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Disidencias

De la familia tradicional al reconocimiento de la diversidad:breves nociones sobre el debate en torno a la «crisis de la familia»

Texto: Juan Martín Sánchez¹ y Sheina Leoni Handel²

Fotografía: Mariela Benítez

No existe algo como la familia, solo las familias

Diana GITTINS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Diferentes sectores políticos presentan los cambios sociales como una muestra de la decadencia de la familia y de los valores tradicionales, y engloban como prueba de ello fenómenos tales como la transformación de los roles de género, la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario o la mayor visibilidad de la diversidad sexual.

Intentar definir con precisión el concepto de familia no es nada sencillo, incluso en las ciencias humanas se manejan diferentes acepciones del término. Siguiendo a Macionis y Plummer, podemos decir que una familia es: « […] una institución social que agrupa a los individuos en grupos cooperativos encargados de tener y cuidar a los niños. Estas unidades sociales se basan en el parentesco, definido como vínculo social basado en la sangre, el matrimonio o la adopción³».

 

 

 

 

 

Sin embargo, como los mismos autores señalan, la definición está sujeta a debate. Por ejemplo, podríamos hoy cuestionarnos: ¿es necesaria la presencia de hijos para que exista una familia?

Nuestro imaginario social está dominado por el concepto de «familia tradicional» (es decir, la familia nuclear formada por padre, madre e hijos), el cual nace de la sociedad burguesa de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX; pero que, pese a ser un constructo social, se nos presenta como una realidad ontológica inmutable, como si por fuera de ella no existieran familias.

Entendemos la familia como una realidad social e históricamente construida, lo central en ella es su carácter de grupo primario, dentro del que se desarrollan funciones como la socialización, la seguridad económica y afectiva, el cuidado de los hijos; el apoyo moral y psicológico. Funciones que se desarrollan de forma independiente al sexo, orientación sexual o identidad de género de sus miembros.

Este concepto engloba la diversidad de modelos familiares, entre los que podemos señalar: familias tradicionales, las familias extendidas (aquellas en las que se incluyen personas de diferentes generaciones), familias ensambladas (cuando se componen con agregados de dos o más familias), familias monoparentales (cuando solo hay uno de los padres a cargo), familias homoparentales (cuando se conforman con padres del mismo sexo), familias de elección (cuando las personas que la conforman no están necesariamente unidas por vínculos legales o de parentescos), entre otros.

El pasaje de la familia tradicional a la diversidad familiar es fruto de una serie de transformaciones sociales que han impactado en el relacionamiento social, sexual y afectivo de los seres humanos. Entre ellos, la transición demográfica, cambios en los roles de género, una disminución de la nupcialidad, un aumento de los divorcios, la postergación de la maternidad, etcétera, todos ellos vinculados con lo que Giddens⁴ denomina la sexualidad plástica, es decir, liberada de la visión exclusivamente reproductiva.

A la luz de estos cambios, ¿por qué entonces la familia sigue siendo objeto de disputa del discurso político? Porque es un aspecto central en la cosmovisión del orden social en el que los grupos conservadores centran sus esfuerzos por preservar el statu quo de las jerarquías en torno al sexo y el género. Al decir de Phillippe Masanet⁵, la referencia a «la familia» es uno de los mecanismos homofóbicos más tradicionales.

Detrás del discurso «profamilia» se esconde una estrategia a través de la que se construye un enemigo (a saber, la diversidad sexual y el feminismo), percibido como amenaza para el orden existente. El objetivo de esta narrativa es la relegitimación de la misoginia y la LGBTfobia en el ámbito social.

Es fundamental comprender estas modificaciones para elaborar un nuevo concepto de familia, que ha sido y es imprescindible, tanto en el pasado como en el presente de la humanidad. Podremos concluir con una idea digna de un nuevo debate: la familia no ha decaído ni está desapareciendo, simplemente se ha transformado.

 

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¹Juan Martín Sánchez nació en San Carlos, Uruguay. Es profesor de Historia en educación secundaria. Activista del colectivo Rainbow Families Uruguay.

² Sheina Leoni Handel nació en Montevideo, Uruguay. Es profesora de Sociología y Derecho en educación. secundaria y UTU. Es escritora y activista del colectivo Rainbow Families Uruguay.

³ Macionis, John y Plummer, Ken. Sociología. Madrid: Pearson, 2011.

⁴ Giddens A. La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas. Barcelona: Cátedra, 1998.

⁵ Masanet, Philippe. «Familia», en Diccionario Akal de la homofobia, editado por Louis-George Tin (dir.). Madrid: Akal, 2012.

Valores

Disidencias

Texto por Angélica Beatriz Ramírez Abella¹

Fotografía por Mariela Benítez

A la memoria de la gran compañera Élida Pintos,

que nos prodigó con sus valores de amor,

sororidad y solidaridad.

En primera instancia, quisiera compartir algunos aspectos que entendemos centrales a la hora de hablar de las expresiones culturales colectivas de origen, africanas y/o afrodescendientes, como son las comparsas. Sin duda, las características que se fueron dando en la esclavitud y en el periodo poscolonial adquirieron nuevos contornos, fundamentalmente se trata de un fenómeno que se tornó público, que tomó las calles, nada diferente a otras expresiones de América Latina, con la particularidad de que en Montevideo se desarrolló en el ámbito urbano, en el centro de la ciudad, con un anclaje barrial, con referencias y gestionado por familias, pero que se extiende a otras y otros construyendo lazos de identidad colectiva. Se convocan se organizan en más de un liderazgo, lo que posibilita que se dé una entidad particular de cada grupo humano.

El período de la dictadura rompe con estas características de anclaje barrial expulsando a familias enteras a los márgenes de la ciudad, lo que no quiere decir que estas formas de expresión tradicional de danza, toque y símbolos decaiga; por el contrario, se expande, crece y se multiplica creando nuevos cimientos con especificidades nunca antes vistas, más de una comparsa ya no pertenece a las familias tradicionales, otras familias se dividen y dan lugar a múltiples comparsas en el mismo barrio o cercanas.

Surge un nuevo fenómeno: el de las cuerdas de mujeres que se apropian desde nuevos sentidos de pertenencias y empoderamiento pleiteando espacios nunca antes ocupados por las mujeres. Sin lugar a dudas, hablan de que esta expresión libertaria toca fibras a la sensibilidad de nuevas generaciones. Estas situaciones arrojan nuevas tensiones en las que los «naturales» (personas afrodescendientes) ven con preocupación el desvío o distorsión de las formas de toques, danzas y cantos que, otrora, eran patrimonio de los grupos excluidos y discriminados para ser un patrimonio de otros colectivos y personas que también sienten el candombe como parte de su identidad colectiva. Estas tensiones siguen vigentes y son parte de los desafíos a los que una comparsa joven de un barrio tradicional como Palermo se enfrenta.

La comparsa es impulsada, dirigida por un hombre joven Diego Paredes Ramirez, hoy con 39 años, no perteneciente a las familias que vivían en los conventillos, quien no llegó a ver la tragedia de la expulsión, ni tampoco el sentido comunitario que regía previo a los desalojos, pero que aprendió a respetar y valorar a sus referentes —particularmente a su maestro Gustavo Oviedo (jefe de la cuerda tradicional de Ansina por más de treinta años)— y lleva con humildad y respeto un legado que entiende debe resguardar, preservar y enaltecer. Con el compromiso que será hasta que generacionalmente otras y otros tomen la responsabilidad que él, junto a otras y otros, asume hoy.

Los tamborileros de tradición africana aprenden desde niños a tocar observando, van junto a sus padres, tíos familiares mirando la desde el proceso organizativo, el armado de cuerda, los lugares y la formas de ejecutar el instrumento central de la cuerda, hombres y mujeres conocen las jerarquías y referencias de esa orquesta que se desplaza, pero cuyos códigos y roles son de conocimiento de todos sus integrantes.

El resto de las personas acompañan bailando, caminando, ocupando todo el espacio público, adelante, a los costados y atrás, en una procesión donde personas de todas las edades, géneros, razas, expresan un sentir lleno de musicalidad y expresiones corporales de danza y canto. Valores de Ansina surge de la mano de uno de esos niños que participaba de las distintas comparsas que surgieron a lo largo de su vida. Jugaba a las comparsas, como reza la despedida de Valores escrita por Lucas Lessa, como muchos de les niñes del barrio, quienes tienen juegos que reflejan su cultura.

Diego Paredes tenía en su haber el hecho de ser hijo de una mujer que desde su juventud elige el candombe como su expresión musical de lucha y resistencia: Chabela Ramírez Abella, ella se autodefine más que como una cantante, como una mensajera de la cultura del candombe, por lo tanto, cuasi naturalmente comienza, casi adolescente, a tocar con sus amigos, a salir y compartir los toques y la música que se convierte en la pasión que centraliza su vida.

