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  • Foto del escritorPiel Alterna

Esta vida de la poesía

Por Virginia Mesías



Dice el autor en alguna página de Parte del relámpago, última obra publicada de Jairo Rojas Rojas, poeta venezolano (Mérida, 1980) con varios años ya de vida poética en Montevideo. Historia del Arte (Universidad de los Andes), Dios Dorado (editorial independiente), La casa inmaterial (acción de música y poesía) y un vasto conocimiento de la Literatura latinoamericana, son algunas estaciones del trabajo intelectual y artístico de Jairo. La Colección Camino sinuoso (de Astromulo, editorial que integra el colectivo Sancocho) acerca con su nombre, tal vez sin saberlo, un hilo intuitivo que hilvana los momentos de este poema único y extendido en ritmos e imágenes, momentos de un periplo a través de montañas y ríos, familiares y fantasmas, recuerdos y presentes, ausencias y rezos que convocan el espacio íntimo del silencio y la música, de la búsqueda de sí mismo y del otro que nunca es un extraño:


escribo porque me vuelvo a preguntar:

¿quién soy? ¿qué hago acá?

mi vida fue hermosa porque fue contradictoria

y porque perdí todo

para verme solo frente

al impacto de las olas



Jairo Rojas Rojas / Foto: Virginia Mesías


Así, en abril de este año, llega un libro difícil de abarcar o contener en unas pocas líneas de prosa crítica. Porque “estoy embrujado de espejos por todos lados” dice Rafael José Muñoz en uno de los epígrafes que abren la marcha de Parte del relámpago. Marcha aguda y lúcida, que podríamos sentir se inició ya en Pasear lunático y sus tres secciones de versos que escuchamos sonar desde una geografía apenas dibujada pero sí reconocible como nuestra, cercana. Marcha lunática que dialoga hasta hoy con tantos habitantes de este mundo y del otro, de nuestro continente estrujado que no calla y encuentra en la poesía una apuesta válida y honda:


Hay un viento que escribe/ también


Sobre las ruinas de una ciudad andina, frente al río herido,

o detrás, o arriba, no se sabrá. Y su voz hace círculos sobre círculos

en los caminos más viejos y solos


para que alguien se detenga como un astro


que mira los ojos del caminante y su pasear lunático,


¿que de este mundo no es?



Es el viento que escribe

sobre los cuerpos


acompañados


de silencio


(fragmento de Pasear lunático, tercera sección del libro homónimo)




Foto: Virginia Mesías



Los cuerpos son inevitables como los ríos que nos llevan, como la cordillera invisible o perdida, como la tierra que nos esconde para luego brotarnos desde el silencio de una naturaleza estruendosa. Porque esta vida de poesía convoca y continúa clamando suave y sostenido ahora desde este nuevo título imposible, vivísimo e instantáneo, fuego o resplandor hecho libro en partes que es recorrido por una voz que viaja y, por supuesto, busca. Busca quizás esa parte de luz, de presencia que falta (difícil tarea interpretar desde una zona ajena a este tiempo de memoria).


¿de mi pasado con el que me golpeaba la frente?

¿de mi destino que implica excavar el disimulado ayer?

pero ahora estoy en todas partes

mis huellas primero marcaron el cielo

todos los soles adentro de mi

el mundo vacío se llena adentro de la cámara oscura de mi corazón

así escribí para irme de la tierra que arde


Y este relámpago peregrino, desde su propia intensidad, construye tal vez el puente hacia una patria recién descubierta y necesaria, recién creada y personal que se despliega en un discurso poético que nos integra en un pasado compartido, en una patria que también es territorio simbólico, más acá de límites políticos, más acá de lenguas y hábitos, es verso y canto, retrato y cuerpo, mapa, camino y acuerdo. De ¿qué otra forma podía ser?


todo se dirige a los primeros padres

gracias

esta vez no me dirás adiós

esta vez no lanzarás mi cuerpo al sol de la tarde

con rabia

porque juntamos nuestras calaveras sin miedo

y sentí paz en el atardecer de hoy

ahí me encontré para encontrarte



Foto: Virginia Mesías


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