. Diese Erfahrung war ein Dreh- und Angelpunkt für die Entwicklung meiner Arbeit, da das Öffentliche und das Private ein großes Thema in meinen konzeptionellen Vorschlägen sind. Im September desselben Jahres machte ich die Performance „La trava conchificadora“, in der ich die Prämisse des Körpers untersuche: Die Konstruktion von Geschlecht ist ein gewaltsamer Akt . In dieser Arbeit werden die von ihm untersuchten Arbeitsrichtungen kombiniert, um beim Betrachter ein Bewusstsein für den Körper zu erzeugen, der von Vorurteilen, Gewalt, dekonstruierter Männlichkeit und Schmerz durchzogen ist.

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Im Jahr 2018 wurde bei mir HIV-positiv diagnostiziert, was eine weitere Schicht von Dissens und Vorurteilen über meinen Körper schafft. Ein neuer kranker Körper wird auf dem erbärmlichen Körper aufgebaut, er wird weiterhin eine Möglichkeit für weitere Fragen. Ausgehend von diesem Ereignis zeichne ich meine erste Einzelausstellung in der Sammlung Engelman-Ost DRAG (2019), in der ich aus der Körpersituation, in der ich lebe, eine Autobiographie konzipiere, die mit der Zeit und ihrer Linearität bricht.

Seitdem sind die Veränderungen und Anpassungen Teil der künstlerischen Reise, die mich aufbaut und es mir ermöglicht, den Körper als eine heimliche Einheit zu betrachten. Der Körper ist atomisiert durch Schichten, Strukturen, Normen, Vorurteile, die ihm nicht erlauben, in seiner Fülle zu koexistieren und ihn in Gefangenschaft zu halten, er bewohnt einen Ort, der von Strukturen durchzogen ist, die ihn transzendieren und an eine Dystopie binden. Ein freier Körper impliziert eine Utopie, einen symbolischen Zustand, der ihn von seinen Vorurteilen loslässt und seine Wahrheit im Jetzt präsent lässt. Vielleicht ist Leistung ein Weg zu dieser Freiheit. 

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Die Zeiten der Gewalt

Text von Diana Mines

Wir müssen etwas falsch machen oder es nicht tun, damit Femizide und schwere geschlechtsspezifische Übergriffe weiterhin verübt werden, obwohl wir Arbeitsplätze und Entscheidungspositionen gewonnen haben.

Wir haben uns darauf konzentriert, die Macht zurückzuerobern, die uns genommen wurde, und wir haben vergessen, das Bewusstsein des Ausbruchs wiederzuerlangen. Denn in allen Fällen: Was hat jede angegriffene Frau dazu gebracht, eine Beziehung einzugehen, die sicherlich von Anfang an mit Leidenschaft und Protektionismus getarnte Ãœberflutung von Kontrolle und Besitz zeigte? In dieser fortschreitenden Kombination aus Missbrauch und Zugeständnissen entsteht die Spirale der Gewalt in vielen Beziehungen, nicht nur als Paar, sondern auch am Arbeitsplatz. 

 

Eine Kultur, die Frauen und Männer dazu erzieht, weibliche und männliche Rollen auszuüben – nicht immer übereinstimmend –, die Kontrolle und Besitz einbürgern, ist immer noch in Kraft. Es überrascht nicht, dass so viele Kampagnen zur Anzeige von Missbrauch scheitern. 

 