Diego forma parte de una familia con profundo compromiso social y político desde sus abuelos y familia extendida, él explica en una nota que le pone el nombre Valores por los principios éticos inculcados particularmente por su madre. Entiende tempranamente que el candombe es más que toque, danza y canto: es una forma de vida, un ritual impregnado de la resistencia de un pueblo que lucha por sobrevivir y emanciparse preservando su esencia identitaria. Sabe que, como se ha hecho tradicionalmente y a lo largo de los años, la comparsa se convierte en una gran escena donde la cultura afro expresa su pensar, su sentir y su posición frente a una sociedad que le ha dado la espalda.

Las comparsas le cantan a sus realidades, a su contexto, con la diversidad de pensamiento y de visión que cada grupo humano posee. Valores es una comparsa joven que no se ajeniza a los cambios sociales que se transita y ha puesto en el escenario de carnaval aspectos que hacen del cotidiano de las personas, las tensiones, los colectivos invisibilizados, las temáticas como el racismo, el sexismo y la diversidad sexual, para sacarlos del closet y mostrar sus consecuencias en la vida de las personas.

Sin dudas, se trata de una comparsa disruptiva, que rompe con formas más tradicionales colocando nuevos relatos desde las generaciones que atraviesan nuevas disyuntivas sociales ideológicas y políticas. Su espectáculo 2023, Entre, da cuenta de ello, incursiona en realidades diversas (no binarismo) que interpelan a la sociedad y nos ponen en el desafío de tomar posición. Así lo hace, más allá de los resultados que los jurados definieron. La proyección de la comparsa proyección toma lo cultural como herramienta social y política, incursiona en aspectos de fuerte preocupación para la sociedad uruguaya, como es el fenómeno de las adicciones, realizando el «Candombe salud», espectáculos callejeros en el barrio, apelando al cuidado a través de buscar formas de acortar riesgos en el consumo problemático. Por otro lado, luego de muchos años reedita los festivales de candombe en Candombe Vivo, promoviendo un espacio de presentación de bandas jóvenes que incursionan en este género, y cuenta con apoyo del Gobierno nacional y el Gobierno departamental.

Valores Comparsa ha tenido un plantel de dirección en el que Diego comparte con Agustina Martínez, Gabriel Skliro y un gran equipo de componentes y técnicos de alta exigencia técnica y profesional han tomado la responsabilidad de llevar adelante, junto a un numeroso plantel joven, esta propuesta innovadora de profundo raigambre palermitano. Hay dos mujeres que marcan la diferencia y le dan una identidad única, ellas son: Chabela Ramírez, con su clara esencia candombera, mujer de tradiciones y defensora ultranza de la cultura afro, y Jimena Márquez, quien abre un campo de nuevos enfoques y quien, desde su profesionalismo, sintetiza en su propuesta artística una aguda mirada de la realidad que nos circunda. El rápido ascenso de Valores en las premiaciones los encuentra entre las comparsas que definen, ocupando los primeros lugares.

Todos estos aspectos tienen como correlato que cada domingo cientos de jóvenes de todas las procedencias, razas y géneros acompañan su salida tradicional disfrutando de una comparsa que se ha tornado de referencia.

En una composición intergeneracional, interracial, que promueve la equidad de género y la inclusión, que sostiene las formas tradicionales esenciales y se abre a nuevos caminos donde explora y avanza a un compromiso social con aquellos sectores históricamente postergados. El carácter periférico de la comparsa va tomando un rumbo hacia la centralidad. Su trabajo en equipo, mujeres y hombres aportando en igualdad de condiciones en todos los ámbitos de la comparsa —tanto desde lo organizativo como desde el aporte humano de cada une de sus integrantes— son la clave del éxito de este bello grupo humano. Sus principios rectores establecen que, más allá de la competencia en términos carnavaleros, la cooperación, la solidaridad y el cuidado de las personas se tornan ejes claves de una sociedad que necesita de nuevas apuestas. Nuevas voces, nuevos tiempos, pero siempre: ¡Valores!

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¹ Angélica Beatriz Ramírez Abella nació en 1958 (65 años). Está formada en trabajo social (sin finalizar). Experta en racismo y afrodescendencia, género y gestión pública. y descentralización territorial. Integración al Grupo de jóvenes año 1973-1978 de la Asociación Cultural y Social Uruguay (ACSUN). Integración de la secretaria Ejecutiva de ACSUN (1984 a 1987). Integra el Concejo Editor de la Revista Mundo Afro.(1988). Cofunda Organizaciones Mundo Afro 1989. Impulsa el Grupo de Apoyo a la Mujer Afro (GAMA) 1989. Impulsa el Programa de Mujeres Negra de Mundo Afro. (1989) Delegada por Mundo Afro al Primer Encuentro del Cono Sur (1990). Delegada por Mundo Afro Al Encuentro Nacional de Organizaciones Afro (1990). Delegada al Primer Encuentro de Mujeres Negras ,Afrolatinas y Afrocaribeñas , República Dominicana, 1992. Delegada por el Cono Sur por la Red de Mujeres afrolatinas ,afrocaribeñas y de la Diaspora, 1992 al 2006. Jefa del Departamento de Mujeres Afro del Instituto Nacional de las Mujeres 2006 -2009. Directora Nacional del Instituto Nacional de las Mujeres 2010 -2014. Directora de descentralizacion (División de DDHH)2015 -2017. Directora de División de DDHH 2018 -2020. En 2018 fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Montevideo. Premiación Nelson Mandela (Ministerio de Educación y Cultura). Durante el 2021 Asesora del Municipio B. Es madre de cuatro hijas, abuela de ocho nietes y bisabuela de una bisnieta.

Dissidències

Normal soy yo

Texto por Ana Núñez 

Fotografía por Virginia Mesías

Esa noche yo decidí irme. Nos dijeron «será para otra vez, compañeros», y fue la vez que estábamos tan ilusionados. Era el año 1994. Pensé que íbamos a tener un cambio y yo había jurado que esa noche, si perdíamos, me iba a ir. La razón no estuvo relacionada con mi sexualidad —si bien los tiempos no eran iguales a los de ahora, afortunadamente no sufrí discriminación de ningún tipo—. Si la raíz de tu vida, que es tu familia, te apoya, te da confianza y te dice que el que te quiera, bien, y el que no, que marche, y que respetes para que te respeten, ya desde ahí se comienza a ser más madura. Nunca estuve pendiente de si me aceptaban o no. Si son mis amigos, me van a aceptar, no me van a juzgar si me ven feliz, si me quieren de manera sana: esto fue lo que tuve desde la cuna y desde la raíz. No sufrí tanto el tema porque en mi casa me educaron así, aunque cuando dije que me gustaban las chicas, que yo creía que era lesbiana, fue un asombro, obvio. A pesar de que yo soy de izquierda, mi padre era policía; nunca fue duro conmigo, no sufrí discriminación por su parte. En los noventa, a mis novias las traía a casa. Los tiempos estaban un poco revueltos, no hacía tanto que habíamos salido de la dictadura, preferían que yo estuviera en casa y no por ahí.

 

Pero estaba decepcionada con Uruguay, estaba entusiasmada con mi militancia de izquierda a pesar de que significara enfrentarme a mi padre. En aquella época creo que vivíamos todos con más fuerza. Recuerdo caminar por 18 de Julio en la ciudad de Paysandú, con Tabaré Vázquez al lado, e ir con el pecho tan grande, tan orgullosa, que se lo conté a todo el mundo. El llegar a la plaza Artigas y ver la gente, las banderas… Llegué a llorar, viví la política muy fuerte. Hay temas de los que uno no sabe ni entiende, pero, en ese tiempo, era la revolución en mi cuerpo lo que sentía: emoción, rabia, ganas. Hay cosas que son inexplicables.

El trabajo fue el motivo principal para emigrar. Soy aventurera y me gusta conocer cosas nuevas. Siempre trabajé en la cocina. Primero estudié tres años en el Instituto Gastronómico de Buenos Aires, de cocina internacional, para irme a España. Todo lo que quise, lo planifiqué y lo hice. Pasé por Buenos Aires a estudiar y reunir dinero, porque en aquel entonces no podía irme de un día para el otro; empecé de abajo. Viví allí seis años. Amo mi profesión y, a partir de ella, estudié sobre vinos, maridajes y fusiones, hice cursos de deshuesar jamón, por ejemplo, siempre dentro de mis historias de profesión. Yo creí que no iba a poder progresar en Uruguay como quería: soy ansiosa, no me gusta quedarme. Al día de hoy, sí que logré lo que quise, pero se sufre mucho, la distancia cada día es más dura. En la academia me decían: «Si querés ser alguien algún día, tenés que ser humilde, empezar de abajo. Vas a limpiar platos y a limpiar campanas y a limpiarle los zapatos a los cocineros durante diez años mínimo para empezar a subir», y eso es así. Nunca me creí que era una chef, o sea, un título no me hizo la profesión, la hicieron los años, el quemarme, el estar diez horas o doce horas con mesas de cien u ochenta comensales. Hay que ser muy dura y constante para llegar a ser alguien en algún momento.

