Texto y fotografía por Virginia Mesías
Versos en Vena
Una mujer/ se despide mesa mantel vino/ por medio/
de lo que pudo ser/ le consta/que no tiene más ganas/
del absurdo.
“Los símbolos precisos” de Nancy Bacelo
No me quiere, no me quiere, no me quiere, no y no parecen decir algunas margaritas empecinadas y altaneras últimamente. Pero por suerte, para circunstancias adversas existe la escritura, existen los versos, las imágenes y su poder creador, o no.
Encuentro a Nancy Ghan una mañana de martes muy temprano en un Café; llega puntual, ágil y sonriente. Le llevo de regalo una foto-postal y le pregunto si conoce… (al fotógrafo, iba a decirle) y me responde espontánea: “¡¿A quién enviársela?! Sí!” Nancy trae sus temas con ella. Imagino que viene a responderme sobre lo que adelanté: la estructura de su libro Biología, sus secciones, por qué escribir poesía amorosa hoy, yo le pregunto por el deseo, y por sus sombras, claro, por la contradicción. Porque en Teoría literaria I, el profesor Jorge Medina Vidal, nos decía que en Literatura el amor se da por contradicción y que el mejor lecho nupcial para el amor, en Poesía, es la muerte. Pero qué hacer con el otro cuando sigue vivo, por qué no concluirlo también, o tal vez convocarlo, una de dos, o las dos, quién sabe.
Nancy es Licenciada en Bioquímica y en Laboratorio Clínico por la Facultad de Ciencias y la Facultad de Medicina respectivamente, su área de especialidad es el diagnóstico molecular en salud humana; tiene un posgrado en Biotecnología, Industria y Negocios; también se especializó en Propiedad Intelectual. Participó del proyecto “Quiero ser científica”, desarrollado por OWSD Uruguay con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos para las vocaciones científicas en mujeres uruguayas de entre 16 y 18 años. También participa en concursos que se ocupan de divulgar la ciencia a través de la poesía, el último fue en México; generalmente son abiertos, llevados a cabo por organizaciones científicas (por ejemplo, el Instituto de Neurociencia de Holanda), o por otras especialmente enfocadas en llevar la ciencia al público en general. Yo saco notas y pienso: ¿Cuál es el lugar de la mujer hoy en la ciencia? ¿Cuál es el lugar de la mujer hoy en la poesía? ¿Y en el amor? ¿Cuál es el lugar de la mujer hoy? Punto.
En uno de estos concursos de poesía y ciencia, Nancy se centró en nuestro proceso visual desde un tratamiento lírico: “nunca vemos lo que realmente hay, lo contrastamos con lo que sabemos, con nuestras experiencias previas que inciden en la percepción”, me dice. Y allí me explicó de los tálamos (palabra poética y romántica si las hay), núcleos ubicados en el cerebro, por allí pasan las señales que finalmente se convierten en imagen. Señales, términos poéticos, imágenes, entremos entonces en Biología (Rumbo, 2021) porque ya en su Preámbulo denominado Nociones elementales la autora dirá:
Escribo de lo que sé.
(…)
Escribo de lo que entiendo.
(…)
Escribo de lo que amo y de lo que odio.
(…)
Escribo de lo que quiero decir a gritos…
Entonces qué sabe, qué entiende, qué ama esta voz, qué tiene para decirnos, para gritar. ¿Por qué publicar un libro de poesía en este tiempo?, le pregunto: “Porque cumplí 40, mi primer poemario fue de 2019, aún no está editado”; las décadas, el tiempo, los procesos de vida y de creación, nuestra edad adulta, pienso. Y este poemario, imagino, tratará (como define la Rae) de los seres vivos, de su estructura y funcionamiento, de la evolución, distribución y relaciones; no son temas menores! Y resulta interesante cómo llega un descargo de responsabilidad ya en el tercer texto, Disclaimer: pero ¿quién se libera de las respuestas que debería dar? ¿el otro? ¿la propia voz deliberada?
Si venís a buscarme
tené cuidado
…
Cansados de malentendidos
pusimos portero eléctrico.