Wir uruguayischen Fotografen wussten eine Mobilisierungsfähigkeit zu demonstrieren, die in vier gemeinsamen Ausstellungen¹ die unfaire Unsichtbarkeit von Frauen im kreativen Bereich unseres Berufs endgültig korrigierte. Was als Reaktion auf ein rachsüchtiges Bedürfnis begann, wurde zu einer angenehmen Erfahrung gemeinsamer Blicke und Motivationen, bis zu dem Punkt, an dem sich kleinere Gruppen weiterhin um spezifischere Zufälle versammelten. Als jedoch die Demonstrationen vom 8. März in Montevideo wieder an Stärke gewannen und Frauen die Nase voll von geschlechtsspezifischer Gewalt hatten, die nicht aufhört oder angemessene Antworten vom System erhält, zeichneten einige Fotografen ihre Entwicklung auf, ohne sich uns als organisiertem Kollektiv anzuschließen. Es ist fair, die Ausnahme der Gruppe En Blanca y Negra² hervorzuheben, die in zwei städtischen Interventionen die Ungleichheit der Geschlechter deutlich machte, die immer noch im politischen und gewerkschaftlichen Bereich besteht. Aber wir alle schulden uns eine tiefe Analyse dieser Gewalt, die uns als Frauen in einen historischen Aufbruch versetzt. 

 

Das Mädchen, das Pint und die Santa Maria

 

Auf der Reise meiner eigenen Fotografie frage ich mich, welche Bilder meine Ohnmacht in Situationen der Überwältigung geleitet haben oder vielleicht nach Antworten und Lösungen gesucht haben. Denn egal wie tadellos unsere feministische Argumentation ist, es ist uns allen schon einmal passiert, dass wir angesichts bedrohlicher Situationen jeglicher Art verstummen oder gelähmt sind.

 

Mädchen haben wenig Entscheidungsbefugnis über die Vorlieben und Verhaltensweisen, die in ihrer Persönlichkeit zum Vorschein kommen. Sie werden dem Ermessen ihrer Mütter überlassen, die bereits ihre eigene Verbundenheit mit den aktuellen Mustern zum Ausdruck gebracht haben. Die Köpfe sind Aufbewahrungsorte für Identitätszeichen und die Mädchen haben lange Haare und durchstochene Ohren (irreversible Handlung, die sie nur weiter schmücken können oder nicht). 

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Diana Mines wird am 22. November 1953 5 Jahre alt

Als ich kurz vor meinem 5. Lebensjahr stand, bat ich als Geschenk darum, die Zöpfe zu schneiden, die meine Mutter nach dem schmerzhaften täglichen Entwirren verflochten hatte. Kurz vor meinem 40. Lebensjahr führte andere Gewalt – anderer Ungehorsam gegenüber dem weiblichen Schicksal – zu einem seltsamen Ritual, einem vergeblichen Versuch, in die Zeit zurückzukehren, in der das größte Durcheinander nur meine Haare waren … Die Kamera, ein großer Verbündeter, sichtbar gemacht – gelöst , fast - so viel Qual. Ein Zopf und ein abgetrennter Kopf. Der zweite kann nachgebaut werden. Die erste nicht, aber es wird die Spalte sein, die sie unterstützt.

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Diana Mines, Selbstporträt mit dem eigenen Zopf des Mädchens, 1988

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Diana Mines – Röntgenbild der Wirbelsäule (Profil), INOT, Februar 2016

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¹ - Campo Minado (1988), A Ojos Vistas (1995), Complices (1997) und Crescent Room (2001). Von 11 anfänglichen Fotografen wurden 40 erreicht, die 3 Ausstellungshallen belegten: IMM Atrium, Buquebús Foundation und Notary Gallery.

 

² - Das 2015 gegründete Kollektiv bestehend aus Sandra Araújo, Adriana Cabrera, Ana Casamayou, Lilián Castro und Estela Peri führte die städtische Intervention Hijas de Vidriero auf der Plaza 1° de Mayo im Rahmen des Arbeitertags 2016 und der Frauen durch Ding auf der Plaza Independencia, 2018.

Heute, mit 72, ist es die Kamera, die gelähmt ist, wenn der ganze Körper nackt die angesammelte Gewalt zum Ausdruck bringt. Jetzt sind es Geräte, die von anderen verwaltet werden, die sichtbar machen. Das System hat andere Fragen zu identifizieren: Wie alt bist du, Oma? welche Aufgaben übernimmt es? Wissen Sie, welcher Tag heute ist? Nochmals alles mit Liebe, zu unserem eigenen Besten. 