 

Si damos un paso para atrás, lo que me dijeron en la academia me lo tomé en serio. Me lo tomé muy en serio y por suerte, porque fue así. Me recibí de chef en Buenos Aires en 2003, me fui y es verdad que el título no servía para nada sin experiencia. Soy quien soy gracias a la gente que me educó trabajando. Llegué a pasar mal y a estar en situaciones difíciles, varias veces quise volver y me di cuenta que acá lo tenía todo. Los inicios son difíciles y lo afectivo me llevó al extremo. Pero mi orientación sexual no me complicó en lo laboral, soy una persona que pone un límite entre lo profesional y lo personal y, veinte años después, habiendo enfrentado cualquier tormenta, soy jefa de una cocina con personal a cargo que implica, para mi forma de ser y pensar, tener que separar totalmente. Si quiero y necesito que se me respete, soy estricta y mi trabajo tiene que ser así, porque alguien impuntual, desprolija, que beba o fume durante su horario no corresponde.

 

No sufrí discriminación porque yo no lo permití. En mi casa no me manda nadie, en mi trabajo tengo jefes. Respeto ciertas normas sin involucrar mi vida personal. No me vinculo con ninguna persona del trabajo, mi vida privada es privada y puse una línea divisoria de la cual mi equipo no pasa, y yo tampoco. Sí sufrí una discriminación muy fuerte en mi vida personal, en una relación: diferentes clases sociales, una familia española frente a una inmigrante latina, trabajadora. Pero esa es otra historia.

Crónica de un deseo

Texto por Rodrigo Borda¹ 

Fotografía por Virginia Mesías

Siempre fui gay, desde mi cuaderno escolar con recortes de prensa de Tina Turner, pasando por bordar desde niño en secreto (que diga que bordo, no necesariamente significa que haya aprendido a hacerlo bien). Fue pensando en la historia de mi deseo que busqué sus primeras apariciones, y el viaje me remitió allí.

 

En la infancia es cuando comienzo a desear de manera abstracta. Abstracta quizás no sea el mejor adjetivo para indicar que esas fantasías eran sentidas como posibles realidades. Me proyecto coreando en grandes escenarios, aprendo canciones y, con la aparición del VHS, ensayo coreografías. Mezclado entre juegos y utopías de niño, al deseo lo ubico primero como pulsión, antes de convertirse en objetivos y objetos. Cuando la carga de inocencia va cambiando por experiencia, comienza a limitar y volver más concreto al objetivo/objeto del deseo.

 

«Siempre fui gay», significa ser predisidencias, prediversidad. La opción posible, no a mi alcance, era llamada closet. Desde antes de la pubertad me acompañó una etiqueta, no creo necesario hacer el ejercicio de recordar exactamente desde cuándo. Ya que lo importante es ahora resaltar que el deseo sexual es de aparición tardía dentro de los objetos/objetivos del deseo. Puedo identificar como un deseo fuerte y claro que la etiqueta, impuesta desde les otres, así como apareció, desapareciera.

 

Las etiquetas no hacen a las personas. Sí influyen en el desarrollo de la personalidad. La sexualidad estuvo presente mucho antes del deseo sexual, la asignación de les otres despertó mi curiosidad. La falta de referentes signaba la soledad, y las pocas referencias a la vista no eran muy optimistas.

 

Cierro los ojos y puedo recordar perfectamente la cocina a media tarde, el televisor Grundig Color, nuevamente un VHS y la sensación, que hoy podría asociar a un orgasmo, cuando Almodóvar con su Ley del deseo² me cuenta que existíamos. El nuevo mundo que me estaba mostrando no parecía Disney, pero estábamos en él y podríamos sobrevivirlo.

 

Ahora coexisto con una realidad que se va liberando de etiquetas, destinando su uso a lo reivindicativo. No soñaba de niño ni de adolescente con un objetivo tan concreto y alcanzado como los actuales «niveles» de naturalización de la diferencia. La lucha en colectivo hace vislumbrar victorias, el hecho de no existir más en soledad y en secreto no es reversible. Existen y se quedan referentes en todos los ámbitos de la sociedad. Esta revolución ya ocurrió. Podrán volver a variar los discursos y los usos de las etiquetas a lugares tanto imaginables como inimaginables, a lo que habrá que acompañar con atención como colectivo. Se actualizan mis deseos.

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¹Rodrigo Borda (Canelones, 1973) es Licenciado en Artes Plásticas y Visuales, Licenciado en Ciencias de la Comunicación, director de arte de cientos de publicidades, videoclips, cortometrajes y largometrajes nacionales e internacionales y docente de dirección de arte.

²Almodóvar, Pedro, director. Ley del deseo. El Deseo, 1987.

El dolor es una imposición, una construcción social

Texto por Thomi Berton¹ 

Fotografía por Virginia Mesías

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El dolor se percibe y se siente a diferente escala dependiendo del ser que lo carga, dependiendo de quién nos lo carga; por eso, hay diferentes maneras de sentir un mismo dolor.

Hay dolores que con el tiempo duelen menos y otros dolores que nunca se pasan.

Hay dolores que ayer nos desgarraron y hoy, tiempo después nos dan gracia.

Hay dolores físicos, hay dolores emocionales, hay dolores sociales, familiares y culturales.

Hay dolores fuertes, los hay también silenciosos, hay dolores que traemos de nuestros antepasados cual carga kármica, hay dolores profundos, dolores del alma.

Como dijo Cesar Vallejo en Los heraldos negros, hay dolores causados por los golpes que «abren zanjas oscuras/ son las caídas hondas de los Cristos del alma»

Somos hijes del dolor

El primer dolor que mamamos es el dolor del ser que nos trae al mundo. El dolor físico que acompaña al cuerpo a la hora del parto es, popularmente, el más conocido. Pero el dolor del parto va más allá del dolor físico genérico. Somos hijes del dolor de un parto no deseado, del dolor de un parto culposo, del dolor de un parto buscado, del dolor del parto por  «error», somos fruto del dolor de un parto calentito y también del parto hambriento, sediento y sucio.

Somos hijes del dolor, nos enseñan y nos adiestran bajo el mandato del sufrimiento. Nos imponen la obligación de aprender a resistirlo y cargar con él, aunque la fuerza del cuerpo no alcance y la pena nos desborde. Es el mismo mandato de sufrimiento el que nos lleva a situaciones extremas en las que la dolorosa cotidianeidad no se aguanta y el flagelo de terminarla y abandonar el sufrimiento nos trae realidades en las que el dolor impuesto termina valiendo más que la libertad y pesa más aún que la propia vida.

Venimos del dolor, nacemos con dolor, aprendemos que toda vida que valga la pena debe ser dolorosa y sufrida, nos creemos eso que nos dicen de chiquites, eso de que tenemos que sacrificarnos, idealizando nuestros dolores y miserias porque —según dicta el mandato— la vida debe ser sacrificio, porque nuestros ancestros se sacrificaron, porque nos enseñaron que el sacrificio, por más doloroso que sea, dignifica.

El dolor es discurso de victimización y es método de supervivencia, pero el dolor también es doctrina. Esta doctrina proviene de la tradición cultural judeocristiana en la que el sacrificio doloroso asegura el lugar en el paraíso, en la que los dioses se han sacrificado derramando su sangre por la humanidad y esta debe devolver ese sacrificio y dolor para honrarles, discursos que llenan las arcas de las instituciones religiosas que se convierten en espacios de opresión a las comunidades más débiles.

Este concepto permea toda la cultura que genera constantes dolores a la otredad sin medir la magnitud de ellos, hasta creando un discurso de odio que busca subordinar a quien es sujete de ese discurso y sacarle de la clase para colocarle fuera de toda clase, convirtiéndole en une desclasade o paria generando el dolor de no pertenencia.

El dolor da miedo, viene del miedo, se alimenta de las creencias impuestas y de las carencias que nos enseñan a cargar con dolor, pero sin motivarnos ni compartirnos las herramientas para salirnos de ellas. Nos acompaña durante toda nuestra vida y en el trayecto de esta sin importar las creencias, la raza, la etnia, el género, la edad u orientación sexual.

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Pedimos y deseamos llegar al ocaso de nuestras vidas sin él. Morir sin dolor, morir en calma, morir antes de doler. Para muches, hablar de la muerte es llenarse de miedo al pensar que pueda pasar después. Para otres, la incertidumbre de partir es el miedo de no saber si cuando muera voy a sufrir. La muerte es ese dolor que nos acompaña toda la vida sabiendo que cada día que vivimos nos acercamos más al final o a lo que creemos que es el final y, como nos enseñaron que la muerte es dolor, nos genera miedo; es a raíz de ese miedo es que aparece otro dolor, el enemigo, el tiempo: «Oh dolor, oh dolor, el tiempo come la vida» dice Charles Baudelaire en El enemigo. El tiempo, entonces, se vuelve aún más doloroso sabiendo que nos va quitando vida y no podemos detenerlo, pero sí aprovecharlo, animándonos a destruir las creencias impuestas, rompiendo el miedo a la o las muertes, haciéndonos fuertes desarmando lo que la sociedad ha armado para generar dolor, resistiendo, resiliendo, racionalizando lo impuesto y, de esa forma, romper ese miedo que causa dolor.