En la segunda parte del libro denominada Alimento me pregunto si efectivamente devoramos al otro (vuelvo sobre esa clave poética de Eros y Thanatos unidos por la contrariedad) o es solamente un reflejo, un instinto de protección por afán de supervivencia, o se trata de asimilarlo en un proceso de nutrición, por ejemplo en Bendición del alimento: me entrego/ al hereje placer de beber/ tu cuerpo. “Los animales buscan la efectividad en la pareja” comenta Nancy; entonces: ¿por qué nosotros no?, son varias preguntas que se van sumando y tal vez mejor dejar las respuestas para el final, o no. Pero a su vez al catador en Aprendizaje lo servimos en la mesa (¿lo devoramos o lo servimos?) y hay en esta sección carnes, especias, aromas, texturas, saliva, aullidos… quizás la unión vaya por otro lado. En el poema denominado La oralidad se expresa el goce, el placer que se mezcla con las sensaciones físicas y con la corporalidad: La lengua intrusa obró la maravilla./ …/ Mientras/ mis ojos se cerraban/ se iban hacia dentro. No perdamos de vista la búsqueda de uno mismo, el placer individual cuando Quimerismos comienza con un dedo de fuego, estratégico, significativo que hace pensar en el gusto propio, en la autosatisfacción porque se abre camino entre mis piernas pero luego aparece un tú: Tuyo es el núcleo, mía la cubierta. Es que ¿siempre hay otro? ¿o no siempre? El placer: ¿es con el otro? ¿Dónde se ubica el deseo femenino? ¿Seguimos deseando a partir de un tu? ¿A partir del encuentro? ¿Y qué tan hábil es ese tu para desearnos?
Cuando llegamos a “Fisiología y patología”, tercera sección, encontramos un epígrafe de Lina Meruane (Santiago de Chile, 1970) que puede hacer pensar justamente en el deseo solitario, en el placer sin el otro (cuando ese tu anhelado se presenta como ausencia), o simplemente en el goce sin historia de amor necesaria: Inflammatio. Inflames. En llamas. Ardor sin romance. En un fragmento de Moebius aparece un aprendizaje, la experiencia que lleva a la voz poética a transformarse, endurecerse quizás, y ubicarse en otro lugar:
aprendí y me hice experta
en el sofisticado arte
de no esperar nada.
…
Porque el primer calor en la piel
anuncia un invierno gris plomo
me hice maestra de las cortezas
y las pieles impermeables.
Pero si todo vuelve a pasar y de igual manera, ¿por qué entonces reincidimos? ¿por qué entonces escribimos para quien no nos lee? “Porque escribimos para nosotros mismos pero luego tenemos por delante el dictamen de encontrar al otro”, me aclara la poeta. En “Fisiología” confiamos en el instinto para concluir que “nadie llega solo a nada/ mucho menos al amor.” Por lo que se vuelve sobre la relevancia del encuentro aunque, en algunos casos, sea adverso, fatal, doloroso. 22 poemas dice:
Y llueve.
Y le escribí
veintidós
putos
poemas
que no leyó
que no leerá.
Selección natural y otras teorías evolutivas es la cuarta y última parte en la que la autora arriesga en Némesis: Yo quiero ser de las que pasan/ se detienen un breve instante/ siguen impolutas. Y se atreve con lo indecible en Nuestro cuando incendia cunas: Voy a dar a luz/ aunque afuera esté oscuro, poema que nos recuerda un verso, lujuria de madre, de los comienzos del libro. Y, a su vez, se vuelve invencible en Adaptacones biológicas: Me quiebro/ y me rearmo/ en un abrir y cerrar de piernas. Y hablando de poder femenino, al final de nuestra conversación, me adelanta sobre un proyecto poético nuevo, un poema centrado en los senos femeninos y su vínculo con el mundo: “en ellos están los receptores vinculados al placer sexual más expuestos que tenemos, sensibles y poderosos, y en la vida de una mujer de repente aparecen, irrumpen”; quizás por allí esté el inicio de un nuevo libro, quién sabe. Por eso mismo, para saber, qué mejor que cerrar con un “Manifiesto”:
Voy a salir vestida de loca
de cortesana, de abortera
de bruja, de enamorada
de todo lo que temas.
Comments