 

Mit einer Kamera oder mit Worten müssen wir weiter behaupten.

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Diana Mines, Installation La Saga, Dezember 2013, Foto José Pilone

Diana Minen

Sie wurde 1948 in Asunción, Paraguay, geboren und lebt seit 1951 in Uruguay. Sie arbeitete als Theater- und Laborfotografin, schrieb Ausstellungsbesprechungen in verschiedenen Medien, war Jurymitglied, kuratierte und nahm an zahlreichen nationalen und internationalen Ausstellungen teil Veranstaltungen. Er unterrichtet seit vier Jahrzehnten und stellt seine Fotografien sowohl einzeln als auch kollektiv aus. Er war Mitglied des Teams für das Programm „f/22 – Photography in Depth“ – produziert vom Municipal Center of Photography und Tevé Ciudad – und erhielt 2010 den Figari Award für seine künstlerische Karriere. Mehrere seiner Arbeiten sind Teil von Sammlung Engelmann-Ost. Derzeit koordiniert er den Looks Workshop.

sie treffen

Text von Gustavo Fernández Cabrera

„Meeting them“ entsteht aus den Händen, dem selbstlosen Herzen und der großartigen Arbeit von fast zweihundert Künstlern.

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Foto: Mariela Benitez

Wie immer treffen sich zwei Freunde zum Malen. Sie eint die Kunst, eine Leidenschaft für Staffeleimalerei und Wandmalerei, eine Aktivität, die sie unzählige Male hier und in anderen Ländern zusammengebracht hat. 

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Vielleicht war es diese Erfahrung, die Federico Veiga (37) und seinen Kollegen Damián Ibarguren (50) mit der Absicht zurückließ, die Gesichter aller Verschwundenen auf eine große Leinwand zu malen.  

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Aber von diesem Moment an beschließen sie, die Idee mit anderen Schöpfern zu teilen, und starten das Projekt „Begegne dir mit ihnen“. 

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Seit einem Jahr beschäftigen sie sich mit der gigantischen Aufgabe, verschiedene Protagonisten der Kunst einzuladen, eine Aufzeichnung zu erstellen, die Werke zu erhalten und zu dokumentieren, den Prozess Tag für Tag in den Netzwerken zu veröffentlichen und eine große Wanderausstellung in unserem Land zu planen. Zu diesem Zweck stellten sie die Idee verschiedenen politischen Akteuren vor und brachten kürzlich das Ministerium für Bildung und Kultur dazu, das Projekt „Meeting with them“ von ministeriellem Interesse zu erklären.

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Im Gegenzug wird eine Dokumentation des gesamten Prozesses und seiner Protagonisten durch die Linsen von „Pata“ Eizmendi und Pablo Sobrino erstellt. 

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Der Plan war: ein Künstler, eine verschwundene Person, für die jeder Schöpfer die notwendigen Informationen hatte, um sich an die Arbeit zu machen, und sich sogar mit den Angehörigen der Opfer in Verbindung setzen konnte, wenn sie es für notwendig hielten.

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Ein Jahr später brachte „Meeting with them“ 197 Künstler zusammen, deren 197 Werke die Geschichte jeder dieser uruguayischen Männer und Frauen erzählen, die Opfer der Zivil-Militärdiktatur wurden.

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So kamen Werke unterschiedlichster Sprachen und Techniken an, immer im Standardformat von 100 x 80 cm: Gemälde, Zeichnungen, Collagen, Gravuren, gemischte und nicht-traditionelle Techniken, unter dem Motto „Celebrate life“.

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Das Thema wurde bereits von der bildenden Kunst an der National School of Fine Arts und in der bekannten Fotokampagne „Bilder der Stille“ angegangen, bei der kulturelle, soziale und sportliche Persönlichkeiten mit dem Bild jeder verschwundenen Person porträtiert wurden.

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Gustavo ist bildender Künstler, Lehrer und Kommunikator.