El primer dolor al que me enfrenté fue gracias al miedo impuesto, tan impuesto como ese mismo dolor. Dolor hijo del mandato que te hace sentir la presión, la obligación de deber ser. Deber ser lo que nos imponen, lo que quieren y esperan que seamos, esclavos del deber anhelando el poder ser.

De chiquita, adoraba bañarme de short bajo el chorro de agua de la manguera que colgaba en la cuerda de ropa, esos días de verano que sofocaban el pueblito de Tarariras, allá por los años dos mil y pico.

Todo estuvo bien cada verano hasta los cinco o seis años. Ahí conocí mi primer dolor, intentaban convencerme de que antes «no pasaba nada» porque era una niña chica y mi cuerpo «era igual al de mi sobrino», pero que a partir de ahí me estaba haciendo grande y debía comenzar a tapar mi cuerpo. «Los nenes no tienen tetas, por eso pueden estar sin remera. Las nenas no pueden mostrar las tetas, está mal».

Con esas justificaciones que mi entorno había aprendido y creía correctas, entendí que debía aprender a «ser nena» porque me enseñaron que eso debía ser. Me obligué a forzar mi esencia, quien yo realmente era, lo que me hacía feliz, lo que me daba vida, lo que me gustaba.

 

Hasta los doce años jugué a la pelota cada mañana contra la pared del frente de casa, a veces, cuando estaba con mi sobrino y hermano mayor o cuando los demás niños del barrio no me molestaban, también me animaba a pelotear en la canchita del baldío, donde me sentía libre cada vez que pisaba.

Insistí mucho para que me dejen hacer fútbol en algún cuadro del pueblo, pero fue a los doce cuando entendí que el no era porque «yo era nena», «el futbol es cosa de hombres» y «mirá si te pegan». Nunca más quise jugar a la pelota, a veces la levantaba en el fondo de casa un rato, pero no quería que me vean.

Mi primer dolor fue impuesto, nadie me dejó ser. Pero es que nadie sabía que ser, sin importar en que piel, siempre está bien. Imposiciones sí, creencias, miedos. No justifico a mi entorno, pero tampoco lo culpo ni lo condeno. Ellos, al igual que yo, aprendieron lo que les enseñaron, con las herramientas que tuvieron.

La sociedad se esconde tras un mandato de réplica que nos quiere formar con su molde a todes por igual, incluso desde antes de nuestro nacimiento, para que seamos un número más, una copia del anterior.

Como personas trans, tenemos el gran desafío de interpelar los mandatos tradicionales y obligatorios de la hegemonía patriarcal, cuestionar los privilegios, buscar espacios de reflexión y de deconstrucción de la matriz patriarcal, generar herramientas de autocuidado para quienes aún hoy por estos mismos mandatos, no pueden expresar su identidad de género. Como personas trans, debemos ser capaces de percibir y reconocer los desafíos para un cambio estructural.

 

La sociedad dictamina que tode aquelle que se salga de lo esperado, del molde que la matriz crea y multiplica, será libre solo con la fortaleza de ir contra la estructura toda, pagando de por vida el doloroso precio del ser por querer y no por imposición, y quien no tenga las herramientas, la fuerza y valentía de ir contra el gran monstruo también será condenado al dolor de por vida, pero con un dolor más inmenso aún, el deber ser para encajar, aunque eso signifique dejar de ser une misme y despedirse de la felicidad.

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¹Activista, militante por los Derechos Humanos, transfeminista, poeta popular. Integra Corpora en Libertad, una red de trabajo con personas LGBTIQ+, privadas de libertad.

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Autoficción: hacia un teatro introspectivo y estético

Texto por Sergio Blanco

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Fotografía por Virginia Mesías

En esta oportunidad, hemos elegido entrevistar a Sergio Blanco (1971), dramaturgo y director teatral franco-uruguayo. Algunas de sus obras son Kiev, Opus sextum, Kassandra, Tebas Land, Ostia, La ira de Narciso, El bramido de Düsseldorf, Cuando pases sobre mi tumba, Memento mori, entre muchas otras. Nos cuenta acerca de su vivencia respecto a la identidad y a la belleza, y su relación con estos conceptos en la vida y en la creación artística.

 

Sobre las multiplicidades del yo

 

Me multiplico porque me gusta reproducirme al infinito. Me gusta la idea de saber que puedo ser varios a la vez, es decir, que hay varias versiones distintas de mí. Me da seguridad pensarme de forma múltiple.

Siempre digo que el yo no existe, sino que lo que existe es una multiplicad infinitas de yoes. Tengo la convicción de que no soy uno, sino varios o varias. Algo así como si estuviera integrado por las distintas piezas de un puzle. Y te diré algo más: las distintas piezas de un puzle que no encajan necesariamente entre sí. Esto último me seduce mucho, me gusta sentirme dislocado, desarticulado, desvertebrado. Es por esto mismo que la noción de individuo no me atrae mucho: no me siento un ser indivisible, sino todo lo opuesto, es decir me siento un ser divisible en mil pedazos. La noción del estallido me parece hermosa. Me gusta mucho sentirme un ser divisible en mil pedazos que incluso entran en contradicción. Detesto la idea de la unidad o de la coherencia del ser. Siempre repito que mis diferentes yoes de alguna manera están en permanente colisión entre sí.

 

En ese deseo de multiplicarme al infinito, me gusta la idea de dar con esos yoes oscuros que también me integran. Tengo muchas zonas oscuras y me gusta muchísimo ahondar en ellas. Desde niño siempre pensé que la oscuridad era tan interesante como la luz. En estos días, por ejemplo, estoy pensando en escribir un texto en donde me pueda inventar en tanto que asesino, no sé, tengo ganas de experimentar el horror de quien comete un crimen. Pienso que debe de ser algo fascinante. Y entonces pienso que imaginarme como criminal me va a permitir experimentar un nuevo yo que nunca he probado aún.

 

Pensar en la belleza dentro del proceso creativo

 

No sé si soy yo quien piensa en la belleza o si es ella quien piensa en mí. En todo caso, la belleza está siempre muy presente en mi escritura, en mis puestas, en mis trabajos, en mis clases, en mis semanarios, en mis conferencias. No sé mucho lo que es la belleza. Y, al mismo tiempo, tengo bien claro lo que es. Con la belleza me pasa lo mismo que le pasaba a San Agustín con el tiempo cuando decía que sabía perfectamente lo que era pero que se sentía incapaz de explicarlo. Yo también sé lo que es la belleza, pero me siento incapaz de definirla o de explicarla. De todos modos, me gusta tratar de alcanzar la belleza, me gusta aspirar a ella, tender hacia ella.

En mi último texto, Zoo, en un momento el personaje de la veterinaria Rozental le pregunta a mi alter ego: «¿De dónde viene esa obsesión por la belleza?», y mi alter ego le responde: «Es algo que nos obsesiona a todos, ¿no?». Yo creo que todo ser humano está obsesionado o habitado por la idea de la belleza. Creo que uno de los sentidos de la existencia es tender hacia lo bello. Ahora bien: ¿qué es lo bello? No tengo idea. Y sin embargo lo sé reconocer sin ningún problema.

 

La idea de la belleza en el proceso de escritura está ahí, en algún lado. Mientras estoy trabajando —ya sea escribiendo o dirigiendo—, de golpe, algo en mí me dice: «Eso es bello». Y entonces lo registro. Es como si hubiera algo en mí que es capaz de detectar lo bello. Inmediatamente lo comparto con mis equipos y con mis colaboradores. Es algo que aparece de golpe, que no siempre es provocado o buscado. Es muy extraño. Te diría que es algo que acontece, que se produce de pronto, y, una vez que aparece, lo que hago es concientizarlo para que podamos darnos cuenta. El surgimiento de la belleza es como una especie de epifanía: es algo que sucede de golpe. Por eso siempre digo que cuando escribo o cuando dirijo, me es sumamente importante poder estar muy concentrado para ser capaz de poder detectar esa belleza con precisión y rapidez.

 

La belleza es siempre una convención, pero que, paradojalmente, no tiene reglas claras. Y es por esto mismo que no es algo fácil de lograr o de alcanzar. Es una verdadera paradoja: se trata, sin lugar a dudas, de una convención, pero sin reglas. Por otro lado, yo creo que nunca trato de desconfigurar nada, al contrario, te diría que todo mi trabajo es tratar de configurar. Por eso mismo, ni bien siento que estoy ante algo bello, inmediatamente lo que hago es configurarlo.

