Texto por Fernandx Barrios¹
Fotografía por Virginia Mesías
Disidencias
Hace ya un tiempo pienso al amor como un dispositivo hegemónico que opera como aparato de clausura de otros modos de afectarse con otrxs. Un dispositivo político heterosexual y reproductivo que se pretende como único modo de estar juntxs, invisibilizando sus efectos de sufrimiento, e incluso mortíferos: los feminicidios bastan para dar cuenta de ello, aunque se pongan a cuenta del odio, que no es sino su otra cara.
En otro espacio² escribí:
Parto de la hipótesis de que el amor romántico es un dispositivo, en el sentido foucaultiano del término, es decir:
[…] un conjunto resueltamente heterogéneo que compone los discursos, las instituciones, las habilitaciones arquitectónicas, las decisiones reglamentarias, las leyes, las medidas administrativas, los enunciados científicos, las proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas […]. Por dispositivo entiendo una suerte, diríamos, de formación que, en un momento dado, ha tenido por función mayoritaria responder a una urgencia.³
Y si continuamos con la cita:
Así, el dispositivo siempre está inscrito en un juego de poder, pero también ligado a un límite o a los límites del saber, que le dan nacimiento pero, ante todo, lo condicionan. Esto es el dispositivo: estrategias de relaciones de fuerza sosteniendo tipos de saber, y sostenidas por ellos.⁴
Fue así que el texto de Sáez, El amor es heterosexual⁵, no hizo sino confirmar que no estaba tan descaminadx. Luego de un encuentro feminista porno-punk en Donosti, organizado por (en ese entonces Beatriz) Preciado, Sáez constata una celebración del amor generalizada que le llama la atención y le hace pensar:
[…] si la retórica del amor no es sino otro discurso y otra práctica más que hemos adoptado desde el régimen heterosexual. En todo caso, es un discurso totalmente inofensivo y domesticado, algo que no molesta en absoluto al sistema patriarcal y homófobo. Por el contrario, los bollos, las maricas e incluso los trans son mucho mejor digeridos y aceptados cuando tienen pareja («qué chicos más sanos, ya no son promiscuos») y sobre todo cuando proclaman «su amor» («fíjate qué majos, se quieren; son como nosotros»). Como decía Foucault, lo que molesta al poder no son las relaciones homosexuales, sino la amistad. Es decir, la posibilidad de crear redes de amigos, apoyos, afectos, solidaridades, difíciles de localizar, que escapan al control social y que van más allá del modelo binario individualista o liberal: «pareja- amor- matrimonio».⁶
No creo que sea casualidad que, en esta cita, primero Foucault habla del «afecto, la ternura, la amistad, la fidelidad, la camaradería, el compañerismo,» y recién luego del s´aimer —que yo traduzco por quererse, no por amarse— y que caracteriza como: «Relaciones de intensidades múltiples, de colores variables, de movimientos imperceptibles, de formas cambiantes». Incluso también en De la amistad como modo de vida, Foucault no parece necesitar del amor para recubrir la experiencia de placer que une a dos hombres.⁷
En un trabajo anterior que llamé Los afectos como política de lo subjetivo⁸, decía:
Como han señalado- desde sesgos diferenciales en cada caso- Laurent Berlant, Nicolas Cuello, Mariela Solana, Ann Cvetkovich, Sara Ahmed y muchxs otrxs hay una dimensión política de los afectos o como prefiero decir: una economía política de los afectos invisibilizada por esta matriz heterosexual, burguesa, blanca, eurocentrada-colonial.
Se tratará por otro lado, como señala Helena López en el Prólogo a La política cultural de las emociones de Sara Ahmed⁹, de resistir cierto voluntarismo queer, voluntarismo que yo llamaré ingenuo. No para anclarnos en un determinismo sino para incluir potencia y disminución de potencia, posibilidad e imposibilidad, en nuestras existencias en afectaciones múltiples.¹⁰
Dado el escaso espacio del que disponemos, dejaré por aquí apenas estos apuntes sobre un asunto que, creo, deberíamos seguir problematizando para evitar repetir modos de existir que otrxs han pretendido deseables, otrxs que no cesan de desconocernos.
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Referencias bibliográficas
¹ Practica el psicoanálisis, artista visual y curador. Persona no binaria.Coordina Zona Degenerada y es miembrx del comité editorial de e-dicciones Justine de la École lacanienne de psychanalyse. Es ex docente en del Colegio de Psicoanálisis Lacaniano de México y ex asistente del Departamento de Psicología Médica de Facultad de Medicina. Integra Ori, colectivo de investigación en espiritualidades no católicas y psicoanálisis. Integra el staff del FAC (Fundación de Arte Contemporáneo), de Cooltivarte, sección Campo contemporáneo, y de Revista Relaciones donde reseña literatura en sección Legenda. Algunos de sus libros son El sótano y otros cuentos (2005), Desaforismos, apócrifos y otras herejías (2008), Parto de gallina (2006), Desamorados o del tiempo perdido (2009), entre varios otros. Algunas de sus muestras y exposiciones son: Desaforismos, apócrifos y otras herejías. Alliance Francaise de Montevideo (2008), Angélicos- Intervención Museo de las Migraciones (2012), Arte degenerado. Curaduría;Colección Engelman-Ost. (2015), 30 años de democracia. Actos públicos, actos privados. Curaduría Jacqueline Lacassa, Punto de encuentro MEC (2015), Delinkink Salomé, Espacio Cibils (2017), entre muchas otras.
² Barrios, Fernandx. Ñácate [revista web]. 2022. Recuperado de: <http://www.revistanacate.com/articulos/heterosexualidad-del-amor-fernando-barrios/>.
³ Foucault, Michel. Dits et écrits, vol. III. París, Ed. Gallimard, 1994, pp. 229-231.
⁴ Ibid, p. 231.
⁵ Sáez, Javier. «El amor es heterosexual». El cuerpo queer. Subvertir la hétero-normatividad. Buenos Aires. Ed. Letra Viva, 2015.
⁶ Ibid. p. 2.
⁷ Hablo aquí del vínculo que une a dos hombres porque a ello se refiere Foucault, pero creo que vale también para otros vínculos no cisheteronormados.
⁸ Barrios, Fernandx. Los afectos como política de lo subjetivo. Ñácate [revista web], 2020. Recuperado de: <http://www.revistanacate.com/articulos/de-los-afectos-como-politica-de-lo-subjetivo-fernando-barrios/>.
⁹ Ahmed, Sara. La política cultural de las emociones. México, UNAM, PUEG; 2015.
10 Barrios Fernando. Los afectos como política de lo subjetivo. op cit, p. 2.
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