Foto: Mariela Benitez

Aus meiner Sicht als Künstler und als Uruguayer, der sich unserer Realität und der jüngsten Vergangenheit verschrieben hat, war es eine bewegende Erfahrung.

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Fast zu Beginn des Projekts eingeladen, wurde ich Washington Fernando Hernández Hobbas zugeteilt, der am 5. Juli 1977 im Alter von nur 15 Jahren in Buenos Aires verhaftet wurde und verschwand, während zwei seiner Brüder und seine Mutter das gleiche Schicksal erlitten._cc781905- 5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_

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Anfangs fiel mir der Gedanke schwer, ihn mir inhaftiert, gefoltert und verschwunden vorzustellen, vielleicht auf Todesflügen. Er wusste, dass er als „Köder“ benutzt worden war, um andere Menschen zu verhaften. All dies verursachte in mir eine Qual, die meinen Willen und meine kreative Kapazität überstieg, bis zu dem Punkt, an dem ich bezweifelte, ob ich qualifiziert wäre, ein Porträt mit solch einer emotionalen Aufladung zu machen. 

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An diesem Morgen fiel mir ein, dass meine Großmutter, nachdem ich meine Highschool-Uniform angezogen hatte, mir erzählte, dass der Unterricht ausgesetzt sei, weil es einen Staatsstreich gegeben habe, sie sei fünfzehn Jahre alt, genauso alt wie Washington, als sie verschwanden.   

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Ich verbrachte Monate damit, herumzuirren, bis ich eines sehr entschlossenen Tages in die Werkstatt ging, um „meinen Freund Washington“, wie ich ihn nannte, zu porträtieren.

Ich kam an, skizzierte das Bild und begann zu malen, ganz in Blau, wie im Traum. 

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Während des Prozesses verwandelte sich diese Qual in Freude, ihr Haarschnitt und ihr Hemd erinnerten mich an meine Zeit mit Tänzen und ersten Freundinnen, den bunten Lampen, die über einen Patio in Las Acacias liefen, der Musik und diesen hoffnungsvollen „Siebzigern“._cc781905 -5cde- 3194-bb3b-136bad5cf58d_

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Während ich malte, fragte ich ihn: Wo wirst du sein?  Mal sehen, ob du nach all dem auftauchst. Worüber würden wir heute sprechen? Was hättest du dir vorgenommen, welchem Gewerbe oder Beruf? Aber seine Antwort blieb in Schweigen aus diesen großen, melancholischen Augen getaucht, gekrönt von seinem Pony und diesem schwachen Lächeln auf seinem fast runden Gesicht, irgendwo zwischen einem Kind und einem Jugendlichen. 

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Das Porträt eines Verschwundenen zu malen ist eine seltsame Erfahrung, und das umso mehr in Washington, da das Foto von ihm von seiner Schwester Lourdes aufgenommen wurde, die ebenfalls unter den gleichen Umständen verschwand. 

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 Das „Problem“ der Verschwundenen in den Händen der zivil-militärischen Diktatur in Uruguay ist eine offene Wunde, an dieser Stelle könnten wir sagen, dass es ein Geschwür ist, das bis zum Schluss nicht zu Ende geheilt ist Leichen gefunden werden, ihre Ãœberreste oder zumindest genaue Nachrichten über ihren Aufenthaltsort.

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Als Gesellschaft und insbesondere für die Angehörigen dieser Opfer ist es notwendig, die Seite umzublättern und das Buch zu schließen, aber nicht, indem sie ihre Entführer vergessen oder ihnen vergeben.

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"Meeting them" entsteht aus den Händen, dem selbstlosen Herzen und der großartigen Arbeit von fast zweihundert Künstlern, die durch ihren Ausdruck einer Gruppe uruguayischer Opfer des Staatsterrorismus huldigen wollen und versuchen, Licht in diese dunkle Stille zu bringen, die schläft unter Land oder in den Gewässern des Rio de la Plata.

 

Nie mehr.

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Detail der Arbeit "Washington Hobbas" von Gustavo Fernández Cabrera

Foto: Mariela Benitez

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