 

El cuerpo, la sexualidad, el arte y la belleza

 

La tríada entre cuerpo, erotismo y sexualidad es extraordinaria. Es como si fuera una especie de Santa Trinidad en donde se dan cita tres entidades fascinantes que están condenadas a entrelazarse hasta el infinito. Y es cierto que en mis textos el cruce del cuerpo, el erotismo y la sexualidad es una constante, pero ¿cómo no abordar esta tríada a la hora de buscar hablar de los seres humanos? Creo que el cuerpo es lo que nos contiene —una especie de continente—, que el erotismo es la manera en que este cuerpo se organiza y que la sexualidad es una de las posibilidades de articularlo. Y si bien, como mencioné anteriormente, no sé mucho definir lo que es la belleza, sin embargo, sí soy consciente de que la belleza tiene mucho que ver con todo lo que es continente (es decir, forma), organización y articulación. Esto es lo que hace que, a mi entender, la belleza, que es muy frágil, tenga tanta importancia en el ser humano. A mí me resulta imposible hablar de las personas sin evocar estos temas que son constructores de nuestras subjetividades y de sus múltiples experiencias, es decir, constructores de relatos.

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Fotografía por Masiar Pasquali

El miedo a morir y perder la belleza del cuerpo material

 

Creo que sí, que todos tenemos estos dos miedos, ¿no? Quien no tiene miedo de morir, que arroje la primera piedra y quien no tenga miedo de perder la belleza de su cuerpo —porque todo cuerpo tiene su belleza propia—, que se arroje entonces a sí mismo una piedra. Me parece que todos tenemos estos dos miedos y creo que está bien que así sea. Tenerle miedo a la muerte quiere decir que tenemos ganas de estar vivos. Y eso es algo positivo. El tema es que, al mismo tiempo, que tenemos que aprender a vivir con ese miedo, paralelamente tenemos que prepararnos para la muerte porque tarde o temprano, la muerte será una cita ineluctable. Y entonces ahí es en donde cada uno tiene que ir elaborando, de forma muy personal, este asunto de cómo prepararnos para esta cita. En lo personal, voy tratando de que ese miedo vaya disminuyendo y que, poco a poco, vaya siendo reemplazado por otras cosas como, por ejemplo, la curiosidad.

 

Y en lo que se refiere a la pérdida de la belleza del cuerpo, también es algo que de a poco hay que ir aceptando. Yo no utilizaría la idea de la «pérdida», porque no creo que la belleza se pierda, sino que utilizaría la idea de la transformación. Me gusta pensar en la idea de que la belleza de un cuerpo se va transformando en otra cosa. La aparición de los signos o de las marcas del pasaje del tiempo en un cuerpo tiene algo muy bello. Pero es algo que hay que ir contrayéndolo, pensándolo, elaborándolo. Y entonces la idea de pérdida —que siempre supone una idea de dolor o desgarro—, puede ser reemplazada por la idea de transmutación o de conversión, que son ideas hermosas. ¿Y si dijéramos, por ejemplo, que el cuerpo no pierde su belleza, sino que la transforma? El cuerpo podría ser de esta manera un espacio metafórico, es decir, un territorio que acepta la noción de la mudanza en sí mismo.

 

El registro de la búsqueda de la belleza en la obra de arte y su recepción

 

Yo estoy absolutamente convencido de que la búsqueda de la belleza queda para siempre grabada en el ADN de toda obra de arte para que esa pesquisa sea retomada mucho tiempo después por el receptor que se enfrenta a esa obra. Cuando contemplo una pintura rupestre de hace miles y miles de años, siento que, poco a poco, me empieza a llegar desde un tiempo muy lejano la belleza que buscó la mano de la mujer que realizó esa pintura en las cavernas. Y cuando escucho un fragmento de (Claudio) Monteverdi me sucede lo mismo. O cuando miro un cuadro de (Joseph Mallord William) Turner. Cuando me enfrento a una de sus telas, voy dejando que la belleza del mar que Turner buscó en su pintura pueda pasar a mi cuerpo. Y cuando leo un poema de Idea Vilariño, me dejo impregnar de esa búsqueda de belleza que la poeta alcanzó al enhebrar las palabras. La experiencia artística es dejar que la búsqueda de la belleza de otros logre pasar a nuestro cuerpo. Por eso mismo, siempre insisto en que toda experiencia artística es algo absolutamente corporal: mi cuerpo por medio de mis sentidos recibe y hospeda el trabajo de otra persona. Es algo extraordinario, ¿no? Creo que de esta manera el arte logra inmortalizar la belleza, es decir, la va pasando de un cuerpo a otro cuerpo por los siglos de los siglos. El arte, de este modo, podría ser el único antídoto contra la muerte de la belleza, ¿no? Podríamos decir que el arte es lo único logra volver inmortal a la belleza. La belleza del lenguaje de Virginia Woolf ahora vive en mí y mañana vivirá en las hijas de nuestras hijas. Amén.

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Fotografía por Virginia Mesías

Vellesa, ètnia i doloritat

Text per Fernanda Olivar. Fotografia per Mariela Benítez

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Els qui tenim el privilegi de comptar amb les nostres àvies sabem que la vellesa no és pas una etapa fàcil. Les meves àvies són adultes més grans de 82 i 92 anys, dones negres que van néixer a principis de segle passat al si de famílies submergides en la pobresa estructural, que van créixer envoltades de mandats de gènere i expectatives socials constringents que les van obligar a assumir responsabilitats adultes encara sent infants. Totes dues només tenen pocs anys de primària cursats, saben llegir i escriure, van començar a treballar sent nenes, als nou anys més o menys, en «casa de família». Una va aconseguir desenvolupar un ofici i fins a jubilar-se com a modista, l'altra va continuar realitzant tasques de cura en forma precària fins al final de la seva vida econòmicament activa. Una va ser mare als quinze, l'altra als trenta.

 

Tot i emportar-se només deu anys de diferència les seves vides van prendre rumbs ben diferents ja que, malgrat tenir un origen similar, les oportunitats que se'ls van presentar van condicionar desenllaços dissímils per a una i altra. Avui dia, les cares reflecteixen el cansament d'aquelles vides plenes de resiliència. Les seves mans són mapes de vida, als seus cossos aconsegueixo cartografiar experiències.

 

A la família veiem com el benestar psicològic de les àvies va minvant a mesura que familiars, fills, filles, amigues —és a dir, el grup de referència— es va absentant, el paisatge social es torna desèrtic i, mancant haver tingut la possibilitat d'escollir i desenvolupar un projecte de vida sobre la base de motivacions i interessos propis, les persones adultes grans no aconsegueixen conquerir una adultesa plena.

 

La quotidianitat de l'adult gran —necessitats, demandes i desafiaments— és l'absència de les polítiques socials, fins i tot des de les anàlisis que incorporen la dimensió etària. En analitzar les dades poblacionals de l'Uruguai, es pot veure clarament un component infantil i jove sensiblement més gran a la població afrouruguaiana que a la resta de la població, marcada per les desigualtats d'accés a serveis essencials, una adultesa on això es consolida com a situació i que fa que les velleses afro tinguin una menor esperança de vida en general.

 

És urgent pensar en accions de reparació per als qui, havent començat a treballar des de petits, en condicions de precarietat laboral extrema, sense drets socials, sense proteccions laborals, avui s'enfronten a la necessitat de continuar treballant per sostenir-se, ja que no van generar durant la seva vida econòmicament activa aportacions jubilatories. Avui dia són poques les organitzacions de la societat civil que aglutinin les persones grans, la majoria dels qui estan organitzats són persones de referència per al moviment social però és molt poca l'organització que inclogui entre les seves files i accions polítiques directes la veu de la gent gran de la comunitat.

 

Algunes de les reivindicacions se centren en la millora de la qualitat de vida, l'atenció en salut mental, el gaudi de drets sexuals, la seguretat social i l'autonomia econòmica. A la vellesa afro, a més, cal tenir en compte les conseqüències del racisme estructural a l'autoestima, a la construcció identitària, que, sumat l'edatisme propi de la nostra cultura i entrecreuat amb les problemàtiques de gènere, repercutirà de maneres diferencials en dones, barons i dissidències racialitzades.

 

La negació social del racisme estructural, la seva relació amb el sexisme i la condició de classe condiciona la doloritat amb què vivim i experimentem la vida les dones afro durant tot el nostre trajecte vital. Diu Vilma Piedade que el masclisme és racista, amb ell intervé la raça i la classe i, quan no aconseguim veure aquesta imbricació, la sororitat se'n va i queda la doloritat.

 

Avui tinc les àvies vives, encara que sense gaire motivació per resistir l'existència. Les seves poques alegries radiquen a veure la seva descendència dempeus, prenent la posta que ens lliuren i obstinades a continuar conquerint drets, dreçant-nos, orgullosament negres, per les que van estar i les que vindran.

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¹Al llibre Doloridade, de l'escriptora afrobrasilera Vilma Piedade, s'analitzen experiències que comporten dolors comuns de les dones negres per estar sustentats en el teixit de poder raça/ètnia-classe-gènere. És, per tant, el dolor causat pel racisme el que agermana les dones racialitzades, distingint les seves experiències de les dones no racialitzades, i analitza des d'allà el poder transformador d'aquestes vivències comunes com a aprenentatges esdevinguts en estratègies cap a la lluita antiracista.

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La supervivència del transfeminisme davant del feminisme

Text per Laura Martínez Novas. Fotografia per Mariela Benítez

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Quan parlem de transfeminisme, estem parlant de la branca del feminisme que parteix de les accions de les identitats dissidents del gènere assignat en néixer. Per tant, el transfeminisme és, fonamentalment, un moviment per i per a dones trans les que consideren el seu alliberament intrínsecament vinculat al de totes les dones i més. Creu en la noció que hi ha tantes maneres de ser dona com dones al món, sent lliures de prendre les nostres pròpies decisions sense sentir-nos culpables. Per això, així plantejat, una dona trans pot ser part del feminisme? Una mirada trans diu, juntament amb Simone de Beauvoir, que una dona no neix, es construeix. És possible que, en la memòria col·lectiva, aquest pensament no sigui compartit íntegrament, per tant, seguim en la lluita dins les mateixes femineïtats.

 

Resinifiquem el concepte de “dona”. Dona no és únicament qui té genitals femenins, perquè aleshores invisibilitzem la construcció masculina dels homes trans posant-los al calaix de la femineïtat, negant així la identitat de gènere autopercebuda masculina. Pensem a «dona» com la construcció d'una identitat de gènere i/o expressió de gènere, independent de la genitalitat.

 

El feminisme, com una identitat social i política, ens abraça a les nostres lluites, encara que no comparteixi amb nosaltres els interessos en la seva totalitat. Tot i així, el moviment transfeminista comparteix alguns reclams amb el feminisme quant a salut, educació, habitatge, economia, violència, etcètera.

 

Sobre el tema salut, les persones trans tenim alguns reclams diferents del feminisme en general, la salut de la femineïtat trans s'interseccionalitza i té particularitats de tots dos gèneres. Per exemple: la salut dels barons trans ha de tenir en compte que tenen cossos amb capacitat de gestar. És un aspecte que moltes vegades no es visibilitza, per la qual cosa queden desemparats des de la legislació. Pel que fa a la violència, les dones trans som assassinades a tot Llatinoamèrica i el Carib només pel fet de ser femineïtats dissidents, per trair el clan masculí i convertir-nos en dones. L'odi transfòbic del patriarcat porta els assassinats i aquí les interseccionalitats juguen un paper important, perquè si s'és afro, pobra, indígena entre d'altres, aquests números augmenten.

 

El transfeminisme va arribar per mostrar les particularitats d'una lluita que, si bé és cert que el feminisme va obrir, té les seves pròpies realitats i requeriments específics. En aquest sentit i davant de l'àmplia varietat de feminismes, alguns abracen les lluites trans. Altres són transexcluents. En aquest darrer cas, els discursos d'odi, en especial cap a les dones trans per no haver nascut amb genitalitat femenina, busquen invisibilitzar la nostra lluita, tornant-se molt violents.

 

Aquests discursos d'odi des d'aquest feminisme radical —encara que sabem que des del feminisme hi ha una resistència a anomenar-los feminismes— les dones trans no tenim lloc en el moviment. Per al transfeminisme resulta difícil la inclusió al moviment feminista. Alguns vessants del feminisme inclouen el trans, però no escolten la seva veu, només es realitza un acompanyament passiu. També hi ha altres feminismes que inclouen i escolten la seva veu, incorporant els seus reclams. Un clar exemple d'això ho vam tenir a la campanya per la Llei Integral per a Persones Trans, en què el feminisme va treballar, recolzant aquesta conquesta de drets tan important per a la població trans.

 

Com a dones trans, hem après que la nostra seguretat moltes vegades depèn de com ens veiem. Com més desapercebuda passem, com menys es nota la nostra identitat per veure'ns com a dones cisgener, aconseguim més acceptació, però això també exigeix a les dones trans viure en una constant tensió entre allò exigit per l'heterocis-normativisme i el que cada dona vol aconseguir a la seva construcció. En el món capitalista on vivim, això depèn del nivell econòmic de les persones trans que, com sabem, pertanyen a les classes més baixes, per la qual cosa es genera una gran angoixa i un distanciament entre el «deure ser» i el « voler ser». Aquesta exigència d'una societat que estigmatitza, violenta i discrimina és un flagell que les dones trans pateixen diàriament.

 

No obstant això, aquesta perfecció imaginària que volem assolir per respondre als paràmetres esperats i ser acceptades no sempre és real. Possiblement, respongueu a antigues pors culturals, hem de repensar que aquesta perfecció pot jugar en contra d'aquelles que no tenen la possibilitat d'aconseguir-ho. Des del nostre lloc, és important continuar visibilitzant i sostenint la nostra lluita, que és la de totes.

 

La situació avui és que el feminisme i el transfeminisme han de caminar de la mà i lluitar alhora, perquè en el context actual geopolític, on els discursos religiosos d'odi predominen, els feminismes i el transfeminismes tenen un mateix objectiu: la lluita contra el patriarcat que pren els llocs de poder per oprimir-nos.

 

És per això que a cada instància de lluita pels drets adquirits i altres oblidats, ens importa sentir-nos acompanyades per les feministes, involucrant el seu suport a les nostres causes. I és així que hauríem de seguir caminant i no qüestionar ni ser qüestionades en cap de les noves postures, encara que el debat ha de ser permanent per posicionar les lluites i així, eradicant els feminismes transmisògins, aconseguir una força i més veritable força d'unitat.

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Laura Thaís Martinez Novas és de Canelons. Coordinadora Nacional dels Referents Territorials del Col·lectiu Trans de l'Uruguai.

Cursa estudis de Treball social a la Facultat de Ciències Socials.

És cap de Departament en Xarxa de Museus per a Patrimoni i Cultura a la Intendència Municipal de Canelones.

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És culpa del cos

Text per Julio Boffano / Fotografia per Mariela Benítez 

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Autor del llibre Conèixer-me em va fer lliure

    La segona accepció de la Reial Acadèmia Espanyola, defineix el cos com un «conjunt de sistemes orgànics, organitzar-se per funcionar interrelacionadament i amb interdependència. Aquest és el primer punt bàsic que cal destacar: el cos és relacional. Des de la primera infància parlem de reguladors emocionals, afectius i relacionals dels nostres cossos, que quedaran a la memòria del que vam aprendre a ser i fer en relació a com les altres persones ens van tocar, van cuidar, van alimentar i, en el meu cas també, per exemple, van abusar i violar. Ja en els primers anys de vida aprenem a no decebre aquelles persones que considerem importants, ja que necessitem aprovació, amor i afecte per desenvolupar-nos socialment. El cos ho sap i ho recorda, però la bona notícia és que es pot reconstruir, precisament perquè les relacions i els vincles permeten el canvi, si és que optem per la reconstrucció.

    Les memòries són implícites i també tenen a veure amb com ens van dir corporalment que ens van estimar. Aprenem la manera de compartir i comunicar-nos des del nostre cos, per això és molt important triar i decidir com compartim amb les altres persones, amb qui volem fer aquest procés i fins on, perquè ho fem tot amb el nostre cos i és des d'aquesta memòria que cal anar deconstruint. Aquí  entren els impactes del que concebem i percebem, així com les construccions culturals de com ha de ser un home, una dona o una mare, sense deixar gairebé espais per a les dissonàncies i dissidències._cc7819 -3194-bb3b-136bad5cf58d_

    _cc781905-5cde-3194-bb3b-136bad Quan et sentiu malament? Quan et sentiu culpable? Culpable de què? De no correspondre al que et van adjudicar? De no complir amb el que et van dir que havies de ser o amb el que vós mateix et vas convèncer que havies de ser? Al llibre, dedico un capítol sencer a la culpa perquè és una mesura de control del poder hegemònic que fa que cada cop et sentis més vulnerat i vulnerable. Hi ha una societat que et diu com ha de ser el teu cos i, gràcies a les lluites de molts col·lectius els darrers anys, s'han obert diversitats, també des del punt de vista dels cossos que som i habitem.

    _cc7819c els abusos que vaig patir sent nen. Aquest procés que explico al meu llibre Conèixer- me em va fer lliure , implica, per exemple, aprendre el lloc que té el cul a l'imaginari i en la realitat i la legitimitat d'home-mascle, és molt interessant recórrer les diferents dites i càntiques que hi ha sobre aquest tema.

    _cc781905-5cde-3194-bb3b-136bad Un se sent tacat, embrutat. La situació és molt complexa per a les dones, que han estat la gran majoria de les víctimes i que socialment, fins i tot avui, són acusades de ser còmplices indirectes dels abusadors. Però també és terrible per als barons. A les nostres societats masclistes, on és l'home qui domina, qui «la té més llarga», com s'assumeix públicament que un va ser abusat o violat? Com dir que un ho van vulnerar també des d'aquell lloc? Com un es mira a les cares dels altres sent un home abusat?

    _cc781905-5cde-3194-bb3bdd Solem creure que ens comuniquem amb les altres persones des del verbal, però, la major part de la comunicació és des dels nostres cossos amb el que és implícit i après de tot el que és corpori i sempre és present , conscient o inconscientment. 

    _cc781905-5cde-3194-bb3b-136 durant el procés cognitiu per a laprenentatge; aquesta «obligació» de neutralitzar el cos ha portat com a conseqüència que hi hagi tants nens, nenes i adolescents medicats. El desafiament serà el que ha passat durant aquests anys de pandèmia, on el cos va estar intervingut per les tecnologies de la informació i de la comunicació i veure com s'hi va construir, ja que som el cos que hem pogut anar construint i que ens van modelar , encara que, per sort, sabem i sentim que es pot desconstruir i canviar.

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    _c78d condiciona totes les persones, com passa amb altres religions. Cal recordar que el principal òrgan sexual és el cervell i la sexualitat és l'energia que ens mou, i aquesta és un concepte diferent del sexe en general i en particular de les visions cosificades i genitalitzades que existeixen en la majoria dels cristianismes.

    _cc781905-5cde-3194-bb3bd la possibilitat d'obrir-nos perquè totes les persones tenim cossos diferents. És per aquest motiu que la diversitat és una riquesa i és l'única cosa natural. El cos és el nostre territori i l'autoconeixement ens obre a la compassió, solidaritat, altruisme, respecte i, en definitiva, ajudar les altres persones és l'únic camí de la interdependència i, per tant, a la felicitat. I això sí que és una elecció. La processó també va per fora, així que permetem-nos deixar de dissimular i exterioritzar el que sentim, alliberem-nos de les culpes.

_    i els que decideixo conservar. No necessitem el permís de cap institució per ser allò que som.

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Juli Cessar Boffano (Paysandú, Uruguai 1966)

Llicenciat en comunicació, expert en comunicació organitzacional. Docent universitari amb postgrau en Educació. Va estudiar filosofia, teologia, ciències socials, drets humans i polítiques públiques.

Periodista especialitzat en temes de migració. Investigador, consultor i assessor en comunicació a diferents organitzacions, entre elles agrupacions polítiques.

Regidor Municipal a Montevideo (2019-2024).

17 anys va ser seminarista, religiós i capellà jesuïta de l'Església Catòlica.

Militant i activista de drets humans amb acompanyament de persones i moviments

LGTBIQ+.

Es defineix com a migrant. Va viure 13 anys a Roma, un dels seus llocs al món.

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A la clandestinitat més absoluta

Text per Josefina González / Fotografia per Mariela Benítez  

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Les persones transvestits-trans hem construït la nostra identitat en la clandestinitat més absoluta. Aquesta afirmació no només fa referència al fet que no hem comptat amb referències històriques per mirar-nos, sinó que també hi ha hagut -5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_ de  anularnos,  desaparecernos;  obligandonos  a transitar els marges de la vida en societat, habitant llocs comuns, assignats pel simple fet de no haver complert els mandats que se suposava havíem de reproduir.

Transitar un món-sistema que no està construït per permetre'ns transitar lliurement els nostres desitjos és violència, constantment posar les nostres mortes. 136bad5cf58d_ contar  con  voces  representativas  en  primera_cc781905-5cde- 3194-bb3b-136bad5cf58d_ persona  en  els espais polítics

Quan per a la resta de les ciutadanes/us uruguaians/us va arribar la democràcia al 85´, per a les travestis-trans no va ser així.

Para  nosotras,  la  democracia  institucionalizada  llegaría_cc781905-5cde -3194-bb3b-136bad5cf58d_ recién  en el año 2005 cuando  la  primera  gestión_cc781905-5cde- 3194-bb3b-136bad5cf58d_ del  progressíssim deroga el decret de razzias que permetia que la policia ens portés detingudes per 24,48,76 hores-3 antojara,  para  ficharnos  como trabajadoras sexuales y de paso humillarnos, abusarnos, violarnos, pedirnos coimas a cambio de su «protección» i un si infi d'altres violències que es van permetre perquè no érem considerades ciutadanes mereixedores de drets.

La clandestinitat, en el nostre cas, no es redueix només a contextos polítics institucionals; sinó que responen, a més, a pactes, acords socials que tot el temps ens col·loquen en aquests llocs de subalternitat, de no legitimació, de la no veu, allò no possible, allò no desitjable.

Les persones som éssers més que complexos, no se'ns pot reduir a la simple genitalitat. Tot i això se segueix reproduint tot un sistema de vigilància i control sobre els cossos, les identitats. Todo está en orden cuando hay concordancia y correspondencia entre nuestra genitalidad, género, expresión de género  e  identidad  de_cc781905-5cde-3194- bb3b-136bad5cf58d_ género.  Pero  las  alarmas  suenan  y  los  sistemes_cc781905-5cde-3194-bb3bd a llocs dexposició i/o reconeixement social, polític, cultural.

Un exemple recent va ser tota la discussió que va suscitar la participació d'unes poques persones trans als passats Jocs Olímpics a Tòquio 2021.

 

"Per descomptat, no sóc totalment aliena a la controvèrsia que envolta la meva participació en aquests Jocs", va dir Hubbard després de sortir de la competició. "I, com a tal, m'agradaria donar les gràcies al COI, per, crec, afirmar realment el seu compromís amb els principis de l'olimpisme, i establir que l'esport és una cosa per a tothom. És inclusiu. És accessible.»

Recién   en   el   año   2004, _cc781905-5cde-3194-bb3b- 136bad5cf58d_ el  Comité  Olímpico  Internacional  (COI)  admite_cc781905 -5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_ la participación de personas trans  y pone como condición que hayan pasado dos años de  estas  haber_cc781905- 5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_ realizado    la  cirugía  de_cc781905-5cde-3194-bb3b -136bad5cf58d_ reassignació_cc781905-5cde-3194-bb3b-136bad 5cf58d_ sexual.  Es  decir,  si  su genitalidad se correspondía con su expresión de género i identitat de gènere podien participar. L'any 2015 van canviar les condicions d'ingrés i van ser una mica benevolents. Els/les atletes transgènere podien participar si els seus nivells de testosterona es trobaven per sota dels 10 nanomoles per litre durant els dotze mesos previs a la competició. A més, s'estableix que l'esportista que declarés que la seva identitat de gènere és femenina no podria canviar de gènere durant almenys quatre anys a efectes esportius. D'aquesta manera, es perpetua la vigilància sobre els cossos i les identitats, una vegada més, en ple segle XXI, les discussions fan focus en què tan home o dona són des del punt de vista físic, hormonal, cromosòmic, genètic. Però no som capaços de revisar les categories de competició-participació hegemòniques que responen al binarisme home-dona. És un clar missatge d'exclusió, d'«aquest no és el teu lloc».

L'exclusió ens porta a la clandestinitat, perquè el desenvolupament de totes les disciplines, fins i tot de les esportives, trayectorias  de  preparación,  y,  si  desde_cc781905 -5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d_ el  anem,_cc781905-5cde-3194-bb3b-136bad5cfes accedir a aquests llocs.

El desafiament segueix intacte, és ser capaços de construir un altre paradigma o, en paraules més poètiques,_cc781905-5cde-3194-bb3b-136bad5cf58d3 , activista, poeta Susy Shock :«ser una altra humanitat».

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1. Declaracions de Laurel Hubbard

https://ca.euronews.com/2021/08/02/desqualificada-la-primera-dona-transgenero-que-participa-en-un s-jocs-ol-impicos

Josefina González

Llicenciada en Ciències de la Comunicació - UdelaR- Universitat de la República.

Cursant Mestratge en Ciències Humanes opció Estudis Llatinoamericans, Facultat d'Humanitats i Ciències de la  Educació- UdelaR- Universitat de la República.

Activista Transfeminista

2018-2019 Una de les veueres de la Campanya Nacional per la Llei Integral per a Persones Trans.

Des de l'any 2006 ha treballat per al disseny, promoció i implementació de normativa i política pública que garanteixin els drets de les persones de les dissidències sexe-genèriques, fent especial focus en les identitats Trans.

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Hoquei i futbol

Text per Elena Solís / Fotografia per Virginia Messies

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    _cc781905-5cde-3194-bb3b-136ba El tema són les activitats extracurriculars. He de parar atenció. No obstant això, hi ha dates per a altres coses. Hi ha el family day, les dates pàtries, la kermesse dels liceals de quart que volen viatjar a l'exterior. “Passa diví”, asseguren les mares, així que una va fent-se a la idea que cal aconseguir-ho, “la meva filla ha de viatjar”, em dic. Hi ha les activitats per aconseguir que aquest viatge es dugui a terme, perquè és molt costós. No és només la kermesse, sinó unes quantes reunions prèvies per planificar tasques. Una quantitat d'esdeveniments destinats a ajuntar plata per ensenyar-los que, encara que els seus pares tenen prou diners, és bo fer un petit esforç per aconseguir les coses que es proposa. Però com que els pares no fan esforç, desconeixen aquest esforç, els nens no ho aprenen. 

    Totes les mares van portar quaderns, menys jo. Les mares estan acompanyades dels pares. Anoten coses als quaderns. Els pares els indiquen què anotar, que no us oblideu d'això i allò. 

    _cc781905-5cde-3194-bb3bd 136bad Però des que sóc lliure tendeixen a no mirar-me ni donar-me la paraula a les reunions de pares. És clar, jo mantinc la mà aixecada fins que no tenen més remei que fer un gest cap a mi per deixar-me parlar. M'aturo i pregunto en veu molt alta: 

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    _cc781905-5cde-3194-bb3b-136bad. Suposo que necessiten una explicació més, així que dic: 

    _cc781905-5cde-3194-bb3b-136 No sé si saben que aquesta és una de les millors hores que tenim les parelles per, aquí escullo un eufemisme “fer l'amor”, sobretot els caps de setmana. Perquè els dies de setmana cal aixecar-se d'hora per portar els nens a l'escola i després anar a treballar. I de tarda els nens estan desperts, són molt perceptius i si s'adonen que una es fica a la cambra generalment colpejaran la porta, busquen la manera d'impedir-ho. A més, de nit, després de la jornada laboral sempre hi ha milers de coses per parlar. En canvi, els caps de setmana estem més descansats i justament resulta que hem de portar els infants al camp d'esports. Ja és hora que les escoles deixin d'esforçar-se per soscavar la vida sexual dels pares o de les parelles que hagin conformat els pares. És evident, per un tema d'horaris i de càrrega horària, que fan tot el possible per no deixar-nos tenir sexe.” 

    _cc781905-5cde-3194-bb3b-136bad Com correspon a les seves funcions, la directora ho trenca. Diu que aquesta escola sempre s'ha manejat així, que els pares estan conformes amb aquesta manera de funcionar, després repeteix canviant una paraula: els matrimonis estan conformes, mai no s'ha plantejat aquest tipus de qüestió. És clar, ella sap que jo no tinc un matrimoni. 

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    _cc781905-5cde-3194-bb3Ladc Així que tots s'aixequen de les seves cadires. Agraeixen a les autoritats del col·legi pel que sigui que ells sentin que han d'agrair. “Gràcies, gràcies, gràcies” s'escolta diverses vegades. 

    _cc781905-5cde-3194-bb3bdAdd. Però el tema no m?interessa. Estan planejant un te de mares. És una reunió bianual que se suma a tota l'agenda apretada que implica el col·legi dels meus fills. És un te de mares per grau, així que per mi són dos tes de mares, als quals no penso anar-hi. Per a altres són sis o set. 

    _cc781905-5cde-3194-bb3bba Corro cap a ella.

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Elena Solís, Montevideo, 1968.  Escriu des que va aprendre a escriure. L'any 2000 va començar a conservar els seus escrits amb algun ànim seriós però incert. Elena Solís”. Ha participat en nombroses antologies de contes i recentment de poesia. Va tenir algunes mencions en concursos literaris. La seva narrativa va ser publicada a diversos mitjans. Va coordinar i coordina “No és per a tant, escriure és una aventura amb poc risc de vida”, espai de creació literària que va adoptant diverses formes segons les necessitats dels participants, inclosa ella. fills.  Es va enamorar diverses vegades, però mai com ara. Viu amb quatre bípedes i tres quadrúpedes. Aquests éssers que l'envolten, l'amor, alguns somnis, fantasies i enuigs constitueixen l'eix de la seva literatura.  

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Solís, Elena, "Jo volia ser Elena Solís", pròleg de Laura Freixas, Madrid, Col·lecció Opera Prima, Edicions Turpial, 2015, 1era edició.

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La veu darrere del silenci

Per: Alejandra Collette Spinetti Núñez

Shhhhhhhhhhhh, va ser el mandat patriarcal, masclista, heteronormat i milic que tants anys va mantenir les identitats trans, en el dolorós silenci d'amagar-se, d'amagar la seva veu a les pensions del carrer Maldonado. als barris de la perifèria, agrupades en famílies trans d'elecció, compartint un mat o unes coques fregides. Només podien sortir, emmascarades, el dia com a “Reines de bulevard a la nit”.

Aquell silenci de Boulevard del dia, a les nits s'omplia de veus i sons de tacs corrent, escapant de la razzia per amagar-se als jardins frondosos d'aquelles cases que somiaven però que no habitarien mai.

Travestis fetes amb silicona industrial i oli d'avió perquè era l'única possibilitat davant de la pobresa: siliconar-se per ser el que sempre van desitjar. Ser, per a elles, era una cantonada. Per a elles, ésser, era una cantonada de Boulevard, amb fred, calor, pluja, vent, sang i tacs. En aquests racons foscos van conquerir la veu darrere del silenci.

Aquestes silenciades amb noms i sobrenoms de què avui només tenim algun record, sense saber-ho van posar la seva corpa a la lluita. Les senderes de Boulevard estaran, per sempre, marcades per la por i el dolor. Herència del patiment per un amor romàntic que no els pertanyia, perquè els homes als quals aspiraven feien servir aquests cossos per al plaer, pagaven pel servei, no per construir les seves vides amb les putes transvestits de Boulevard. -136bad5cf58d_

 

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Durant els anys de dictadura i fins al 2005 existia a l'Uruguai l'anomenat “edicte de razias”, que permetia a militars i policies aturar i empresonar totes aquelles persones, en especial homes que notaven “amanerats” o “travestits”, per atemptat violent al pudor. Emparats en aquest edicte s'empresonaven les persones que, sota la percepció oficial, eren els “rars” o “travestits” i se'ls “fitxava” sota el rètol de “pederasta passiu” el que generava un antecedent penal que no els permetia, entre altres coses, sortir del país. Aleshores, moltes companyes trans sortien del país amb documents falsos o simplement creuaven il·legalment les fronteres a la recerca d'una vida millor i més lliure. Tot i que els països veïns també estaven en dictadures, tenien mirades diferents cap a la població lgtb. D'aquestes dones, poques van tornar al país i moltes van estar cooptades per xarxes de tràfic i segrestades en prostíbuls il·legals, moltes altres van ser trobades mortes o assassinades.

 

Quantes d'aquestes dones, de les quals no sabem res, perquè els registres no incloïen la variable travesti, van ser presoneres, van ser torturades, usades i abusades a les casernes i comissaries. Quantes d'aquestes dones avui segueixen silenciades, sense foto, sense reconeixement, sense nom, sense un carrer, un espai que els de veu. Quantes d'aquestes dones trans, avui segueixen silenciades pel patriarcat masclista, quantes avui tenen veu en espais privats, però no als espais públics?.

El poder dominant continua silenciant les dissidències genèriques sense permetre l'accés als espais de privilegi. Espais que defineixen una frontera insalvable. Espais que són, sempre, per a les veus dels qui no són trans, pobres, afro, discapacitats.

Avui Boulevard continua sent un lloc de treball sexual trans, d'aquelles dones que són expulsades a l'adolescència de les seves famílies, perquè és millor silenciar que acompanyar, però també de les migrants que arriben a Uruguai somiant amb el paradís trans, somiant amb una feina , amb estudis on no hi hagi bulliyng, somiant amb un país d'oportunitats. En arribar es troben amb una cruïlla. Un país, on el marc legal d'avançada queda a l'abstracció del marc legal i no a l'accés real.

Foto: Mariela Benitez

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Foto: Mariela Benitez

Les persones transmigrants, afro, pobres, en situació de discapacitat, no escolaritzades, encara segueixen silenciades i en aquesta transeccionalitat moltes vegades el passatge pels centres penitenciaris continua sent gairebé obligatori. La forta i pesada marca de la presó a les persones trans, deixen seqüeles difícils de superar i que quedaran no només a la pell sinó a la salut mental. La conseqüència immediata és el carrer i la prostitució a un país que demana antecedents penals per a l'ingrés laboral.

Els silencis són històrics, silenciar la dissidència és una pràctica que es repeteix al llarg del temps. Encara avui tenim països a Llatinoamèrica i el Carib on l'homosexualitat i més encara la identitat de gènere trans és condemnada amb presó. Les veus darrere aquests silencis encara continuen presents. La nostra gran venjança és resistir, és ésser, és sentir-nos feliços sent honestes en una societat deshonesta. Avui dones i homes trans, persones queer, de gènere fluid, no binaris, seguim lluitant per fer sentir la veu i trencar amb el silenci dolorós que les nostres antecessores van viure en carn pròpia i tot i així, van resistir. Avui seguim lluitant per acabar aquest silenci. Trencar el silenci a la ciutat i que a l'espai d'aquest boulevard -que per a la comunitat trans es va convertir en un lloc polític de lluita- porti una marca de record, de valoració a tots aquells que van posar el cos i la corpa en la lluita.

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Foto: Mariela Benitez

Profa. Alejandra Collette Spinetti Núñez

 

Professora de literatura Consell d'Educació Secundària

Directora Nacional de COL·LECTIU TRANS DE L'URUGUAY

Secretària General de CORPORA EN LLIBERTAT

Integrant del COMITÈ DE GOVERN DEL FONS INTERNACIONAL TRANS

Assessora per Uruguai de la XARXA IBEROAMERICANA D'EDUCACIÓ

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